Usted está aquí: miércoles 21 de marzo de 2007 Mundo Ordena Putin investigar tres tragedias que dejaron 175 muertos

Negligencia, en todos los casos, se asegura en Rusia

Ordena Putin investigar tres tragedias que dejaron 175 muertos

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Investigadores examinan los restos calcinados del asilo de ancianos en Kubán Foto: Reuters

Moscú, 20 de marzo. Tres tragedias de esa magnitud casi consecutivas, con saldo al día de hoy aún preliminar de 175 muertos, son demasiadas para un mismo país, sobre todo cuando en los tres casos se perfila como causa el llamado "factor humano", eufemismo que en Rusia encubre la negligencia más que los errores involuntarios.

Así lo entendió el presidente Vladimir Putin, al decretar hoy duelo nacional para este miércoles y encargar al primer ministro Mijail Fradkov "investigar a fondo y sacar las debidas conclusiones" -léase, fincar responsabilidades penales a los culpables- respecto de la explosión en la mina Ulianovskaya en Kemerovo, un accidente aéreo en Samara y un incendio en un asilo de ancianos en Kubán, ocurridos entre el sábado y el lunes anteriores.

Mientras prosiguen las labores de rescate con la esperanza de encontrar algún superviviente, que no incremente la lista de 107 cadáveres ya encontrados, entre los cuales se encuentran los del ingeniero en jefe y otros 19 funcionarios de primer nivel que habían bajado para hacer una inspección de rutina, muchos se preguntan qué pudo haber provocado la explosión en una de las minas de carbón más modernas de Rusia, con apenas cinco años de haber sido inaugurada y equipada con los sistemas de seguridad más modernos en el sector.

La respuesta extraoficial que circula como insistente rumor es que, en aras de obtener mejores ingresos, los propios mineros inhabilitaban con cinta adhesiva y otros artilugios las alarmas de concentración peligrosa de grisú, ante la mirada cómplice de la gerencia de la empresa, sólo interesada en aumentar la extracción de carbón para multiplicar beneficios.

A diferencia de la mina en Kemerovo, un avión Tupoliev-134 que se partió en dos al desplomarse 400 metros antes de alcanzar la pista de aterrizaje en el aeropuerto de Samara estaba, según la prensa local, en estado técnico deplorable.

A raíz de la catástrofe surgieron denuncias de que la mayor parte de la flota aérea de Utair requiere con urgencia pasar por talleres, debido al riesgo que supone la habitual negativa de la compañía a gastar en el mantenimiento de sus aviones.

Gracias a la pericia de los pilotos, que tras el primer impacto de un ala contra tierra lograron levantar unos metros la aeronave, para evitar así el estallido del depósito de combustible y el subsiguiente incendio, de las 57 personas a bordo murieron solamente seis y 20 convalecen de sus heridas en hospitales.

Menos suerte tuvieron los inquilinos de un asilo de ancianos en el poblado de Kamyshev, región de Kubán, que se consumió en llamas la madrugada del lunes anterior, a pesar de que poco antes se instaló un sistema de alarma contra incendios.

Aparentemente funcionó este sistema, pero la mayoría de los ancianos murió antes de la llegada de los bomberos. Muchos con demencia senil y otros severos padecimientos, no fueron capaces de evitar que se extendiera el fuego, mientras el poco personal de guardia en el asilo hizo lo que pudo para salvar a 33 residentes, que presentan graves quemaduras.

La estación de bomberos más cercana se encuentra a 50 kilómetros de distancia y se tardaron una hora en llegar. Cuando los bomberos comenzaron a apagar el incendio había ya 62 ancianos calcinados.

 
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