Usted está aquí: sábado 19 de mayo de 2007 Opinión Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez

Edificar la autonomía

La pobreza, la resistencia y la dignidad van de la mano en este poblado zapatista de la selva Lacandona, donde una a una se levantan las 31 casitas de madera que habrán de albergar a igual número de familias bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Están en tierras recuperadas, las mismas en las que sus abuelos nacieron hace más de 100 años y que ninguna revolución les había devuelto hasta que en 1994, con el levantamiento zapatista, las pudieron volver a sembrar, ya no como peones de las fincas, sino como los verdaderos dueños.

Es el poblado "24 de diciembre", nombrado así porque en esta misma fecha, hace apenas cinco meses, decidieron venir a fundarlo. Quizás como ninguna otra comunidad zapatista, este poblado comparte las 525 hectáreas con un gran campamento militar: El Momón, instalado aquí tras la ofensiva de 1995. En días recientes la comunidad ha reportado inusuales movimientos castrenses, pues el Ejército está construyendo gruesos postes de cemento con intenciones hasta ahora desconocidas.

Es una larga temporada de secas en la selva. La "cuaresma" se alargó y las lluvias no llegan. El único manantial está en poder del Ejército y las enfermedades gastrointestinales producidas por la falta del líquido empiezan a proliferar entre los niños. "Que se vaya el Ejército de estas tierras", sigue siendo la demanda de los pobladores que no tienen gota de agua.

El Momón es una de las principales posiciones militares de la zona, además de Vicente Guerrero y El Edén. Es un campamento un tanto oculto que mantiene un puesto permanente a orillas del camino, a cargo de soldados vestidos de civil. La comunidad "24 de diciembre" se localiza muy cerca del campamento, a escasos 130 metros, por lo que padecen un hostigamiento cotidiano de soldados armados.

Asimismo, hombres y mujeres del poblado denuncian que la organización oficialista Unión de Ejidos de la Selva (UES) siguen invadiendo campos de cultivo (sin duda con la complicidad y el apoyo del Ejército), evitando que los zapatistas trabajen la tierra; además de que se niegan a sacar su ganado.

Cabe señalar que las familias zapatistas de esta zona estuvieron en el exilio más de 10 años, debido a la incursión y persecución militar que en 1995 los obligó a abandonar sus tierras y sus casas, mismas que se adjudicaron los miembros de la UES y hasta la fecha mantienen en su poder. Hoy las bases de apoyo del EZLN no reclaman estas pertenencias, sino las tierras recuperadas de las que también quiere adueñarse esta organización patrocinada por el gobierno.

En medio de los movimientos militares; con la exigencia de que los invasores de la Unión de Ejidos de la Selva saquen su ganado y dejen libres las tierras para la siembra; frente a una temporada de sequía, estas 31 familias construyen sus casas y planean su escuela primaria autónoma y su casa de salud, para las que ya tienen promotores formados. Aquí se sigue construyendo la autonomía.

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