Usted está aquí: lunes 12 de marzo de 2007 Estados Sida, motivo de superstición en Hidalgo

Atribuyen a ''hechicería'' la muerte de varios infectados; estigmatizan a comunidad

Sida, motivo de superstición en Hidalgo

CARLOS CAMACHO CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Habitantes de la comunidad de Chiapa, municipio de Xochiatipan, Hidalgo, estigmatizada a raíz del fallecimiento de varias personas a causa del sida Foto: Carlos Camacho

Ampliar la imagen Pobreza, desempleo y carencia de servicios de salud y educación son las constantes en esta región de la Huasteca hidalguense Foto: Carlos Camacho

Xochiatipan, Hgo., 11 de marzo. La comunidad Chiapa, de 533 habitantes, fue estigmatizada por localidades vecinas, que propagaron que ''todo el pueblo'' está infectado con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) desde que, entre 2000 y 2005, murieron cuatro integrantes de una familia a consecuencia de síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

Alfredo, de 19 años de edad, perdió a sus familiares por esta enfermedad, según información oficial, pero asegura: ''Ni mis jefes, ni mi hermana ni mi sobrinita murieron de eso. Pa' mí que murieron de otra cosa que aquí todo mundo conoce: fueron hechizados. A ver, ¿por qué yo estoy sano y no tengo lo mismo?''

En Pachuca, la capital, la Secretaría de Salud (Ssa) estatal tiene otro diagnóstico. Prueba de ello es el caso del hermano menor de Alfredo, Juan, de ocho años, quien en 2005 fue internado en el Albergue Ser Humano de la ciudad de México, donde cursa tercer año de primaria y recibe tratamiento especializado para el virus de la inmunodeficiencia humana.

En septiembre de 2005 la Ssa reconoció que en la entidad existían 971 casos de VIH acumulados desde 1983, cuando se registró el primer contagio, aunque según el Centro Nacional de Prevención del Sida el total era de mil 224 personas.

Las cifras aumentaron en 2006, cuando el Consejo Nacional de Población registró en Hidalgo mil 114 personas infectadas con VIH, entre ellas tres integrantes de las fuerzas armadas.

El sector salud sostuvo entonces que de enero a julio de 2005 sólo se habían reportado 21 nuevos casos, de los cuales 16 se detectaron en Chiapa.

La Ssa afirmó que el problema se acentuaba en el corredor industrial Tula-Tepeji, mientras que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), dio cuenta de 180 casos en la región Huasteca, de los cuales 80 se localizaron en Huejutla, 21 en Xochiatipan y 20 en San Felipe Orizatlán.

El caso de Chiapa fue el más difundido, pues perecieron cuatro personas de una misma familia (padre, madre, hija y nieta). Los pueblos cercanos comenzaron a aislar a los vecinos de Chiapa, pues se dijo que ''todo el pueblo tenía sida'', recordó Antonio, abuelo de esa familia en pobreza extrema.

David, tío de Juanito, aceptó que desde que se supo el problema de sus familiares "la gente no nos miraba bien. Cuando íbamos a una reunión, apenas nos levantábamos de la silla y luego luego iban al río a lavarla bien o la limpiaban con un trapo mojado, dizque pa' que no se contagiaran del mal que teníamos nosotros''.

Eso sí, como su sobrino Alfredo, negó que sus parientes murieran de sida.

-¿Entonces cómo se explica que su sobrino Juan esté en México recibiendo tratamiento por ese mal?

-Pus la mera verdá no sé. Pero aquí nadie se ha muerto de esa enfermedad que ustad dice.

Chiapa es una de las más de 400 comunidades de la Huasteca con ríos, vegetación exuberante, caminos de terracería (algunos instransitables), escuelas unitarias sin maestro, unidades médicas rurales sin doctor ni medicamentos, desempleo o trabajos mal pagados y creciente miseria.

Don Antonio trabaja en la molienda de caña para producir piloncillo o aguardiente y cumple turnos de ocho horas por la noche, pero sólo labora 24 horas a la semana, por las que recibe una paga de 300 pesos. La cosecha de caña de azúcar apenas dura dos meses al año. Así que, en suma, gana mil 200 pesos en dos meses.

-¿Y el resto del año?

-Pus a la milpa a sembrar maíz, frijol... Apenas pa' comer.

De la enfermedad de sus familiares no quiere hablar este hombre que entiende español, a diferencia de su esposa, María Sabina, que todo lo dice en náhuatl, como la mayoría de los lugareños, porque aquí hablar español es un privilegio.

Antonio, tío de la familia, está seguro de que sus parientes murieron ''de hechicería''. Incluso cuenta que cuando su cuñada murió, en la noche alguien fue al panteón y con trozos de un vestido azul envolvió un brazo del cadáver, que fueron a dejar ''aquí a la casa de mis suegros''.

Alfredo, hermano de Juanito, reforzó esa teoría y sostuvo que en Chiapa, como en el resto de Xochiatipan, la práctica de la hechicería es ''cosa común'', ya sea para curar o ''pa' hacerle daño a la gente''.

Eso sí, todos coinciden en que cuando murieron sus familiares se propagó la idea de que ''aquí en el pueblo todo mundo tenía sida, cuando no es cierto''.

Información del Sector Salud indica que el primer caso de sida en Chiapa se detectó en 1996. En 2005 la cifra fue de 16 infectados, la mayoría de entre 20 y 28 años de edad, todos dedicados a tareas del campo. Pero el INEGI dio cuenta de 21 enfermos. La principal vía de contagio fue la sexual y, en tres casos, la perinatal.

 
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