Usted está aquí: martes 24 de abril de 2007 Espectáculos Pina Pellicer, mujer adelantada a su época, pero invadida por la tristeza

Ana Pellicer y Reynol Pérez presentaron libro sobre la actriz, quien se suicidó a los 30 años

Pina Pellicer, mujer adelantada a su época, pero invadida por la tristeza

Admirada por Hitchkock, protagonizó la única película dirigida por Marlon Brando

Con una corta pero intensa actividad en teatro y cine, hizo Macario y Días de otoño, de Gavaldón

JUAN JOSE OLIVARES

Ampliar la imagen Pina Pellicer y Marlon Brando en un fotograma de la cinta El rostro impenetrable

"Seres como yo deberían tener la libertad de morir en el momento en que la tristeza empezara a invadirlos porque, los seres como yo, somos seres débiles, incapaces de decirle no a la tristeza, no a la vida, nos dejamos llevar, nos dejamos vivir, nos dejamos morir por la tristeza", escribió Pina Pellicer en su diario, sin fecha alguna.

Y, ¿quién es Pina Pellicer? El apellido nos suena por Carlos, el gran poeta, o Pilar, la actriz. Pina también era una extraordinaria histrión, que en cinco años de intensa carrera, cuando era apenas una veinteañera, protagonizó la única cinta dirigida y actuada por Marlon Brandon (El rostro impenetrable, que ganó en el Festival de San Sebastián en 1961, incluido mejor actuación femenina: Pina Pellicer); fue admirada y requerida por Alfred Hitchcock (apareció en uno de los mejores capítulos de su serie La hora de Alfred Hitchcock), y que, en México, actuó en dos cintas fundamentales del cine nacional: Macario y Días de otoño, dirigidas por Roberto Gavaldón

Pina surgió del teatro universitario y formó la agrupación Poesía en Voz Alta, de la UNAM, movimiento que "transformó la escena teatral en nuestro país, pero sólo vivió 30 años. Se suicidó. Ahora, a más de 40 años de su muerte, su hermana menor Ana y el periodista regiomontano Reynol Pérez, rinden homenaje a "una mujer adelantada a su época" por medio del libro Pina Pellicer Luz de tristeza (1934-1964), volumen que recoge la corta, pero intensa trayectoria teatral y cinematográfica de la desaparecida actriz, el cual se presentó ayer en la Cineteca Nacional.

Tremenda melancolía

Lo más difícil de hacer el libro, asegura en entrevista la escultora Ana Pellicer, fue "no poder entender por qué se suicidó, no poder tenerla; saber que nunca tuvo el amor, que nunca pudo ser totalmente feliz. Pina vivió muy poco; fue una actriz magnífica con una belleza singular, pero con una tristeza y melancolía tremendas. Hizo grandes cosas en cinco años, pero dejó una huella, y una de las ideas era dejar el impacto de su vida".

En opinión de Reynol Pérez, autor de libros para teatro (El tren nuestro de cada día. Nueve obras de teatro) y otros textos de relatos, "el caso de Pina es especial, porque era una actriz admirada por los intelectuales, no era la pose o una gran estrella, era una mujer moderna que en una época rompió con muchos moldes. No conocía la vida de Pina y me impactó que se haya suicidado y que hubiera trabajado con Marlon Brando y que Hitchkock la admirara. En 1964 filmó un capítulo con el mago del suspenso, el cual está entre los 10 mejores de más de 300; inclusive el guión de ese episodio lo hizo Ray Bradbury".

En una nota periodística de 1964, publicada por Héctor Pérez Verduzco, y que los autores recopilan, se muestra la admiración del director inglés por la actriz mexicana: "Para él era una actriz en toda la extensión de la palabra. Le hablaba por teléfono desde Hollywood para saludarla o solicitar todos sus servicios. Inclusive, Pina estaba en los planes del mago del suspenso para películas futuras".

Ana comenta: "Era una intelectual, Pilar y Pina estudiaban filosofía y letras. Pilar se fue a Europa y Pina se quedó en México para realizar todos sus proyectos. Era un ser muy precoz. ¿Por qué se mató? Es lo que se preguntaban la prensa y sus familiares, si había tanta gente que la quería, si estaba en el mejor momento de su carrera, pero, se quedó congelada en la historia y por eso la necesidad de tener un libro sobre ella. Somos ocho hermanos, cuatro mujeres y cuatro hombres. Soy la menor y Pina se fue de la casa muy joven. Cuando realmente la conocí fueron dos años antes de su muerte. Viajé varias veces con ella y me daba cuenta de que era un personaje que decía siempre las cosas. Sin duda, una de las razones para que se suicidara fue la precocidad y el éxito, además del amor, que fue un problema en su vida, no encontrarlo".

Para Ana es difícil hacer un libro de una hermana, puesto que es "muy fuerte; tienes que verte a ti mismo, tienes que ver cómo eran tus padres, el por qué de tantas contradicciones, hacer un sicoanálisis de tu propio árbol genealógico".

Dura lección

Por su lado, Reynol aseguró: "Una lección dura fue retirar un capítulo en el que hablaba de su muerte; tenía notas de diarios, pero hubo un momento que fue abrumador, aunque eran documentos que me ayudarían a entender al personaje, sin embargo, si los ponía en el libro iba a ser delicado. No importa cómo haya terminado, sino lo que dejó tras de sí. Además, su suicidio era una decisión que debíamos respetar".

Ana intervino: "Queríamos que otras generaciones conocieran a este personaje y ese periodo del teatro y del cine mexicanos. Porque su presencia es actual y lo maravilloso es plasmar su historia en un libro. En su época había más moldes que romper, Pina fue una mujer adelantada a su tiempo. En cinco años estuvo en Hollywood y se dio el lujo de no aceptar contratos millonarios, que le hubiera dado títulos prescindibles".

El libro, de siete capítulos y que contiene muchos retratos de actriz hechos por fotógrafos como Kati Horna o Héctor García, entre otros, es una publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México y pertenece a la colección Miradas en la oscuridad, la cual tiene el propósito de rescatar y preservar la memoria de la cinematografía mexicana, al igual que la herencia de sus creadores y protagonistas. La Cineteca Nacional y la Universidad Autónoma de Nuevo León participan, a su vez, como coeditores. Es producto de una investigación que contó con el patrocinio del Consejo de la Cultura de Nuevo León y la Fundación Cívico-Cultural Villacero.

 
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