Usted está aquí: lunes 16 de abril de 2007 Espectáculos "Pedro Plascencia era el arreglista de mis imitaciones; las enterré con él"

Carmen Salinas recordará a su hijo el jueves, con dos misas por el aniversario de su muerte

"Pedro Plascencia era el arreglista de mis imitaciones; las enterré con él"

El pianista fue musicalizador de El bulto, entre otras cintas, e hizo temas de telenovelas, como Cuna de lobos, y programas, como En vivo

Recuérdame siempre contiene 25 de sus composiciones

ARTURO CRUZ BARCENAS

Ampliar la imagen Me compuso Mamichi, comenta la actriz, quien en la imagen abraza a su hijo Pedro, fallecido hace 13 años

La música de Pedro Plascencia Salinas (Guadalajara, Jalisco, 7 de noviembre de 1956-19 de abril de 1994) está viva. En la memoria de varias generaciones se hallan los temas de las telenovelas El extraño retorno de Diana Salazar y Cuna de lobos, del noticiario internacional Eco y de 24 Horas, del himno del Necaxa, de las Olimpiadas de Invierno de Albert ville, de la película El bulto, y tantas otras obras que formaron parte de una sensibilidad de la cotidianidad. Esto, el recuerdo, se sobredimensiona en Carmen Salinas, su madre.

En entrevista con la actriz, quien produjo en 1995 el disco Recuérdame siempre, con 25 composiciones de Pedrito, como lo llama aún; dijo que "cuando le decía Pedro no le gustaba".

Fue hijo del músico Pedro Plascencia Ramírez y Carmen Salinas, quien descubrió la vocación musical de su hijo cuando éste contaba sólo con cinco años de edad. Vivían en un pequeño departamento de la calle Ayuntamiento y Salinas escuchó que alguien tocaba Jornada sentimental. Era Pedro, a quien su madre inscribió en la Escuela Libre de Música Juan León Mariscal.

Salto al ámbito profesional

En 1973, el joven saltó al ámbito profesional, al faltar el pianista a una presentación de Carmen Salinas en la Plaza de Toros de San Pedro Tlaquepaque, Jalisco. Tenía 17 años y subió al escenario para tocar el instrumento, "con aplomo", precisó la entrevistada. Desde entonces, se desempeñó como su director musical. Nacía así la relación profesional entre ambos. A la par, se le contrataba para musicalizar películas, telenovelas y videodocumentales, así como para producir jingles para comerciales.

La primera película que musicalizó fue El tonto que hacía milagros, que recibió buenos comentarios. En 1983, se casó con la actriz Licia Suárez, con quien procreó dos hijas, Carmelita y Paulina.

"A mi hijo se le asocia inmediatamente con el tema de la telenovela Cuna de lobos, que ha sido una de las más exitosas". Recientemente se lanzó al mercado el dvd de la telenovela, pero, lamentó Salinas, la música de Plascencia no se incluyó. "El escribía música. Hizo sus estudios y a la par cursó música. Sabía armonía. El disco Recuérdame siempre lo produje en el primer aniversario de su fallecimiento; salió el 19 de abril de 1995, como un homenaje.

"Busco que lo que se recaude sea para sus hijas. Abrí una cuenta para sus estudios. Las dejó chiquitas. Murió de cáncer a los 37 años de edad; acababa de cumplirlos, el 7 de noviembre, el día de los Ernestos. Su nombre completo es Pedro Ernesto. Además de ser mi pianista era mi arreglista. La música de las personas que yo imitaba antes, a papel pautado, era de él. Hacía los arreglos exactamente igual como los tenían Gloria Trevi, Alejandra Guzmán, todas las que pasaron por mi garganta.

"Hay un caso... muy especial -la voz se le quiebra; la emoción se contiene-: al morir él ya no pude hacer las imitaciones. Haga de cuenta que las enterré junto con él. Empezaba a hacer una imitación y se me hacía un nudo en la garganta; ya no me salía la voz y empezaba a llorar. ¡Ya no quise hacerlas! En mi obra Aventurera canto con mi voz, sin imitar a nadie."

Los tiempos imperfectos inundan la plática. Los hubiera... "Si no hubiera muerto ahora sería uno de los mejores músicos de México, de los mejores arreglistas. Eso lo afirman Roberto Cantoral y Mario Ruiz Armengol. Fue el director musical de Para gente grande y En vivo, programas que condujo Ricardo Rocha. Acompañó en el piano a Alberto Cortez y a Facundo Cabral. Nada más le pedían que en tal o cual tono y sus manos se deslizaban por las teclas. Agarraba la onda".

A ella le compuso Mamichi. "Cuando yo estaba enojada le decía Pedro". Considera que la música de Recuérdame siempre es significativa para muchas personas.

Cada año, cada 19 de abril, Carmen Salinas organiza dos misas: una a las 12 horas en el Panteón Español, pero cada ocho días, indefectiblemente, va al cementerio. "No puedo dejar de ir; siento que si no voy él va a estar triste. Platico todos los días con él... se acostumbra uno a vivir con el dolor. Esa es la realidad.

"Hablar sobre él es como una catarsis. He hablado mucho, porque es un dolor insuperable. Perder un hijo, creo, es más duro que perder a los padres. Es un dolor que no se puede narrar y que se tiene que aguantar en el rincón de tu habitación, cuando nadie te ve. También se recuerda lo bonito."

Pedrito era chiva de corazón, como su mamá. "Lo hice así desde chiquito. Es más, cuando murió en su féretro le pusieron una bandera de las Chivas del Guadalajara. Cuando lo cremamos también se quemó la bandera, porque él amaba a las Chivas. Me dijo que ya le habían pedido el himno del América, pero no, eso era para hacerme enojar. Sí hizo el del Necaxa, porque se lo pidió Emilio Azcárraga.

La otra misa es a las ocho de la noche en la iglesia de Nuestra Señora Reina de la Paz, ubicada en Ejército Nacional y Bahía de Mangueiras.

Afición por el futbol

Pedro era aficionado al futbol y no ingería alcohol. "Era un chavo tranquilo; se casó a los 25 años. Le gustaba ir al cine; era muy cálido conmigo y con su esposa. Lo fui a tener -a que naciera- en Guadalajara, a querencia de mi ex esposo, don Pedro. Ahí me enamoré de Guadalajara y ahí empezó mi amor por las Chivas".

Dice que ser chiva es algo que la apasiona, "es muy de voluntad mía y no es por quedar bien con alguien. Es un equipo bien mexicano, que ha tenido grandes jugadores. Voy a Guadalajara, me van a ver a Aventurera y fueron al velorio de mi hijo".

Recordó lo que Luis Buñuel dijo de Pedro: "¡Qué gran musicalizador es tu hijo! Pedro me decía que se iba a ir a Hollywood y que quería que me fuera con él. Al final de sus días ya no quería vivir, por los dolores. Antes de morir lo dormimos con un coctel de morfina y valium. Murió en su sillón. Su hija más chiquita dijo que no se llevaran ese sillón, de su papito. Nadie sabe cuántas cosas se mueren cuando muere un hombre. Se muere todo; no queda nada".

 
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