Usted está aquí: lunes 16 de abril de 2007 Sociedad y Justicia No hay condiciones para atender a niños de 3 años en las escuelas

El decreto, que llevará a 1.5 millones de niños más a la escuela, se aplicará en 2008-2009

No hay condiciones para atender a niños de 3 años en las escuelas

Expertos plantean comunicar al Congreso de los inconvenientes que representará aplicarla

ROSA ELVIRA VARGAS

Ampliar la imagen El sistema educativo no está preparado para atender a niños de tres años, por las necesidades que éstos requieren Foto: Archivo/Carlos Cisneros

Para el ciclo escolar 2008-2009, esto es, dentro de poco más de un año, todos los niños de tres años cumplidos deberán, obligatoriamente, estar inscritos en la enseñanza prescolar. Se trata de un universo de alrededor de un millón y medio de infantes. Desde hoy, especialistas en educación advierten sobre la inviabilidad del sistema educativo mexicano para cumplir con tal ordenamiento y plantean a las autoridades educativas y al Congreso dejarlo sin efecto.

"¡No hay por dónde, no hay manera de atender con mínimos de calidad y en condiciones adecuadas a esos niños!'', expresan sin dudar y basados en un sinnúmero de argumentos, Olac Fuentes Molinar, ex subsecretario de Educación Básica, y Rodolfo Ramírez, editor de la revista especializada en temas de educación, Cero en conducta.

Actualmente, la educación prescolar es ya obligatoria para los niños de cuatro y cinco años, según un decreto publicado el 12 de noviembre de 2002.

De acuerdo con Fuentes y Ramírez, la medida ha operado de manera irregular, porque desde el principio no se destinó a la medida, el presupuesto suficiente para ampliar y dotar adecuadamente la planta física de los planteles, y su avance -donde lo hay- ha descansado básicamente en el esfuerzo de las educadoras.

Si eso es así, apuntan, aplicar la obligatoriedad en el primer grado de prescolar será sencillamente imposible, porque de entrada implicaría la apertura de 75 mil nuevas aulas y la contratación de al menos el doble de maestros, pues a un infante de tres años se le debe dispensar una atención muy distinta a las de niños incluso uno o dos años mayores.

"Ellos, por razones de su edad, tienen menos autonomía en cosas elementales como ir al baño, por ejemplo. Menos seguridad, menos madurez y para atenderlos se requiere grupos más chicos y un apoyo bien calificado, así como un estilo de trabajo mucho más apegado al niño en lo individual'', expone Fuentes Molinar.

Y en abono a ese planteamiento añade: "Entonces, no tiene sentido, no le hace ningún bien a los niños si los amontonas en un lugar, los entretienes con cualquier cosa y haces que sólo pasen el tiempo, pues en realidad así no reciben ninguna estimulación, no participan en situaciones que impulsen su curiosidad, su capacidad de preguntar, de trabajar con otros, de observar. No hay ningún efecto educativo positivo".

Puntualiza entonces: "Quizá es una manera muy torpe de decirlo, pero la educación prescolar es buena si es un buen servicio''. Además, Olac Fuentes apunta que en ningún país del mundo, incluso aquellos que tienen los sistemas más desarrollados, han establecido como obligación formal el ingreso de los niños al sistema escolar desde los tres años. En todo caso, "la gente manda a sus hijos a la escuela porque en ésta hay buenas condiciones para atenderlos y no porque sea un requisito'', indica.

Para ambos estudiosos de la enseñanza básica -y quienes durante la administración de Ernesto Zedillo tuvieron a su cargo la aplicación de la nueva currícula de educación primaria- la idea sería aplicar la escolaridad en el primer grado de kinder de una manera selectiva, pues tampoco está demostrado pedagógicamente que un crío de tres años deba ya entrar al universo escolar.

"No hay regla. Puede haber tres lugares para ellos: el jardín de niños, una guardería o su casa, porque hay algunos para quienes su hogar puede ser un lugar estimulante, muy seguro y efectivo. Pero hay otros casos, donde por ejemplo la madre es la jefa de familia y trabaja, en los cuales las condiciones familiares son especialmente riesgosas, y ahí sí tendría que darse prioridad para ofrecer el servicio educativo a estos chicos'', propone Olac Fuentes.

Tercia en la conversación Rodolfo Ramírez y establece que en las actuales condiciones, y sólo con la asistencia obligatoria de los niños de cuatro y cinco años a la escuela, ya se ha generado una presión sobre la oferta escolar, porque hoy no son inscritos en la primaria quienes no hayan cursado los años de jardín. "Por eso, a algunos estados se les está generando un fenómeno que nosotros llamamos rezago temprano. El problema es que hay cada vez más niños de cinco años en segundo grado porque no entraron a tiempo y niños de seis en tercer grado de prescolar porque no lo cursaron, y cuando quisieron entrar a la primaria los regresaron al jardín, y eso crea desconcierto en los propios alumnos y en los maestros''.

"¡Qué paradoja, se decretó la obligatoriedad del prescolar para servir a los niños, y como no se tuvieron las condiciones para aplicarlo ahora está funcionando para perjudicarlos! Eso no es aceptable'', apunta Fuentes Molinar.

"Aquí hay un problema adicional -añade Ramírez- porque según las cifras del Conteo Nacional de Población 2005, las cuales analizamos con cierto detalle, las mayores proporciones de niños que no accedieron al tercer grado obligatorio se encuentran en los estados más pobres. Ahí lo que se muestra con agudeza son los efectos negativos del decreto de convertir en obligatorio el prescolar.

Y por otra parte, al no darse oficialmente una política de expansión a la estructura física del kinder (para lo cual el crecimiento de los planteles privados ha operado, dicen ambos, como una válvula de escape) ha llevado a una sobrepoblación de los salones. Con ello se extiende el deterioro de la enseñanza, pues una educadora al cargo de 30 niños, "aun con las mejores intenciones del mundo no tiene de otra que dedicar toda su atención al control del grupo y con actividades rutinarias''.

Así, indica Olac Fuentes, "todas esas aspiraciones formativas de estimulación de desarrollo del lenguaje, de la intuición de los números, del trabajo en equipo se pierden, porque si tú terminas la jornada diaria sin que un niño muerda a otro, es mucho. Insisto: plantearse una propuesta formativa ambiciosa sin las condiciones mínimas, no es responsable''.

El problema que preocupa a ambos estudiosos no es menor. Cero en conducta dedicó en diciembre toda su edición a su análisis del mismo. "En México persiste la frivolidad en las decisiones educativas. No se considera o estudia la experiencia internacional. Y así lo hicieron con la reforma de secundaria, con escuelas de calidad, entre otros programas. ¡Es el gobierno por decreto! Sin respeto a las condiciones de la escuela, a su complejidad. Y la manosean'', resalta Fuentes Molinar.

Proponen entonces que las autoridades se acerquen al Congreso, informen cómo marcha la reforma en prescolar y le solicite detener la obligatoriedad del primer grado así como el establecimiento de un compromiso de desarrollar una política selectiva en ese nivel de instrucción dirigida a los sectores más necesitados.

"Para empezar, las educadoras, pero también muchas familias entenderían que se trata de un acto de prudencia y que fortalece la educación prescolar que tenemos como viable ahora y que no es nada despreciable'', concluyen.

 
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