Usted está aquí: martes 24 de abril de 2007 Opinión Jazz

Jazz

Antonio Malacara

Viaje al Fondo del Jazz arrancó con éxito

EN UN HECHO insólito, tanto de puntualidad como de convocatoria, exacteamente a la 19 horas del pasado 14 de abril dio inicio la primera mesa del coloquio Viaje al Fondo del Jazz. Las sillas que llenaron la Quinta Margarita del Museo de Culturas Populares fueron ocupadas en su totalidad minutos antes de la hora programada y la gente seguía llegando después de comenzadas las ponencias; se acomodaba ya en las bardas, ya en los macetones, o permanecía de pie en los extremos del patio. Los organizadores no daban crédito.

DE HECHO, A las ocho de la noche se cerraron las puertas del museo, y nos contaron -después- de una veintena de jazzófilos retrasados que se quedaron afuera, discutiendo infructuosamente con los policías de la puerta para que los dejaran entrar. La gente quería estar ahí, platicando de música con tres especialistas que abordaban el tema de la historia del jazz. De las raíces a las rutas del porvenir.

EL PRIMERO EN tomar la palabra fue el maestro Francisco Téllez, director de la licenciatura en jazz de la Escuela Superior de Música (INBA) y pianista del Cuarteto Mexicano de Jazz. Habló con detalle de los orígenes del género, remontándolos a 1619, con la llegada de los primeros esclavos africanos a Ameérica del Norte. Al final habló de las diferentes escuelas que han formado el entramado del jazz en el planeta.

LE SIGUIO ALBERTO Zuckermann, pianista y crítico musical que dio también un repaso a los orígenes, para de inmediato instalarse con amplitud en el jazz europeo y en la obvia influencia que tuvo en éste gente como Louis Armstrong y Charlie Parker. Aunque generalmente Zuckermann sabe de lo que habla, nos pareció un poco excedido cuando le endilgó a Miles Davis un supuesto afán protagónico por haber incursionado en los terrenos del rock.

FINALMENTE LLEGO EL turno de Xavier Quirarte, periodista cultural y uno de los analistas más consistentes en este medio, bajista y vocalista también en el grupo Sociedad Acústica de Capital Variable. En esta ocasión, prefirió hacer un recuento de los libros de jazz que se pueden conseguir en español en este país, tanto las traducciones como los contados títulos que se han cocinado en casa.

LOS TEMAS Y las ponencias se fueron como agua, nadie se movía de su lugar, todo mundo estaba metido en las ideas y los conceptos, aunque ninguno de los ponentes haya hablado, lamentablemente, de las rutas del porvenir, y el tema haya quedado como el primer pendiente de este coloquio. Sin embargo, cuando el moderador invitó al público a cuestionar y hacer preguntas, sobraron la intervenciones del respetable que, repito, estaba totalmente metido en la dinámica de la mesa. Contento de estar ahí, pues.

PARA CERRAR EL primer día de actividades, los pianistas nos brindaron un buen rato de música. Zuckermann tocó un tema propio, largo y multitemático, casi una suite. Téllez en cambio se fue con piezas más o menos cortas, y espesas, de Miles Davis, Ornette Coleman, Cecil Taylor y Thelonious Monk, para concluir con una emotiva versión de Monkeana, composición del maestro que fue grabada por Omar Arán en el disco La música de Francisco Téllez, Vol. 2.

POR LO PRONTO, ESTE arranque del Viaje al Fondo del Jazz se puede calificar como todo un éxito de la comunidad jazzística (vinieron melómanos de Puebla y Jalapa), además de un innegable primer gran acierto administrativo de las nuevas autoridades del Museo de Culturas Populares, particularmente de Elena Sainz, su nueva directora, quien diera luz verde a Fernando Híjar para poder armar este coloquio, que tenía dos años en la lista de espera.

UNA VEZ A SOLAS, cuando la Quinta Margarita había quedado desierta, tres músicos negros de Daniel Manrique, pintados ex profeso para este encuentro, sonreían con seriedad y satisfacción desde los muros, desde su realidad de papel, sabedores de que su imagen daba forma al vacío, y que el jazz acababa de dar forma y sentido al silencio. Salud.

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