Usted está aquí: miércoles 4 de abril de 2007 Opinión Aborto: apelar a la razón

Arnoldo Kraus

Aborto: apelar a la razón

Es casi idéntico cavilar acerca del aborto en 2007 que haberlo hecho diez años antes o que hacerlo diez años después. Los motivos para apoyar algunas causales, o todas, o las razones para denostarlo poco han variado a través del tiempo. Sin embargo, y pese a lo señalado, este año, y ante la posibilidad de despenalizarlo en el Distrito Federal, es necesario escribir. Escribir en voz alta y escribir por "las otras"; por las ideas de uno y por las razones y las sinrazones de "los otros". Plasmar motivos que brinden una oportunidad a la tolerancia, y que en el tema del aborto, como en otros similares, es valor intrínseco del pensamiento laico, que se vincula con la palabra autonomía en contraposición a los preceptos religiosos.

Autonomía como derecho y que en 2007 debe ser emparentado con términos como dignidad y libertad, pero también con los significados de la realidad que viven algunas mujeres embarazadas y con las circunstancias del mundo circundante. Imposible soslayar el vía crucis de muchos hijos e hijas no deseados, cuya geografía es parte del mapamundi y de las lecturas que de él se haga. Dentro del contexto del mundo actual, el dolor de los no deseados debería mirarse como una inmensa fractura y como un fracaso de la condición humana y de sus instituciones, llámense sociedad, política y religión.

Autonomía y embarazo son términos que se entrecruzan sin cesar. Es la mujer quien debe decidir acerca de las condicionantes de su preñez y no lo contrario. En una sociedad moderna y plural debe permitirse que la mujer embarazada y autónoma elija por lo que ella considera que es lo mejor para su realidad y para las circunstancias que construyen su cotidianeidad. Condición económica, la edad de la gestante, la posibilidad de que la hija o el hijo nazca con alguna malformación o que sea portador(a) de un mal genético, el número de vástagos, la presencia o ausencia de pareja, la salud, y otros avatares son, entre otras, algunas de las determinantes cruciales en el momento de elegir ser madre. Cuando las palabras de las instituciones políticas o religiosas no van más allá de las palabras esas circunstancias son vitales.

Dignidad y embarazo son términos que también se entrecruzan. Las mujeres que afrontan la en ocasiones terrible decisión de abortar -no cuando se trata de una violación o ante la certeza de un hijo malformado- suelen entender el concepto dignidad. Tanto para ellas como para sus vástagos. Dignidad y autonomía son términos cuyos significados deben ser (re)considerados por las religiones.

En las sociedades modernas, laicas y plurales, tienen cabida todas las mujeres: las que deciden proseguir el embarazo, aunque las circunstancias sean adversas, y las que optan por interrumpirlo. Bajo la mirada de la religión las segundas son mal vistas. Bajo la perspectiva de la dignidad, asociada a la autonomía, y de la cual agrego que debe ser el principal rasgo humano, la posibilidad de continuar o no el embrazo es crucial. Las personas que defienden el derecho de abortar no condenan a las que consideran improcedente el embarazo. Son tolerantes. Los que no aceptan ese recurso no sólo lo condenan, sino que incluso han llegado a asesinar a los médicos que lo practican. Son intolerantes.

Las preguntas de siempre siguen siendo las preguntas de siempre: ¿cuántos no deseados proceden de madres incapaces de sostener a sus vástagos?, ¿cuántos no deseados logran escapar de la eutanasia social, término complejo, pero real? Leo, atónito, la siguiente noticia: 30 recién nacidos, abandonados a su suerte. Campaña en Alemania para evitar la muerte de bebés rechazados por sus padres. "El elevado número de bebés muertos por madres o padres desesperados preocupa en Alemania. En Berlín y en otras ciudades alemanas se ha abierto un debate sobre los métodos más adecuados para afrontar el problema, intentando salvar las vidas de los bebés y ayudar a las madres que se ven abocadas a la terrible decisión de matar o abandonar a sus hijos recién paridos. Entre las propuestas se debate si es más eficaz la creación de contenedores para abandonar los bebés en lugares seguros o crear mecanismos para crear un pacto incógnito... Se estima que, en Alemania, cada año las madres abandonan en basureros, paradas de autobús o al borde de una calle entre 30 y 60 bebés. La cifra de los muertos es similar."

Los abortos son medidas absolutamente inadecuadas para afrontar el problema del control de la natalidad; no deben realizarse con ese propósito. Los no deseados, producto de embarazos no deseados, devienen leña para que el mapamundi de la eutanasia social siga creciendo sin coto y sin solución. Por los no deseados, aunque sé que es casi imposible encontrar entrecruzamientos racionales cuando se habla de aborto, es importante, en 2007, como fue una década atrás, escribir sobre el tema.

Mercedes Iturbe. In memoriam

 
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