Usted está aquí: jueves 22 de marzo de 2007 Opinión Los bancos: comisiones e impuestos

Orlando Delgado Selley

Los bancos: comisiones e impuestos

Contra lo que todos creíamos, resulta que las comisiones que cobran los bancos en México no son de las más altas del mundo. Según los propios banqueros y sus consultores, estudiando 16 tipos de comisiones entre 2004 y 2006 en 10 hubo reducciones y sólo en seis se registraron aumentos. En los intereses que cobran ha habido incrementos en las tarjetas de crédito y reducciones en los créditos hipotecarios. Con esta información se intenta demostrar que hay una percepción equivocada sobre la competitividad de la banca que opera en México: "Pareciera que la banca es cara y es todo lo contrario", de modo que -según los banqueros- hemos estado equivocados y lo ha estado particularmente el Banco de México.

Lo relevante no es quién tiene la razón. En realidad es natural que los grandes grupos que controlan sus respectivos mercados intenten convencer a los consumidores y desprestigiar a las autoridades que señalan sus altos precios, de que ese poder de mercado no significa que se encarecen los servicios o productos que ofrecen. Exactamente lo mismo hizo, sólo un par de días antes, Carlos Slim defendiendo a Telmex, anotando que no es cierto lo que nos ha mostrado la OCDE: no, las tarifas telefónicas no son altas, son más bajas que las de muchos países, lo mismo que los precios de las comisiones bancarias. Así que -según los banqueros y Slim- debiéramos aceptar que funcionan eficientemente, alientan la competencia, le sirven al país, etcétera. Ello habría que probarlo verdaderamente, lo que no se ha hecho.

Persiste, sin embargo, una interrogante: ¿si no cobran más que sus competidores, cómo le hacen para ser tan extraordinariamente rentables? Porque lo que no han negado ni los banqueros ni Slim es que sus empresas tiene unas ganancias extraordinarias. Cada año en el informe que hacen a los accionistas del Banco Bilbao Vizcaya (BBV), dueño de Bancomer, se nos ha dicho que es la filial más rentable de todas las que tiene ese banco. Lo mismo pasa con Banamex, que es filial del Citibank, o del Banco Santander dueño de Serfin o, por supuesto, con las ganancias del Grupo Carso, dueño de Telmex, Sanborns, MixUp, etcétera. ¿Será que es resultado de la proverbial eficiencia mexicana?

Un dato resulta ilustrativo: en los países de la OCDE los impuestos sobre los ingresos de las empresas y de las personas físicas, el ISR, en 2004 fueron en promedio de 12.5 por ciento del producto. Dicho de otro modo, quienes deciden las tasas de tributación en estos países, sus electos: diputados, senadores y gobernantes, deciden participar en el rendimiento de las empresas con uno de cada ocho pesos de utilidad. En nuestro país, en cambio, nuestros electos han ido reduciendo la participación del estado en las utilidades dejándola en menos de 30 por ciento, lo que significa que apenas significó 4.7 por ciento del PIB en 2004.

Esto quiere decir que una parte significativa de la explicación de la increíble rentabilidad de la inversión de los banqueros españoles tiene que ver con los impuestos que se les cobra en México. De este modo, si BBVA México (Bancomer) y BBVA España tuvieran las mismas utilidades brutas, en México las utilidades netas, es decir, una vez pagados los impuestos, serían mayores, ya que en España se les cobraría bastante más. En ese país, los impuestos a las personas y a las empresas por sus ingresos llegó en 2004 a 10.6 puntos del producto español, más del doble de lo que se cobra en México. Así que si se trata de comparar habrá que anotar que en México quienes representan al estado han impuesto reducciones en los gravámenes que favorecen a las empresas y perjudican las finanzas públicas.

Así las cosas, es evidente que entre las razones que explican las enormes fortunas de un pequeño número de mexicanos y la rentabilidad de las empresas que controlan los mercados está la baja tasa tributaria que pagan. Con estas tasas se buscaba atraer capitales extranjeros. Ello ha ocurrido, sin que signifique que en el país se hayan creado nuevos empleos o que algunos de los existentes hayan mejorado.

Al contrario, lo que ha ocurrido es que con los recursos del extranjero se han comprado empresas mexicanas, se ha despedido a cientos de empleados y con impuestos bajos se han convertido en paladines de la rentabilidad. Por ello si queremos explicar el funcionamiento de las empresas exitosas tenemos que revisar las variables centrales que justifican su desempeño. Y en ellas la carga tributaria es muy significativa. De modo que antes de hablar de reforma fiscal regresemos a tasas impositivas similares a las de los países desarrollados.

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