Usted está aquí: sábado 14 de abril de 2007 Cultura Muestran en Ginebra pinturas de la Escuela Mexicana de Arte Down

Los cuadros de 16 alumnos con discapacidad causan revuelo en oficina de la ONU

Muestran en Ginebra pinturas de la Escuela Mexicana de Arte Down

KYRA NUÑEZ CORRESPONSAL

Ginebra. En un momento histórico mundial como es el de la firma gubernamental de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, llegaron a Ginebra las pinturas de la Escuela Mexicana de Arte Down, de la Fundación John Langdon Down y éstas han causado un revuelo sin precedente en el magnífico Palacio Wilson, sede del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por la impresionante vivacidad de una treintena de cuadros presentados por 16 alumnos.

Al inaugurar la exposición, que concluirá el 30 de abril, la Alta Comisionada Louise Arbour, afirmó que ''los colores vivos y los trazos firmes celebran la vida y alientan la esperanza".

Las pinturas son una representación tangible de los objetivos y de los principios del nuevo tratado sobre derechos humanos, inspiración para todos, dijo Arbour.

La Fundación John Langdon Down cumple 35 años, es la primera de su género en el mundo e incluyó la Escuela de Arte Down, institución pionera en promover la inclusión e integración de las personas con discapacidad, como ahora lo hará esta nueva convención.

Tales objetivos son dignos de seguirse para ''transitar hacia una cultura en la que se respeten plenamente y sin distinción los derechos de las personas con discapacidad y con acciones para integrarlos a la sociedad pensando que éstas diversifican y enriquecen nuestras comunidades y sus aportes son valiosos", explicó el embajador Luis Alfonso de Alba, representante permanente de México en Ginebra y presidente del Consejo de Derechos Humanos.

Los 16 artistas presentes en Ginebra con el uso ilimitado de pinturas al aceite, al carbón, pastel, acuarela o el grabado y el collage recrean la vida de acuerdo con sus propios términos y presentan su visión de la alegría o el dolor, del deseo y la frustración, de su vivencias sobre la muerte y el nacimiento, de los elementos de la tierra, el agua, los animales y la flora.

El placer de una vida sin restricciones

A pesar de las evidentes carencias de los artistas que sólo palpan en contacto directo, sus obras de arte en Ginebra muestran que el síndrome de Down esconde el poder del espíritu humano, la capacidad misma de crear que trasciende los mecanismos de la inteligencia y que inunda los hechos y objetos de una luz que nada más ellos pueden aportar: el placer de una vida sin restricción.

La experiencia de la directora y presidenta de la fundación fue, por cuenta propia, una sorpresa inesperada para muchos de los invitados en la apertura porque demuestra lo mejor de la sensibilidad humana para superar el egocentrismo y el dolor.

Sylvia G. Escamilla rindió testimonio de su experiencia y homenaje al hijo desaparecido, su primogénito Eduardo, quien nació con síndrome de Down, ante un público cautivo por la fortaleza de la madre y el valor de los pintores.

 
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