Usted está aquí: viernes 20 de abril de 2007 Sociedad y Justicia Dona una canadiense óvulos a su hija

Dona una canadiense óvulos a su hija

Fueron congelados para que en el futuro los use su pequeña, quien padece mal genético

REUTERS

Toronto, 19 de abril. Una canadiense congeló algunos de sus óvulos para que puedan ser usados en el futuro por su hija de siete años, quien no podrá concebir por un problema genético.

Médicos del Centro Reproductivo de la McGill University de Montreal, pioneros en un programa de congelación para pacientes con cáncer o que desean demorar la concepción, manifestaron que la decisión de Melanie Boivin, de 36 años, no tiene precedente en América del Norte.

El equipo de especialistas también expresó que el tema genera mucha controversia.

Si la niña elige quedar embarazada empleando óvulos de su madre, estará dando a luz a un medio hermano biológico. Boivin, en tanto, se convertiría en madre y abuela a la vez.

"Está donando sus óvulos para ayudar a su hija a tener niños. Es amor de madre", dijo durante una entrevista Seang Lin Tan, director del centro e importante experto en tratamientos de fertilidad.

"Es como donar un riñón a un hijo, nadie tendría un problema con eso", añadió el especialista.

Si bien existen en Norteamérica alrededor de 60 casos de mujeres que congelaron sus óvulos, esta es la primera donación de madre a hija, indicó Tan. El caso ha sido revisado y aprobado por el Comité de Etica del Centro de Salud de la universidad, según detalló el científico.

Seang Lin Tan dijo que Boivin decidió donar sus óvulos luego de que supo que su hija es estéril porque padece el síndrome de Turner, por el cual las mujeres carecen o tienen incompleto uno de los dos cromosomas X, que normalmente conforman la naturaleza femenina.

Las características más comunes del síndrome de Turner, que aparece en uno de cada 2 mil 500 nacimientos de niñas, son la baja estatura y la falta de desarrollo ovárico.

"Los padres están para ayudar (a sus) hijos, y si ella hubiera necesitado algo más, un órgano o un hígado, yo se lo hubiera dado sin dudar", dijo Boivin al periódico Globe and Mail.

Desde entonces se ha negado a ser entrevistada, porque dijo que la discusión ha causado algunos problemas a su hija.

Los óvulos de Boivin serán congelados de 20 a 25 años, empleando un método llamado vitrificación, desarrollado por el equipo del doctor Tan, el cual aumentó sustancialmente la tasa de supervivencia de los óvulos.

El material congelado se guarda en un dispositivo que lo protege hasta que está listo para su uso. Las tasas de embarazo con óvulos vitrificados son casi las mismas que con óvulos frescos, informó.

Será decisión de la hija de Boivin si quiere emplear los óvulos congelados, añadió el experto.

"Le lleva tiempo a las personas acostumbrarse a la idea", dijo Tan, quien concluyó que muchas personas desaprobaban hace 30 años la tecnología que permite el nacimiento de los llamados "bebés de probeta".

 
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