Usted está aquí: sábado 21 de abril de 2007 Disquero Un artesano prodigioso

DISQUERO

Un artesano prodigioso

Pablo Espinosa

La aparición de un nuevo disco con música del compositor polaco Henryk Mikolaj Górecki (1933) abre el compás del círculo iniciado en el Disquero hace algunas semanas, cuando presentamos una grabación prodigiosa en dvd con los misterios develados del más grande compositor vivo: Arvo Pärt.

Mencionamos en aquella ocasión, y en el Disquero que lo siguió una semana después dedicado a John Tavener, que estos dos autores -Pärt y Tavener- suelen ser presentados juntos y junto con Górecki en grabaciones discográficas. Uno de esos discos en trío lo presentamos en la semana dedicada a Tavener. Ahora mostramos en medio de estas líneas otro de ellos, cuyo contenido versa en versiones canoras de obras de Arvo Pärt, John Tavener y Górecki, de quien presentamos en la columna derecha, en la parte superior del Disquero, su nuevo disco y al mismo tiempo proponemos aquí una breve revisión de su obra registrada en discos compactos.

Al tratarse el contenido del nuevo álbum del más reciente de sus cuartetos de cuerda, emprendamos la retrospectiva precisamente en torno a esa especialidad camerística. El disco titulado Already it is disk (Nonesuch records) contiene precisamente el Cuarteto Número Uno de Górecki (se pronuncia gureski) cuyo subtítulo es el que designa también al disco. Esa obra es interpretada por el Kronos Quartet, viejo conocido del Disquero, responsable de la difusión y el conocimiento multitudinario de Górecki, a quien ha comisionado a la fecha ya tres cuartetos de cuerda ex profeso.

Este disco fue grabado en 1991, cuando en ese grupo de culto figuraba todavía la bella violonchelista Joan Jeanrenaud, ahora brillante como solista. El álbum se completa con la legendaria Lerchenmusik (Música de alondras, en alemán), Recitativo and Ariosos opus 53 para clarinete, violonchelo y piano, ejecutada por los Solistas de la London Sinfonietta. Se trata de una obra impresionante por sus logros, encanto, misterio y perfección de manufactura y sonidos insospechados, aún echando mano de instrumentos convencionales. Revela una de las constantes que identifican la música de Górecki: el uso de materiales folclóricos de la región sur de Polonia.

Otra impronta de su música es su carácter religioso. Por ventura, en esta obra se libera de ese fardo, pues se trata de un autor católico con todas las limitantes que eso implica. En cambio, es notoria otra faceta preponderante de su obra: el uso dramático y singular de las disonancias, en altos contrastes, economía de medios y un sentido musical estricto que rinden frutos fantásticos.

En su primer Cuarteto de cuerdas y en su Música de alondras se observa un Górecki distinto del que suelen emparentar con Pärt y con Tavener, es decir, que el Górecki autor de líneas melódicas desnudas, de deslumbramientos místicos extremos, da lugar aquí al Górecki artesano prodigioso, imaginativo, originalísimo. Un gigante que ponemos a disposición del placer del melómano y de quien tenga sed de conocimiento.

 
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