Usted está aquí: jueves 5 de abril de 2007 Capital Está a reventar el oasis capitalino

Está a reventar el oasis capitalino

Más de 4 mil turistas en la playa de Villa Olímpica; esperas de hasta 4 horas para entrar

ROCIO GONZALEZ, LAURA GOMEZ

Ampliar la imagen Un poco de higiene antes de entrar a la alberca Foto: María Meléndrez

Ampliar la imagen Hombre precavido en la playa de Villa Olímpica Foto: María Meléndrez

El clima dista mucho de ser el que se disfruta en las costas, e incluso los chubascos primaverales en la ciudad no han permitido gozar de altas temperaturas, pero la primera de las cuatro playas capitalinas recibe a cientos de familias que por segundo día consecutivo abarrotaron las instalaciones del Deportivo Villa Olímpica, en el sur de la ciudad.

"No manches, no vamos a alcanzar a entrar ni pa' mirar", exclamó un joven, quien, enfundado ya en bermudas y playera, intentaba con un compañero tener acceso al "oasis capitalino". A la una de la tarde, a pesar de una persistente llovizna, el sitio estaba saturado con más de 4 mil personas, y a esa hora aún había una larga fila de "turistas" dispuestos, aunque sea, a chapotear.

El desfile de paseantes comenzó desde muy temprano, por lo que los intervalos de dos horas, para que grupos de 250 personas ingresen a la alberca y al chapoteadero resultaron insuficientes, pues quienes arribaban al mediodía debían esperar al menos cuatro horas para disfrutar del lugar.

Fue el caso de Rosa Celeste Aguilar, quien después de un trayecto de dos horas desde Iztapalapa, acompañada de sus dos hijos, decidió regresar otro día, sólo que más temprano. "La idea -dijo- es excelente, pero como es la única playa que funciona por ahora resultó chica para la demanda; nos vamos desanimados, pues no pudimos entrar".

Otros, no obstante, decidieron esperar. Javier Pérez, con su mamá, tres hermanas y tres hijos se dispuso a aguardar su turno con tal de darse un chapuzón, sólo que adelantó el lunch. Aunque se le iban los ojos tras los mariscos, no le quedó otra que entrarle a los sándwiches de atún. "No sabíamos que había puestos de comida, y por las dudas, nos venimos preparados".

El vive por el rumbo, según dijo, y una vez al año acude a Zihuatanejo, pero en esta ocasión, movido por la curiosidad, pero también porque la entrada a un balneario le saldría muy cara, decidió dejar el taxi que maneja y tomarse el día, para llevar a la playa a toda la familia. "El clima apagó un poco el ambiente, pero la verdad, está a todo dar".

Aunque aquí la mirada no se pierde en el infinito azul del mar, sino en la barda perimetral del deportivo, los paseantes, en su mayoría jóvenes y niños, pero también de la tercera edad, llegaron con anteojos de sol, salvavidas, las clásicas camisas hawaianas, como en la playa, y al ritmo de "vamos a la playa, oooh, ooooh", la rola más socorrida en esta ocasión, se lanzaban a las albercas, las construidas y las inflables, no sin antes quitarse la arena de los pies en improvisados lavaderos dispuestos para ello.

El presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño del Distrito Federal, José Caudillo Herrera, consideró que la instalación de las cuatro playas artificiales en la ciudad de México es un buen proyecto para atender las necesidades de esparcimiento de miles de personas sin posibilidades económicas de ir a centros vacacionales, pero las autoridades capitalinas, agregó, deben cuidar aspectos de salud para evitar que se conviertan en focos de infección y también de comercio informal, por lo que deben impedir que se ubiquen vendedores ambulantes en los alrededores.

 
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