Usted está aquí: viernes 16 de marzo de 2007 Opinión El PRI, a la derecha del PAN en Baja California

Jaime Martínez Veloz

El PRI, a la derecha del PAN en Baja California

El PRI concluyó en Baja California la discusión sobre la nueva ubicación ideológica que se produjo durante la pasada asamblea nacional de ese partido. El lugar que escogieron quienes toman las decisiones en el Revolucionario Institucional no fue en la izquierda, ni en el centro, ni en el centro derecha, sino a la derecha del PAN, y quién mejor para representarlos que el señor Jorge Hank Rhon.

Con su famoso y millonario candidato al frente, el PRI dinamitó la posibilidad de una alianza entre ese partido y el PRD en un frente común contra la derecha bajacaliforniana. Hoy el tricolor, cuando menos el nacionalista y el de las causas sociales, no existe más. Hoy hay una franquicia en manos de un concesionario que la usa para lucrar y tratar de comprar la gubernatura de Baja California.

Con Hank a la cabeza, el PRI emite una declaración de guerra a todas las normas y formas de la convivencia democrática. Si los revolucionarios que dieron vida a ese partido volvieran a nacer y vieran quién los dirige en Baja California, se volverían a levantar en armas. La sola candidatura de Jorge Hank Rhon es un insulto a quienes dieron su vida por una sociedad más justa. Luis Donaldo Colosio jamás lo tragó.

Durante sus dos años en la presidencia municipal, el señor Hank se distinguió por mostrarse encantado hacia la frivolidad, la chabacanería y por su gusto al tequila añejado, según sus palabras, con una combinación "viril" de "penes de toro y león". En gustos se rompen géneros y cada quien el suyo. Contra la base por bolas no hay defensa. Mientras tanto, su ayuntamiento se caracterizaba como el más inestable; la renuncia y el reacomodo de funcionarios fueron su distintivo.

Como parte de la propaganda que realizó durante su campaña por la presidencia de Tijuana, sus correligionarios difundían la consigna de que "como Hank era rico, no iba a robar", pero su administración fue tan corrupta como las del PAN e inclusive las superó. La principal "comisión" a la que aspiran los funcionarios hankistas no es la de una especialidad técnica, sino "la de 10 por ciento" -cuando menos- que cobran a quienes obtienen contratos de servicios o de obras en el ayuntamiento de Tijuana. Asimismo, adjudicó obras, sin licitación alguna, a quien mejor le parecía, y se desaparecía del estado cuando se le pegaba la gana, contando con el respaldo de un cabildo incondicional, anodino, monocorde y genuflexo. El personaje central de la película La ley de Herodes es una caricatura a su lado. Su actuación como alcalde remite a la de los viejos caciques pueblerinos.

En la campaña electoral de 2006, Tijuana fue el único municipio que no acordó con el Instituto Federal Electoral el reparto equitativo de los espacios públicos publicitarios con los partidos políticos, porque los lugares de propaganda fueron concesionados a una compañía privada, que, según el semanario Zeta, pertenece a trasmano al suplente de Hank y actual presidente municipal. Hasta hoy estas afirmaciones no han sido desmentidas.

A los partidos opositores al PRI nos fue retirada la propaganda de las calles por personal del ayuntamiento en camiones oficiales, protegidos por la Policía Municipal.

Durante su campaña a la presidencia municipal, Hank Rhon prometió enorme cantidad de cosas, entre ellas, convertir a Tijuana en una ciudad como San Diego y terminar con la inseguridad pública, cosa que nunca sucedió, y hoy está abandonada, como si hubiera sido bombardeada, y es más insegura que nunca.

El abominable delito de secuestro a ciudadanos inermes se multiplicó durante su mandato y los policías que importó del Distrito Federal se regresaron forrados de billetes verdes. ¿De dónde mulas, Pedro? En este contexto, el excéntrico millonario renunció al cargo de presidente municipal para buscar la gubernatura, despidiéndose con los "baches abiertos" y una campaña publicitaria tan ostentosa como insultante y mentirosa, presumiendo de cifras y acciones inexistentes. La gente se burla de sus vaciladas.

El PRI no tiene ninguna posibilidad de triunfo en Baja California, pero la maquinaria del fraude se echó a andar. Los consejeros electorales del estado han actuado por consigna en favor del tricolor; varios de los funcionarios distritales aparecen como empleados de Hank en la nómina municipal. No existe norma alguna en materia electoral, ni del Código Penal, que no haya sido violada por el millonario de marras, ante el silencio y la complicidad del que debería ser el árbitro imparcial de la contienda. Los topes al proselitismo son otra vacilada, por lo que el PRI y el PAN se aprestan a rebasarlos con singular y cínica alegría: 30 millones de dólares presumen los priístas que gastarán en la campaña.

Frente a tal desparpajo, los priístas de base y quienes han asumido históricamente los principios del Revolucionaro Institucional se sienten avergonzados y avasallados por la actitud de aquel que denigra los principios que dieron origen a la organización partidaria, y que actúa en el terreno de la política como una versión chafa de un "dictadorcillo bananero".

Durante casi 18 años, el PAN en el gobierno ha demostrado su incapacidad e incompetencia, sólo superada por el inestable y caótico ayuntamiento de Jorge Hank. Es la hora del rencuentro de los sectores sociales democráticos y progresistas, tanto locales como nacionales, articulando una política coherente, eficaz y convincente. Baja California es un asunto de seguridad nacional. La izquierda sabrá jugar su papel y ojalá que quienes tienen bajo su responsabilidad los asuntos del Estado, hagan su parte.

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