Usted está aquí: miércoles 9 de mayo de 2007 Espectáculos Foro

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Carlos Bonfil

El imperio

Ampliar la imagen Nikki Grace se ve envuelta en una abrumadora confusión de realidad y de ficciones Nikki Grace se ve envuelta en una abrumadora confusión de realidad y de ficciones

"UNA MUJER CON problemas". Esta es la síntesis, sinopsis, clave única que el realizador David Lynch ofrece para interpretar su última cinta, El imperio (Inland Empire), sin duda su trabajo más complejo e insondable en sus 40 años de carrera.

MAS ADELANTE ADVIERTE que para disfrutar en lo posible de esta experiencia de cine total, lo preciso es "penetrar profundamente en la historia, penetrar en la abstracción", o si se prefiere, en el afiebrado sueño de Nikki Grace (Laura Dern), una actriz hollywoodense que luego de conquistar un estelar codiciado debe sucumbir al influjo malévolo del guión propuesto, remake de una vieja película que jamás pudo ser completada por la maldición que cayó sobre ella y que ocasionó la muerte de sus dos protagonistas.

EN EL PROLOGO de El imperio, una misteriosa vecina visita a la actriz en su mansión y le advierte del peligro que corren las actrices temerarias, con una parábola premonitoria: "Cuando un niño salió al mundo a jugar, nació el Mal, y éste lo siguió por todas partes; pero cuando una niña salió también a jugar, rápidamente se extravió en la gran plaza del mercado". Esta plaza es, sin duda, Hollywood, el mismo territorio encantado de Mulholland Drive (Sueños, misterios y secretos), y Nikki Grace la nueva Alicia en el país de las maravillas que verá multiplicada su propia personalidad y bifurcados los caminos por los que transita, hasta perderse por completo en una historia de frustración y adulterio, que es la de Susan Blue, la heroína que interpreta, y al mismo tiempo, de modo muy real o muy posible, la suya propia en una abrumadora confusión de realidad y de ficciones.

NIKKI GRACE TIENE un marido muy celoso, y en la pantalla debe interpretar a Susan Blue, quien comete en realidad un adulterio con Billy Side, interpretado por el actor Justin Théroux, con quien Nikki bien pudiera estar flirteando. Al menos eso rumora la prensa sensacionalista, y al menos eso comienza ella misma a creer al asimilar paulatinamente su personaje. Lo que sigue es el descarrilamiento mental de Nikki, incapaz de distinguir la realidad de lo meramente interpretado, y en su confusión atraviesa por los lugares más diversos, desde un mítico Hollywood Boulevard poblado por pordioseros, hasta las siniestras calles de Lodz, en la Polonia de los años 30, donde se comete también un adulterio, o hasta los pasillos de una casa en un suburbio al este de Los Angeles, el Inland Empire, donde también hay otra sórdida historia que comentan en una serie televisiva, con fondo de risotadas, personajes que ostentan grandes cabezas de conejo.

NIKKI GRACE/SUSAN Blue aparece por otro lado exorcizando los fantasmas de su pasado en una larga confesión frente a un posible terapeuta que la escucha imperturbable con aspecto de funcionario o de detective hastiado. Nada más fácil que perderse en esta sucesión de escenas disparatadas, en las cuales Nikki Grace es a la vez protagonista y espectadora de su propia historia, o de las múltiples historias que dan cuenta de un mismo desquiciamiento femenino. Nada más ocioso que intentar buscar otra lógica que no sea la del sueño pesadilla a que David Lynch ha acostumbrado a sus seguidores, desde Eraserhead hasta Lost highway, y diversos cortometrajes alucinantes que en El imperio son referencias lúdicas, medianamente reveladoras.

LO CIERTO, SI alguna certidumbre cabe encontrar en esta cinta, es que David Lynch propone aquí la revisión exhaustiva y suma de sus obsesiones temáticas, y si no lo hace con la claridad narrativa deseada (Laura Dern confiesa no haber entendido de su personaje mucho más al final que al principio del rodaje), sí resulta admirable la libertad absoluta que en el terreno de la creación artística se permite un director ajeno en todo al cálculo comercial o al espejismo del éxito.

EL DIRECTOR FILMA por primera vez en video digital, recurre a una banda sonora magnífica, que incluye a Nina Simone, consigue luego efectos visuales que a falta de mejor término calificaremos de incandescentes, y subyuga así a sus espectadores más fieles, quienes al cabo de tres horas bien pueden declararse felizmente anonadados. Una obra mayúscula.

EL IMPERIO SE exhibe hoy y mañana en la Cineteca Nacional.

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