Usted está aquí: lunes 12 de marzo de 2007 Mundo Entre disturbios y elogios a Uribe transcurre visita de Bush a Bogotá

Unos 25 mil uniformados para el operativo de seguridad; más de 120 detenidos

Entre disturbios y elogios a Uribe transcurre visita de Bush a Bogotá

Agradece el presidente colombiano el apoyo del gobernante estadunidense al Plan Colombia

Ofrece el jefe de la Casa Blanca impulsar ley migratoria especial para los colombianos en EU

JORGE ENRIQUE BOTERO CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Manifestantes enfrentan a policías antimotines a la llegada del presidente George W. Bush a Bogotá Foto: Reuters

Ampliar la imagen Saludo entre los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y de Colombia, Alvaro Uribe, ayer en la Casa de Nariño, sede del gobierno colombiano, con la imagen de Simón Bolívar al fondo Foto: Reuters

Santafe de Bogotá, 11 de marzo. En medio de disturbios que dejaron más de 10 heridos y 120 detenidos, el presidente estadunidense George W. Bush concluyó esta tarde su breve parada de siete horas en la capital de Colombia, tercera escala de su gira por América Latina.

El mandatario estadunidense llegó al aeropuerto El Dorado a las 12 del día y se desplazó en automóvil hasta la Casa de Nariño, sede de gobierno, donde lo esperaba el presidente Alvaro Uribe, considerado el principal aliado de Estados Unidos en la región. En el trayecto de Bush, a la altura de la Plaza de Toros, miles de manifestantes que coreaban "¡Fuera Bush, asesino!" fueron dispersados por efectivos antidisturbios con gas lacrimógeno luego de fuertes enfrentamientos en el transcurso de la mañana. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, también portaban pancartas en reupido a la visita, así como enormes muñecos con la figura de Bush, que fueron quemados en medio de tambores, cantos y consignas nacionalistas.

Las siete horas que estuvo Bush en Bogotá estuvieron marcadas por un cinematográfico operativo de seguridad, iniciado la semana pasada, que involucró a más de 25 mil miembros de la policía y el ejército, dos decenas de aeronaves de la fuerza aérea, vehículos blindados y tanques de guerra, centenares de francotiradores apostados en edificios del centro de la ciudad y un numeroso contingente de agentes secretos de Colombia y Estados Unidos.

No obstante el impresionante despliegue de seguridad, varios sectores céntricos de la ciudad se vieron afectados por las acciones de manifestantes que incendiaron banderas estadunidenses y atacaron a la policía con piedras y palos. Al caer la tarde la Defensoría del Pueblo reportó la detención de 127 personas, 20 de ellas menores de edad. Los choques entre manifestantes y policías dejaron también 10 personas heridas.

Mientras la ciudad vivía un atípico domingo, marcado por la desolación de sus calles solitarias, los presidentes Uribe y Bush sostuvieron una larga conversación privada, interrumpida por un tumultuoso almuerzo en la sede de gobierno, que culminó con una rueda de prensa de los dos mandatarios.

Al terminar la rueda de prensa, en la que sólo fueron permitidas cuatro preguntas, analistas locales coincidieron en que la visita de Bush a Colombia tenía como propósito principal el respaldo a Uribe en momentos en que varios escándalos relacionados con los vínculos entre políticos uribistas y narcoparamilitares sacuden a esta nación sudamericana.

Bush dijo a los periodistas que confiaba en la independencia de la justicia colombiana que actualmente investiga a senadores, importantes funcionarios del gobierno y militares de alto rango, acusados de celebrar pactos con jefes de las bandas de ultraderecha y capos del narcotráfico. También elogió a Uribe, a quien siempre se refirió como "mi amigo", por su "lucha contra el narcoterrorismo". Sin embargo, el mandatario estadunidense se rehusó dos veces a contestar si Estados Unidos insistirá en pedir la extradición de los principales jefes paramilitares que negociaron su desmovilización con el gobierno.

Los dos presidentes, que se reunían por undécima vez, se comprometieron a impulsar en los congresos de sus respectivos países la aprobación de un Tratado de Libre Comercio que ya fue firmado por ambos, a finales del año pasado.

También anunciaron que continuarán adelante con la segunda fase del Plan Colombia, a través del cual Washington aporta casi mil millones de dólares anuales en ayuda militar a esta nación sudamericana.

En cuanto al espinoso tema de los tres estadunidenses contratistas del Pentágono que están en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Bush se limitó a decir que le preocupa la situación de los rehenes, quienes el pasado 13 de febrero cumplieron cuatro años de cautiverio en las profundidades de la selva amazónica. Agregó que respalda los esfuerzos de las autoridades colombianas para conseguir el regreso a casa de las personas que actualmente están en manos de la guerrilla, a la espera de un acuerdo de canje por casi mil guerrilleros presos. Este asunto ha sido motivo de agudas polémicas, pues el gobierno ha anunciado que no dejará de intentar un rescate de los secuestrados por la vía militar. Familiares de los rehenes colombianos y de los estadunidenses aseguran que un rescate militar es equivalente a una sentencia de muerte para sus seres queridos.

Al despedir a su par estadunidense, el presidente colombiano dijo sentirse orgulloso de que Bush hubiera visitado al país y le reiteró su agradecimiento por el apoyo al Plan Colombia. Según analistas, la única sorpresa en la breve parada del presidente estadunidense en Bogotá fue su compromiso para impulsar la aprobación de una ley migratoria especial para los colombianos residentes en Estados Unidos.

 
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