Usted está aquí: lunes 12 de marzo de 2007 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

El modelo funciona muy bien para concentrar la riqueza

Mérida, sitiada por el ejército estadunidense

Ampliar la imagen El empresario mexicano Carlos Slim Helú, en imagen de archivo Foto: José Antonio López

Ahora que los mexicanos celebran el liderazgo que a nivel latinoamericano tiene el país en lo que a monto de fortunas acumuladas, marca Forbes, se refiere, demos un paseo por un estudio reciente (noviembre, 2006) del Banco Mundial y el PNUD, que aborda "la trampa de la desigualdad y su vínculo con el bajo crecimiento en México".

En el desarrollo de tal estudio, los autores (Isabel Guerrero, Banco Mundial; Luis Felipe López-Calva, PNUD México; Michael Walton, Kennedy School of Government Universidad de Harvard) recurren a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) para fundamentar su tesis, que entre otros elementos aporta:

Al evaluar la postura de la población adinerada, la ENIGH se anticipa a indicar que México muestra gran desigualdad -medida de acuerdo con el ingreso- según estándares internacionales: en 2000, el ingreso del 10 por ciento más rico de la población resultó ser 45 veces mayor que el del 10 por ciento más pobre. El coeficiente de Gini fue de 0.546, lo que resulta alto con respecto a niveles internacionales, pero ligeramente más bajo que en Brasil, Bolivia, Colombia y Chile.

Debido a que la población verdaderamente adinerada no está captada en estas encuestas, se complementa la medida con la lista de la riqueza de los multimillonarios que publica la revista Forbes. Aunque esta fuente presenta muchas debilidades, proporciona una base independiente para analizar la riqueza extrema en México en un horizonte temporal y desde una perspectiva internacional.

Aunque la lista es dinámica, es decir, las personas registradas pueden entrar y salir de ella, en esencia se asienta a un total de 20 personas o familias que declararon tener un valor neto de mil millones de dólares o más entre 1996 y 2006. La mayoría de sus integrantes heredó parte de su riqueza, y casi la mitad se benefició de las privatizaciones realizadas a principios de los años noventa.

La riqueza actual se deriva de los negocios en una amplia gama de sectores, incluyendo minería, banca, telecomunicaciones, cerveza, cemento, industria farmacéutica, comercio al menudeo, bienes raíces, televisión y tortillas. Para los últimos tres años, el valor total neto de los multimillonarios alcanzó entre 5 y 6 por ciento del producto interno bruto (PIB). Sin embargo, si se analiza un periodo más largo se observan cambios significativos. Tanto en valor absoluto como en términos de razón del PIB, se observó un crecimiento extraordinario entre 1989 y 1993, agudas fluctuaciones en el turbulento periodo transcurrido entre 1994 y 1996, y un crecimiento estable a partir de 2002.

Desde una perspectiva internacional, la proporción de la riqueza de los multimillonarios mexicanos con respecto al PIB es más cuantiosa que en la mayor parte de los países, pero no es la más alta. En 2004 México mostró una proporción de multimillonarios ligeramente más alta que la de Brasil o Colombia (ambos países con una desigualdad del ingreso medida más alta) y de la mayoría de los demás países de ingresos medios y bajos. También mostró una proporción más alta de multimillonarios que el Reino Unido o Japón. Sin embargo, fue más baja que en Chile y Venezuela, en América Latina, y que en Rusia, Malasia, Kuwait, Arabia Saudita y Estados Unidos. Algunos de estos patrones se hicieron evidentes hace una década, en 1996, aunque los efectos de la crisis de Asia oriental han sido claros en la caída de las proporciones entre riqueza y PIB en los países afectados.

Como complemento de estos indicadores, cabe destacar que los mercados de valores se encuentran altamente concentrados y desempeñan un papel muy limitado en el financiamiento del grueso del sector privado. De entre las empresas listadas, 15 representan más de 80 por ciento de la muestra utilizada en el Indice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores, y más de 40 por ciento de la capitalización total del mercado bursátil. Estas cifras subestiman el grado de control de las grandes empresas pues, si se tomara en cuenta la estructura piramidal se detectaría una concentración mayor.

Todas las sociedades del mundo tienen estructuras desiguales de poder y riqueza. Sin embargo, en los países desarrollados este poder está controlado en parte por instituciones que se encargan de hacer las veces de contrapeso. Estas instituciones van desde las designadas para compensar el poder del Ejecutivo, mediante la independencia de los poderes Legislativo y Judicial, hasta los organismos reguladores de sectores específicos. No obstante, no basta con la mera existencia de una institución que se encargue de hacer esta función. En este sentido, los reguladores débiles pueden quedar "capturados" por las empresas a las que deben regular, de la misma manera que un sistema judicial débil se inclinará probablemente a atender los intereses de los más ricos y poderosos.

En fin. A celebrar lo bien que funciona el modelo económico y la democracia empresarial, para fines de concentración del ingreso y la riqueza, desde luego.

Y Calderón, en sus cien días, calladito en eso de la lucha antimonopolios y conexos, no vaya ser que se enojen.

Las rebanadas del pastel

Otro motivo de felicidad es la visita de George Bush. A ver si no encuentra armas nucleares o biológicas en Mérida y decide invadir la (ex) tierra del faisán y el venado. De cualquier suerte, su ejército ya sitió la bella capital yucateca.

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