Usted está aquí: lunes 23 de abril de 2007 Deportes Asambleístas del PRD plantean reformas que sólo benefician a la AMT-Codeme

Someter la Ley de Espectáculos del DF a intereses de un grupúsculo de aventureros

Asambleístas del PRD plantean reformas que sólo benefician a la AMT-Codeme

Defienden la autorregulación e improvisación, sin rigor de resultados taurinos

LEONARDO PAEZ

Ampliar la imagen El matador Enrique Espinoza El Cuate estuvo empeñoso con Trovador y Gitano, los dos mansos de La Cardenilla que le correspondieron ayer en la segunda corrida de la feria Torista, en la Monumental Plaza de Toros México Foto: Notimex / José Pazos

"¿En qué se parece la legalización del aborto a la fiesta de los toros?", preguntó uno de los maldosos que quedan.

"¿En que se interrumpen dos expresiones de la vida?", respondió preguntando una joven.

"No -replicó el del acertijo-, sino en que ambas exhiben las enormes carencias neuronales, no se diga ideológicas, de nuestros legisladores y sus respectivos partidos políticos.

"Para los dogmáticos -añadió-, la libertad femenina se reduce a tener o no tener hijos, se posea o no responsabilidad y capacidad para tenerlos, pero nunca a decidir si interrumpe su embarazo, pues en las leyes divinas no hay casos particulares ni menos explosión demográfica que preocupe."

"Y para los oportunistas de izquierda la tradición taurina de México se reduce a botín de algunos aventureros tan habilidosos como ineptos, a los que por ahora conviene hacerles el caldo gordo. Pero a las madres y a los taurinos primero deberían tentarlos, como a las vacas, para ver si realmente merecen ser taurinos y madres", apuntó otro.

Soliviantada porque la sospechosa Confederación Deportiva Mexicana (Codeme) la admitió como organismo afín, la inescrupulosa Asociación Mexicana de Tauromaquia (ATM) convenció a varios diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Asamblea Legislativa del DF -Mauricio Alonso Toledo Gutiérrez, Salvador Martínez della Rocca, José Luis Morúa, Isaías Villa, Edy Ortiz y Arturo Santana- de presentar y firmar una torpe iniciativa de reformas a la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en el Distrito Federal.

¿Con qué objeto? Con el de acomodar esa ley a los particulares intereses de la ATM, cuyo propósito no es, desde luego, rencauzar a la fiesta brava de México, sino controlarla por tiempo indefinido bajo los mismos esquemas que la han degradado: autorregulación e improvisación, sin rigor de resultados taurinos.

En una farragosa y amañada exposición de motivos, el diputado Toledo Gutiérrez intentó, entre otros, estos embarullados lances: "... el significado que adquiere la tauromaquia es de vital importancia, ya que se refiere a todo lo concerniente al toreo, la práctica de lidiar toros, siendo su expresión más celebrada la corrida de toros. En fin, una forma de espectáculo practicada en diversos países del mundo...

"Sin embargo -encastado agrega el diputado-, en nuestra ciudad de México, a pesar de lo que en la fiesta brava se vive con gran intensidad, se adolece de un marco normativo que permita que la misma se desarrolle a plenitud. Hoy se observan con desaliento irregularidades que semana a semana acontecen en la plaza de toros. Por citar algunos ejemplos:

"Los aficionados cada vez asisten menos a las corridas o novilladas, ya que pierden el interés por (sic) las arbitrariedades cometidas en su contra; que un novillero que merecía triunfar y no lo hizo, se desmoralice por la negativa actitud de algunos jueces a no premiarlo, además de jugarse la vida, lo que difícilmente tendrá la continuidad en su carrera para seguir toreando..."

La inspiración crece y el asambleísta cita: "La conducta de algunos jueces, desde luego no todos, puede llevar a que los señores empresarios dejen de invertir (sicazo) y no realicen festejos. Recordemos que la plaza de toros es de gran importancia en nuestro país, ya que da aproximadamente 4 mil fuentes de trabajo, entre directas e indirectas, lo que fomenta posiciones laborales que son el sostén económico de nuestras familias" (sicucha con resoplido).

Y ya en éxtasis, este defensor de la afición despliega la muleta de la exculpación: "Asimismo, cuando un toro es protestado por el público... y se pide que sea devuelto, ¿no sería realmente responsabilidad del juez de plaza y su equipo de trabajo?, ya que cuando llegan a los corrales ellos están presentes y son los que califican si el animal cumple o no con lo que dice el reglamento, y la excusa muchas veces es culpar al empresario, a los matadores o al ganadero"... (sicona conmovida).

Ignorando que un juez suele aprobar y devolver reses por presiones antes que por convicción, este catón como de izquierda pregunta: "¿... por qué no devuelven al toro cuando llega o piden que traigan otro en ese momento y no esperar a que el domingo la afición lo rechace? Creemos que es una falta de congruencia, primero, recibirlo y autorizarlo para su lidia, y el día del festejo echarlo para atrás; es una falta de respeto a la empresa, a los toreros, al ganadero y sobre todo al público".

Volveremos sobre tan sospechosa iniciativa perredista cargada del peor libreempresismo y dictada por quienes han llevado al espectáculo taurino en la ciudad de México a su punto de quiebre.

 
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