Usted está aquí: miércoles 18 de abril de 2007 Mundo Refrenda la Casa Blanca el derecho a portar armas de fuego

La matanza en la Universidad Virginia Tech revive el debate sobre la violencia en el país

Refrenda la Casa Blanca el derecho a portar armas de fuego

Adquirió el asesino dos pistolas sin ningún problema en una tienda del estado de Virginia

Criminales, ya sea de Nueva York o de México, tienen arsenales gracias al mercado legal de EU

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen En imágen proporcionada por la familia, una de las víctimas de la matanza en la Universidad Virginia Tech. El profesor israelí de 77 años Liviu Librescu, sobreviviente del Holocausto, quien fue alcanzado por las balas al intentar salvar a sus alumnos; Foto: Ap

Ampliar la imagen En imágen proporcionada por la familia, una de las víctimas de la matanza en la Universidad Virginia Tech. La estudiante Caitlin Hammaren Foto: Ap

Ampliar la imagen En imágen proporcionada por la familia, una de las víctimas de la matanza en la Universidad Virginia Tech. El estudiante peruano Daniel Pérez Cueva Foto: Ap

Nueva York, 17 de abril. Refrendar el derecho de los individuos a portar armas fue una de las primeras reacciones de la Casa Blanca, luego de ofrecer sus condolencias por lo que se ha considerado la peor matanza a balazos en la historia del país.

Los tiros y la sangre de las víctimas del ataque en Virginia detonaron -otra vez- el gran debate sobre la violencia y las armas en este país. Pero si el pasado indica algo, poco cambiará, ya que para algunos aquí -incluso para buena parte de la cúpula política- las armas son sagradas.

Es por esto que a pocos sorprende que las pistolas que el estudiante sudcoreano Cho Seung-Hui usó para matar a 32 personas en la Universidad Virginia Tech fueron compradas legalmente en Virginia, una hace un mes, y otra al parecer el viernes pasado. El "derecho" a las armas se traduce en la facilidad del acceso a las armas de fuego para casi cualquier individuo en Estados Unidos, como lo fue en el caso de este estudiante.

Por lo tanto, vale apostar que la matanza en Virginia Tech, y la ocurrida en Columbine hace ocho años, fueron las primeras, pero no serán las últimas.

Dos maestros y un estudiante están entre las 32 víctimas de un hombre armado con dos pistolas. Liviu Librescu, profesor de ingeniería de 77 años, murió tratando de salvar a sus estudiantes. Al acercarse el asesino, se inclinó contra la puerta y ordenó a los jóvenes salir por las ventanas de su aula en el segundo piso hasta que los tiros lo alcanzaron. Christopher Bishop murió por una bala en la cabeza frente a sus alumnos en la clase de alemán. Ryan Clark, de 23 años, estudiaba tres carreras -biología, literatura y sicología- y participaba en actividades voluntarias, fue uno de los primeros en morir al correr hacia donde escuchaba gritos para ver si podía ayudar a sus compañeros.

Los tres se sumarán al promedio de 30 mil muertes anuales por arma de fuego en este país, y las pistolas del asesino -una .9mm y la otra .22- son sólo dos de aproximadamente 200 millones de armas en manos de ciudadanos en Estados Unidos.

¿Por qué será que Estados Unidos, comparado con otros países avanzados, registra por mucho la mayor tasa de mortalidad y heridas causadas por arma de fuego?

Una razón se manifiesta con la primera reacción de la Casa Blanca a la tragedia de ayer en Virginia Tech. Poco antes de que el presidente George W. Bush expresara que oraba por las víctimas y sus familias y declaraba que "nuestra nación se apesadumbra", su vocera Dana Perino dejó claro que "el presidente cree en el derecho para que la gente porte armas, pero que todas las leyes tienen que ser cumplidas".

Hoy Bush acudió a una ceremonia semi-religiosa en Virginia con otros funcionarios, y la cúpula política de ese estado, donde nadie mencionó la necesidad de aplicar medidas de control para la posesión de armas de fuego en esta sociedad. De hecho, el gobernador Tim Kaine acaba de promulgar una ley que prohíbe que se realicen operaciones encubiertas contra los dueños de armerías sospechosos de ventas ilegales.

Por otro lado, un poderoso y amplio sector bien organizado y financiado ha elevado el supuesto derecho de portar armas a un principio sagrado. Esto ha llevado no sólo a la ausencia de nuevas leyes de control de armas desde la tragedia de Columbine, sino que se han anulado algunas medidas de control durante estos seis años en que políticos "proarmas" han controlado el Ejecutivo y el Congreso.

Por lo tanto, cuando las autoridades lograron hoy rastrear el origen de la pistola Glock de 9mm empleada en la matanza en una tienda de armas en Roanoke, Virginia, no causó sorpresa el que el joven asesino, residente legal en el estado (su familia vive en Centerville, cerca de Washington y del aeropuerto Dulles), compró legalmente esta arma.

"Nuestras leyes federales de control de armas han sido debilitadas al punto de que individuos en las listas de sospechosos de terrorismo de la FBI pueden acudir a cualquier armería y comprar armas semiautomáticas sin ninguna pregunta. No permitimos a esta gente abordar un vuelo comercial, pero les permitimos comprar las Tec-9, Uzi, AK-47 y otras armas de mano de destrucción masiva", escribió hoy la representante federal Carolyn McCarthy, de Nueva York, cuyo esposo fue ultimado en un tren suburbano por un asesino armado en 1993.

Organizaciones dedicadas a promover el control de armas denuncian que durante más de una década los políticos casi no han hecho nada para prevenir la violencia por arma de fuego, y peor aún, varias de las leyes sobre el asunto han sido debilitadas o han caducado (incluyendo aquellas que permitían que agencias de seguridad pública compartieran información de delitos con armas y la prohibición a la compra de armas de asalto semiautomáticas).

El hecho de que las leyes de control de armas sean casi inexistentes (con algunas excepciones) en este país y que casi cualquiera puede comprar todo tipo de armamento en estados como Virginia y Texas, con casi ningún requisito, explica mucho. Las armas empleadas por criminales, sea en la ciudad de Nueva York o en México, provienen, en gran medida, del mercado legítimo y legal de armas estadunidense.

En Estados Unidos se venden aproximadamente 4 millones de armas de fuego anualmente. Entre un millón y 3 millones más son intercambiadas en un llamado mercado secundario. El estado de Virginia tiene una de las leyes mas débiles de control de armas, y el estado y sus políticos siempre han sido orgullosamente "pro derechos a portar armas". Esto tiene efectos mucho más allá de Virginia.

Por ejemplo, en tiempos recientes, 47 por ciento de las armas confiscadas en Nueva York provenían de Virginia, muchas de ella responsables de cientos de homicidios y víctimas heridas de bala. En México, se había identificado el ingreso de armas estadunidenses destinadas al crimen organizado, muchas de las cuales eran fácilmente -y hasta legalmente- compradas en estados que hacen pocas preguntas a sus clientes.

Alcaldes promueven restricciones

De hecho, el tráfico de armas de estos estados a centros urbanos ha provocado la creación de una nueva coalición de, hasta ahora, más de 150 alcaldes que promueven un mayor control sobre este tráfico de armas. La Coalición de Alcaldes contra Armas Ilegales está presionando a los gobiernos locales, estatales y federales a implementar medidas de control a la compra y venta de armas. "La retórica polarizada sobre la política de armas... sólo opaca la trágica realidad que vemos todos los días en nuestras calles: criminales violentos con acceso fácil a las armas de fuego", declaran.

El New York Times opinó hoy que la peor matanza a tiros en la historia estadunidense ocurrida ayer "es otro horripilante recordatorio de que algunos de los peligros más graves que enfrentan los estadunidenses provienen de asesinos en casa armados con armas que son aterradoramente fáciles de obtener", e instó urgentemente a la necesidad de controles más fuertes a armas letales.

"Más de 30 mil estadunidenses mueren cada año por arma de fuego. ¿Cuántos más tienen que morir antes de que despertemos?', preguntó hoy la legisladora McCarthy.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.