Usted está aquí: sábado 14 de abril de 2007 Cultura Otra visión del mundo

DISQUERO

Otra visión del mundo

Pablo Espinosa

El arte de la música comprende territorios insospechados para quienes suponen que se trata de mera diversión, adorno o accesorio, cuando en realidad es una forma de conocimiento, una manera de ascenso y un placer supremo. Engarzados en las entregas anteriores del Disquero con la música que entabla puente con la divinidad, es el momento de poner en el tornamesas una música que se distingue de las limitantes concebidas en Occidente (hasta el mismísimo Mahler, el arcángel Mozart y su par Arvo Pärt se topan con las limitaciones que impone la cultura judeocristiana, tan ilusoria como castrante y veleidosa) entre otras cosas porque no fue concebida para el beneplácito en aplausos sino para la elevación del alma.

Nos referimos a la profundidad y altura de la música budista del Tíbet, que desde hace decenios se consigue en grabaciones logradas por antropólogos, musicólogos y viajeros, y que de un tiempo reciente a la fecha se encuentran en prácticamente todas las tiendas de discos, de la misma manera que los ángeles han sido liberados de sus cárceles habituales hasta entonces, que eran las iglesias y los panteones. Desde luego que el flujo de información incluye el riesgo que implica la proliferación de prácticas desinformadas que se aglutinan en el dudoso término new age (¡áich!) pero a estas alturas las aguas se están decantando, y como todo aquello que ocurre merced al actuar de manera positiva, los timos se reducen en cuanto la honestidad reside en el propio escucha.

Desde luego que aquí la referencia que no tiene pierde es toda aquella grabación discográfica que incluye materiales grabados in situ y que no se ofrece como material ''para relajarse y meditar", es decir, los que contienen exclusivamente música hecha por monjes tibetanos y sin ruiditos ni efectos especiales ni melodías ''bonitas para la ensoñación".

Uno de los buenos ejemplos asequibles en México es el compacto titulado The Gyuto Monks, aunque su subtítulo invoque efecto mediático: ''Cantos de libertad desde el techo del mundo". Libertad, en todo caso, porque el Tíbet es víctima, desde 1959, del colonialismo y la barbarie de las armas y la sed insaciable de poder y techo del mundo porque allá, en el Tíbet, se observa todo diferente. Desde arriba, pero con humildad.

 
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