Usted está aquí: lunes 23 de abril de 2007 Cultura Roberto Kolb invitó a oír el cine en el Festival de San Luis

Presenta Escuchando imágenes/mirando sonidos

Roberto Kolb invitó a oír el cine en el Festival de San Luis

ARTURO GARCIA HERNANDEZ ENVIADO

San Luis Potosi, 22 de abril. Cine para oír. Música para ver. Como parte de la antigua e inacabable reflexión sobre la relación entre música y cine, Roberto Kolb retomó y amplió un proyecto experimental que el compositor austriaco Hanns Eisler realizó entre 1940 y 1942. De esta revisión, Kolb derivó la propuesta Escuchando imágenes/ mirando sonidos, presentada anoche dentro del Festival de San Luis con la Camerata de las Américas.

A decir de Kolb, es conocida la historia de "partituras de cine" que han sobrevivido al propósito original de "ilustrar" o "comentar" las imágenes de un filme o una coreografía, y que hoy forman parte del repertorio de concierto, alcanzando una autonomía estética propia.

Eisler, uno de los alumnos predilectos de Arnold Schoenberg, se interesó en el tema y, para profundizar en él, llevó a cabo una investigación práctica y teórica, el Film Music Proyect. Básicamente consistió en musicalizar o remusicalizar películas de distinto género. De ahí -explica Kolb en el programa de mano de Escuchando imágenes/ mirando sonidos- nació un libro hoy clásico sobre música y cine, escrito por Eisler en coautoría con el filósofo Theodor Adorno.

A contracorriente del "seudorromanticismo complaciente" que imperaba en la música para cine promovida sobre todo por Hollywood, Eisler propone una música que "no es subsidiaria de la imagen, sino que se asume como estructura y expresión en su propio derecho, caminando a la par de aquella, en una relación dinámica".

Lo que ahora hace Roberto Kolb en Escuchando imágenes... -en evidente concordancia con Eisler- es explorar tres partituras para otros tantos filmes documentales, en las que el compositor austriaco expresa sus ideas sobre el tema: Lluvia (obra vanguardista de Joris Ivens); A child went forth (de Joseph Losey), y El pueblo olvidado (historia y guión del escritor John Steinbeck).

Para Lluvia, "escultura en movimiento", sucesión de imágenes de extraordinaria belleza, sugerentes e inesperadas, Hanns Eisler compuso Catorce maneras de describir la lluvia, con la pretensión de interpretar y reconstruir a su manera los distintos estados espacio-temporales que ofrece el filme de Ivens. A child went forth, que toma su título del primer verso de un poema de Walt Whitman, recoge las experiencias de un grupo de niños en un campamento de la campiña inglesa, donde son puestos a salvo del "peligro y el terror" de la guerra que habían experimentado en Londres.

En este caso, "Eisler -sostiene Kolb- recurre a la música infantil como fuente de inspiración; estructurada como el filme, la música recorre las escenas infantiles mediante variaciones que basa en temas de canciones infantiles tradicionales de Estados Unidos".

Según la interpretación de Kolb, Hanns Eisler contradice con la música, o por lo menos lo intenta, la imagen idílica que se proyecta de niños, que a fin de cuentas son víctimas de la guerra.

El pueblo olvidado comparte con las otras dos cintas mencionada la notable belleza de sus imágenes. Es dirigida por Herbert Kline y fotografiada por Alexander Hackenschmid y Agustín P. Delgado. Inicialmente habían elegido a Silvestre Revueltas para hacer la música, pero ante la inesperada muerte del compositor mexicano, Eisler fue llamado.

La cinta se filma en un poblado de México, donde los niños mueren víctimas de una enfermedad y que la curandera de la comunidad no logra erradicar. "Los pobladores mitifican el mal como un castigo y, supersticiosos", se niegan a aceptar la ayuda de los médicos y su "medicina moderna". Ese es el centro del conflicto, pero la cinta también informa de las tradiciones y formas de vida de la comunidad.

En Escuchando imágenes..., Kolb rescata los filmes mencionados y los proyecta con la música original interpretada en vivo por la Camerata de las Américas, dirigida por José Luis Castillo. No obstante, propone variantes, como la de suprimir diálogos y voz de los narradores en dos de las cintas, así como colocar a los músicos entre el público y la pantalla donde se hace la proyección: "pensé que quizá esto favorecía a que el público se haga más consciente de la música, ya que normalmente no es así".

Además de abundar en la exploración iniciada por Eisler, Kolb quiso recordar los estrechos vínculos que el compositor tuvo con México.

El proyecto le llevó un año de trabajo a Kolb y fue realizado con el apoyo de la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Sociedad Internacional Hanns Eisler, de Berlín.

 
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