Usted está aquí: jueves 8 de marzo de 2007 Mundo Conjeturas y dudas por la muerte de periodista y analista militar ruso

Iván Safronov pudo haber sido asesinado: versión

Conjeturas y dudas por la muerte de periodista y analista militar ruso

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscú, 7 de marzo. El periodista y analista militar Iván Safronov, muerto el pasado viernes en extrañas circunstancias, recibió hoy sepultura en el cementerio Javanskoye de esta capital, mientras la procuraduría rusa afirma carecer de pruebas para hablar de asesinato y, a la vez, tampoco tiene la certeza de que se trató de un suicidio.

Queda una posibilidad intermedia -el asesinato encubierto como suicidio-, que podrá aclararse sólo dentro de un mes, cuando se conozcan los resultados de todos los análisis, incluido un estudio histológico que se considera clave para determinar si había, en la sangre y órganos internos del fallecido, restos de veneno o sustancias sicotrópicas capaces de ejercer una fuerte influencia sobre su mente hasta obligarlo a saltar por la ventana.

El diario Kommersant, donde trabajaba Safronov, publicó este miércoles que la procuraduría no descarta la hipótesis de la inducción al suicidio, después de que ninguno de los testigos que han rendido testimonio -varias decenas de familiares, amigos y colegas- pudo mencionar un solo motivo eventual para que el periodista resolviera quitarse la vida.

En cambio, las últimas siete personas que hablaron con él, la mayoría por teléfono, coincidieron en señalar que lo notaron "algo raro, distinto a como era, demasiado lacónico, apático y como ausente en sus respuestas a preguntas concretas".

El periodista, según dio a conocer Kommersant, desde mediados de febrero estaba preparando un reportaje sobre esquemas poco transparentes de venta de armamento ruso en Medio Oriente mediante empresas fantasma domiciliadas en un tercer país.

Horas antes de morir, Safronov avisó a la redacción del diario que ese mismo día mandaría un primer artículo sobre el tema, que nunca llegó.

El analista militar, que no era un declarado opositor al Kremlin pero sí un implacable crítico de la corrupción en el ejército y de la venta ilegal de armas a otros países, comentó a varios compañeros de trabajo que durante su reciente viaje a Emiratos Arabes Unidos, donde cubrió como enviado de Kommersant la feria mundial de armas IDEX-2007 en Abu Dhabi, consiguió evidencias de que Rusia encontró la forma de suministrar a Siria cazabombarderos SU-30 y a Irán complejos de misiles antiaéreos S-300.

Dijo también que, en ambos casos, las entregas se realizarían mediante triangulaciones por medio de empresas bielorrusas para reducir el riesgo de que, si algo salía mal, Moscú fuese acusado por Occidente de incumplir sus compromisos internacionales de no armar a esos países.

De acuerdo con los datos obtenidos por el periodista, subraya Kommersant, Rusia se comprometió, adicionalmente, a vender a Siria otra partida de cazas SU-29, sistemas de misiles Pantsir-1 y misiles tácticos Iskander-E, estos últimos capaces de batir desde territorio sirio objetivos prácticamente en cualquier punto de Israel.

Safronov era consciente de la bomba informativa que tenía entre manos y tranquilizó a sus amigos al aseverar que por ahora no iba a publicar nada, sobre todo después de que se le advirtió que sí lo hacía habría un gran escándalo internacional y, esta vez, el Servicio Federal de Seguridad (FSB, dependencia sucesora del KGB soviético) le fincaría responsabilidades penales por revelar información clasificada como secreto de Estado.

Por su parte, el gobierno de Bielorrusia desmintió que sirva de tapadera para el suministro de armas rusas a Medio Oriente, y calificó la información de Kommersant de "provocación infundada".

El tema no es nuevo aquí. A comienzos de 2005, en un texto de investigación que llevaba varias firmas, entre ellas la de Safronov, Kommersant documentó que Rusia consideraba la posibilidad de vender a Siria misiles Iskander-E, lo que generó fuertes presiones sobre el Kremlin de parte de Estados Unidos e Israel para que no se concretara la entrega de ese armamento.

El propio presidente Vladimir Putin, durante una visita posterior a Israel, confirmó que se habían realizado negociaciones al respecto entre Moscú y Damasco. "Los militares rusos estaban dispuestos a vender misiles Iskander a Siria, pero en mi calidad de jefe de Estado prohibí dicha transacción", aseguró entonces Putin.

 
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