Usted está aquí: martes 17 de abril de 2007 Mundo Tragedia en universidad de Virginia; joven asesina a 33 personas a tiros

Es una de las peores matanzas en una institución educativa en la historia de EU

Tragedia en universidad de Virginia; joven asesina a 33 personas a tiros

Las autoridades no identifican al responsable ni aclaran si éste se suicidó luego de la balacera

"Nuestra nación está de luto", lamenta Bush

Reacción lenta de autoridades ante la crisis

REUTERS, AFP, DPA, THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Policías sacan del Edificio Norris de la Universidad Virginia Tech, que alberga la Escuela de Ciencias e Ingeniería, a un hombre no identificado luego del tiroteo que ayer provocó más de 30 muertos Foto: Ap

Blacksburg, 16 de abril. Un total de 33 personas murieron y al menos 30 resultaron heridas en la Universidad Virginia Tech, en una de las peores matanzas que un civil haya perpetrado en solitario en los 231 años de historia de Estados Unidos.

Lo ocurrido en esta pequeña localidad -280 kilómetros al suroeste de Washington- desató una gran confusión desde las 7:15 de la mañana, cuando se especulaba que el campus era objeto de un atentado terrorista; más tarde se supo que el ataque era perpetrado por un joven que se suicidó con una de las dos pistolas .9 mm que portaba, según versiones extraoficiales.

A pesar de las explicaciones que brindaron funcionarios universitarios, policías locales, estatales, federales y jefes del cuerpo de seguridad del centro de estudios, conocido popularmente como Virginia Tech, no fueron esclarecidas las razones de la matanza ni se identificó al individuo que acaparó la atención mundial en Blacksburg, desde donde las grandes cadenas de televisión transmitieron la tragedia durante horas.

Tampoco quedó claro cuántos de los 32 muertos son estudiantes, catedráticos o empleados universitarios y mucho menos si todos ellos fueron asesinados por el atacante solitario o si murieron durante la persecución que se desató -cerca del mediodía- en uno de los cien inmuebles del campus.

El primer ataque se registró a las 7:15 de la mañana en el ala oeste de un edificio denominado Ambler Johnston, un dormitorio para 900 estudiantes.

En el cuarto piso de ese inmueble, una mujer y un hombre fueron asesinados por el hombre armado en circunstancias que tampoco fueron aclaradas por las autoridades.

Testigos dijeron que al momento de escuchar los primeros disparos, una mujer y un hombre se arrojaron desde las ventanas y sufrieron heridas graves al caer.

Cientos de miembros de la comunidad universitaria comenzaron a correr en todas direcciones, y las autoridades no ofrecieron una respuesta inmediata y organizada ante la crisis. Según testitmonios de estudiantes que estaban en el Amber Johnston, algunos empleados sólo atinaron a dar aviso de la situación puerta por puerta.

Dos horas después del tiroteo en el dormitorio, cuando los agentes de seguridad de la institución aún investigaban los hechos, y suponían que el atacante había huído, comenzó a circular la versión de que otra balacera se había desatado en el edificio Norris, que alberga a la Escuela de Ciencias e Ingeniería, reconocida como una de las 20 mejores en Estados Unidos.

Ahí se confirmó más tarde que el mismo individuo armado había comenzado a disparar a la gente, pero además había cerrado las puertas del inmueble.

Los estudiantes de ingeniería pasaron momentos de angustia cuando confirmaron que estaban atrapados.

Una joven que se encontraba en uno de los salones, Erin Sheehan, afirmó que el atacante "medía alrededor de 1.80 metros, era joven, asiático, y vestía de una manera extraña, como un boy scout, con una especie de abrigo militar negro".

Poco después de las 9:30, policías de un escuadrón especial de reacción rápida (los llamados SWAT) irrumpieron en una de las aulas y ordenaron a un profesor y sus alumnos que abandonaran el edificio, pero al llegar a la salida encontraron las puertas cerradas y sobre la marcha tuvieron que buscar una ruta alterna, mientras seguían los disparos dentro del Norris, el epicentro de la tragedia.

"Escuchamos un par de disparos y empezamos a correr. Todos iban como locos. Unas 300 o 400 personas huían del lugar", describió una estudiante a la edición en Internet de un diario regional del suroeste de Virginia, Roanoke Times.

Sólo hasta el segundo tiroteo, iniciado a las 9:15, los agentes de seguridad universitarios comenzaron a alertar a los estudiantes por altavoces: "Esto es una emergencia... Hay un hombre armado en el campus, manténganse en el interior de los edificios y lejos de las ventanas".

De acuerdo con diversos testimonios, las detonaciones en el Norris comenzaron con dos disparos aislados y luego se desató una refriega que pudo llegar hasta 30 impactos. Según versiones de agentes policiales que estuvieron en la escena, esos tiros alcanzaron a 46 personas. Reportes previos dieron cuenta de que fueron dos los atacantes, y más tarde se informó que una persona fue detenida.

Algunos estudiantes se quejaron ante los medios de comunicación estadunidenses de la manera en que las autoridades universitarias manejaron la situación de crisis.

Los comentarios en televisión hicieron referencia a que el primer correo electrónico enviado a los estudiantes sobre el asunto (a las 9:26 horas) sólo indicaba que los agentes de seguridad de la universidad investigaban una balacera, pero no decretaba la cancelación de las clases.

Después de los tiroteos, la institución, que atiende a 26 mil estudiantes, informó que una persona llamó la semana pasada a las oficinas centrales para amenazar con un ataque de bomba y la universidad ofreció una recompensa para quien diera pistas sobre el asunto.

El episodio de este lunes en Virginia Tech fue descrito por el presidente de la institución, Charles Steger, como una "tragedia de proporciones monumentales".

Evocan Columbine, Austin y Michigan

Lo sucedido en esta ciudad apacible, cuya vida gira principalmente en torno a la universidad, evocó las matanzas en centros educativos que los estadunidenses registran en su memoria.

Una es la tragedia en la secundaria de Columbine, en el central estado de Colorado, en 1999; y la otra ocurrió en la Universidad de Texas, en Austin. En ambos casos, hubo 15 muertos. En otro hecho dramático, ocurrido en 1927, un hombre hizo estallar una escuela en Michigan y el saldo ahí fue de 45 fallecidos. Entre 1998 y octubre de 2006, en Estados Unidos se han perpetrado siete ataques armados en escuelas, según Reuters. Y de acuerdo con Afp, 24 incidentes violentos se han registrados desde 1927 hasta finales de 2006, lo que ha producido cientos de muertes.

"Vivimos en una sociedad donde las armas son ampliamente aceptadas. Hay 200 millones de ellas en esta sociedad y, obviamente, algunas están manos indebidas", comentó un miembro de la organización Virginienses en contra de la Violencia a Mano Armada.

Poco después del mediodía el presidente George W. Bush declaró:

"Las escuelas deben ser un lugar seguro y un santuario del aprendizaje. Cuando el santuario es violado, el impacto se siente en cada uno de los salones de clase del país y en cada una de sus comunidades. Hoy nuestra nación está de luto por aquellos que han perdido a sus seres queridos".

 
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