Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 18 de marzo de 2007 Num: 628

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Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Caminando con
Juan Gelman

MARCO ANTONIO CAMPOS

La contundencia emotiva de Louis Jolicœur
SILVIA PRATT

La Silla del Moro
(FRAGMENTO)

La izquierda requiere unidad
FABIÁN MUÑOZ
entrevista con ÁNGEL PARRA

Gabo de Aracataca
RICARDO BADA

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Fabián Muñoz
entrevista con Ángel Parra

La izquierda requiere unidad

Hace treinta años, el entonces joven cantautor chileno Ángel Parra, salió de México rumbo a Francia después de dos años de exilio en nuestro país. Había llegado como muchos otros a pedir refugio político después del golpe militar del dictador Augusto Pinochet. Ahora, el artista nacido en el Puerto de Valparaíso en 1943, hijo de la ya emblemática compositora Violeta Parra, reside en París, mantiene una constante producción musical, que cuenta ya con cuarenta y seis discos individuales grabados y al menos nueve colectivos, todos cercanos a las raíces de su tierra que desde 1990 no ha dejado de visitar. Al menos una vez al año regresa a Santiago, ahí hace conciertos, presenta su reciente obra literaria y visita a los amigos.

–¿Cuándo saliste de Chile? Hablemos del inicio de tu exilio en México.

–En Chile yo fui como tantos otros miembro de este maravillo proceso que se llamó la Unidad Popular, que termina dramáticamente con un golpe de Estado en septiembre del ’73, que fue un año de cárcel. Estuve detenido en el Estadio Nacional y después en un campo de concentración, en el norte de Chile, en Chacabuco, y salgo para México en noviembre del ’74. Ahí en México, ya me quedo un par de años antes de irme a París, donde habíamos centrado un poco la solidaridad hacia Europa y hacia los países del norte de Europa.


Foto tomada de: http://felix.cyberscol.qc.ca

–¿Cómo era el México que viviste en esos dos años?

–Fueron dos años prácticamente. Bueno, yo me metí mucho con gente que estaba empezando hacer un tipo de canto nuevo, saliéndose del mariachi tradicional. Entonces, al crear la Peña del Ángel, ahí en Coyoacán, se me acercó mucha gente joven, muchachos que me acompañaban, como la Nopalera, que después anduvieron conmigo viajando por el mundo durante mucho tiempo; eran Arturo Cipriano y compañía. Creo que para ellos fue un aporte que yo estuviera y para mí fue una experiencia riquísima también.

–¿Y la situación política del México de 1974 a 1976?

–Estaba Luis Echeverría. Para nosotros los exiliados, siempre se ha dicho que los mexicanos tienen una política hacia el exterior sumamente progresista y sumamente revolucionaria, pero para el interior es bastante dura; con nosotros fueron muy buenos. Se portó muy bien, fuimos muy bien recibidos, fuimos bien acogidos, de tal manera que no puedo decir lo contrario, pero yo que venía siguiendo un poco desde el ’68, desde Tlatelolco, estaba ya catalogado para algunos sectores como una persona no bienvenida en México, por la canción "México ’68". Ese fue un tiempo muy agitado, mucho tequila, mucha noche, mucho cambio, mucho viaje, mucho contacto con gente, con amigos, como te hablé de Rogelio Naranjo y estos muchachos de la Nopalera. En el mundo del cine estaba Miguel Littín, allá en esa época, entonces tuvimos nosotros talleres en el Centro Cultural Coyoacán, hicimos una librería, había una sala de espectáculos, actuó Nacha Guevara, mucha gente paso por ahí.

–¿Cómo logras mantenerte cercano a tu país a pesar de tantos años fuera?

–Yo he adaptado una frase de Atahualpa Yupanqui que decía: "El exiliado anda con su país a cuestas." Uno es su país que comienza en la punta de los pies y termina en la cabeza. Ahí esta el país y uno lo está trayendo en su memoria, uno mismo lo va llevando en su nostalgia, en sus alegrías, en su pobreza, en su riqueza, lo tiene íntegro con uno mismo. Continué componiendo canciones chilenas en el exilio, continué cantando canciones chilenas en el exilio, y recién ahora por primera vez me he atrevido hacer traducciones de Georges Brassens y cantarlo en español, ahora recién acaba de salir el disco en Francia.

–¿Cuál es tu opinión sobre Chile después de varios años de la transición a gobiernos civiles?

–El Chile de ahora es un país completamente diferente al que nosotros soñamos; es un país neoliberal, es un país que tiene un sesenta por ciento de gente pobre, miserable; es un país en donde si tú te enfermas, mejor que te mueras, porque si no la familia queda endeudada. Se han hecho pocos progresos desgraciadamente en los dieciséis años de Concertación.

Es un país que me defrauda terriblemente en lo que representa hoy en día la burguesía nacional; es una burguesía bruta y no tan lejana del pinochetismo, a la que le gusta ir a comprarse los neumáticos de las motos a Miami y a Brasil a pasar las fiestas patrias. Se produce un distanciamiento de ese Chile, del Chile que nosotros soñamos naturalmente, que no existirá nunca más, de eso ya no cabe ninguna duda. Pensamos que la nueva generación que está en un proceso de anarquía bastante grave también, sabiendo que eso no es tampoco la solución, esa juventud no está tan contenta, pero no sólo no está contenta, sino que además no tiene referente, no tiene puntos de referencia. Es un país que en definitiva te defrauda mucho; uno enciende la televisión y mejor la apagas inmediatamente porque la mediocridad, la vulgaridad, como le llaman aquí, el chulismo de mujeres en pelotas y el doble sentido, la vulgaridad en los cómicos y el reggeaton y el no se qué y toda una mierda que se le está metiendo a la gente acá que me parece dramático.

–¿Se debe hacer un trabajo de recomposición de la Concertación en Chile?

–Lo primero que hay que hacer aquí yo creo que es terminar con esta famosa Ley Binominal, y que el Partido Comunista tenga de nuevo acceso a la Cámara de Diputados y al Senado, puesto que se ha visto que con 200 mil votos no tenemos nosotros diputados por esta Ley. Resulta que la derecha con este mismo arreglo, con 120 sacan dos diputados. Es muy importante que en la Asamblea esté la voz disidente de la gente, de los más concientizados, yo diría de la gente humilde inteligente. Hay una clase popular esclarecida que debe estar en la Cámara de Diputados, en el Senado.

–América Latina, ¿cómo la ves ahora?

–América Latina da una impresión de hacer un giro a la izquierda, pero ¿a cuál izquierda? ¿A la izquierda, como una izquierda gringa que es igual que la derecha, una izquierda light, que es un poco los que se dicen de izquierda que están en la Concertación? Yo sé que revoluciones no se pueden hacer, eso hay que darlo por descontado, pero así como Hugo Chávez esta gastando los millones de excedentes en petróleo en hacer planes de salud, en hacer planes de urgencia para el pueblo, Chile debería hacer lo mismo con la plata del cobre, y resulta que el dinero del cobre no solamente está fuera, sino que lo que genera como intereses también está afuera. Los economistas explican que la llegada masiva del dinero del cobre provocaría una crisis económica terrible, porque el peso bajaría, las importaciones. Hay explicación para todo, pero aquí hasta el día de hoy la banca sigue ganando cantidades astronómicas, aquí hasta el día de hoy la Iglesia se mete absolutamente en todo, va en contra de las campañas contra el sida, va contra el aborto incluso terapéutico, entonces hay un atraso diría extraordinario. No estamos en el mejor de los caminos.

–¿Hablas del caso de Chile y de América Latina?

–En el caso de Chile y de América Latina la Iglesia está metida en todas partes, si hasta Chávez invoca a Dios y saca la Biblia y el diablo. Todas esas son falencias y son falta de reflexión. Hay mucho caudillismo, mucho populismo también. No sé, en Bolivia, que ha abierto una esperanza con Evo Morales, hay una situación crítica en este momento ahí, con seiscientas personas en huelga de hambre; él mismo se refiere mucho a Chávez, y Chávez a Fidel, pero Fidel se está muriendo, Fidel representa el pasado. No estoy tan cierto de que de que aparezca gente del nivel de Salvador Allende, por ejemplo; no estoy seguro de que haya un hombre como el Che Guevara de nuevo; no creo, creo que eso ya es cosa del pasado, y eso me da una nostalgia muy grande a mí, y eso no tiene arreglo.

–¿Y de México?, ahí ya hubo un proceso electoral que es duramente cuestionado.

–Es curioso lo que sucede con la izquierda mexicana, porque también ahí tenemos el caso del Ejercito Zapatista en Chiapas que no combate; tenemos un Subcomandante que anda en moto, que no muestra la cara, es muy curioso. Hay mucho de Robin Hood, mucho de película, pero en la práctica yo creo que estamos pegao, yo creo que el pri sigue tejiendo el poder, sigue la derecha manteniendo el poder en todo el mundo. Creo que tienen todos los medios de comunicación en sus manos, que forman las universidades jesuíticas, del Opus Dei, forman a miles y miles de personas que son los que están gobernando, son los que están haciendo los colegios, las universidades, a los diputados, a los países, y es que nosotros seguimos con el cuento de la bandera roja y el puño en alto, no sirve para nada aquí. Lo que hace falta es gente formada, gente consecuente, y resulta que esa gente, cuando es estudiante universitaria, es revolucionaria, pero se reciben y ponen un buffet y se acabó la revolución. Desgraciadamente es una cosa que se constata; hacen un grupo folclórico, cantan canciones revolucionarias, pero después se acaba, y en ese sentido no soy muy optimista con el futuro. Ahora, cuando hablamos del fraude electoral en México, desgraciadamente esas pruebas del fraude masivo que dicen que existen no han servido de nada, no ha habido foro donde mostrarlas, no se ha hecho un tribunal internacional, no porque no tenemos los medios, porque además hay desunión, porque además hay un cansancio, una fatiga en los militantes también. Entonces yo creo que las fallas las tenemos nosotros, nosotros tenemos muchas fallas, y esas son las que hay que corregir para empezar la unidad.

–¿Qué se requiere además de unidad en la izquierda de México?

–Yo pienso que la unidad es fundamental, y sin la organización, sin la modernidad que ellos –la derecha– manejan, que es la computación, que es todo este mundo globalizado a través de internet, si nosotros no somos capaces de estar a la altura, porque esas son las armas que ellos utilizan, y no somos capaces de superarlos, no vamos a ganar nunca y nos van a ganar ellos. La guerra de la información la ganan ellos porque tienen los medios de comunicación.

–En todo este proceso político de América Latina ¿cuál es el camino del cantautor de protesta?

–Volver al pueblo, ir ahí, ir pueblo por pueblo, como lo hago yo actualmente; ir a los barrios, sacarse la idea de la cabeza del ranking de la radio o de la televisión, porque primero que nada van a tener una frustración monumental, porque van a ser rechazados, y si quieren representar al pueblo, tienen que ir a cantarle al pueblo, ir a los sindicatos. Yo voy a ir a cantar el domingo, y esto es una prueba de lo que te estoy diciendo, en la inauguración de un monumento a los caídos, acá en la [Población de la] Legua, organizado por las fuerzas populares del barrio. Eso es lo que hay que hacer, ir a estos barrios. Siempre habrá una o dos personas que entenderán el mensaje.

–La derecha alega que la canción de protesta está superada por el asunto panfletario.

–Tal vez. La derecha dice todo, la derecha, da las pautas, la derecha da lo que hay que hacer, lo que no hay que hacer. Que ellos digan lo que digan, yo seguiré haciendo lo que yo considero y yo seguiré cantando lo que le pasa a mi pueblo, con mis canciones, con las canciones de mi madre. La derecha da normas de comportamiento, da pauta de comportamiento. Si no has vendido 3 mil discos, no eres disco platino; si no has vendido cien mil discos, no eres disco de no sé qué. Qué mierda es esa; ese es puro comercio, puro puterío; yo no tengo que ver con eso nada. Quiero que todas mis canciones estén en internet, que las bajen, que las suban, que las copien, no me interesa vender discos, no estoy en esa carrera.