Usted está aquí: domingo 20 de mayo de 2007 Cultura El órgano monumental del Evangelio volverá a tener voz en la Catedral

REPORTAJE

La restauración integral del instrumento, a cargo del maestro Gerhard Grenzing

El órgano monumental del Evangelio volverá a tener voz en la Catedral

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen Organo del Evangelio, también llamado el mexicano, que fue construido por Joseph Nassarre, en 1735. El proceso de restauración integral del instrumento emplazado en la Catedral Metropolitana durará 22 meses y requerirá una inversión de 15 millones de pesos Organo del Evangelio, también llamado el mexicano, que fue construido por Joseph Nassarre, en 1735. El proceso de restauración integral del instrumento emplazado en la Catedral Metropolitana durará 22 meses y requerirá una inversión de 15 millones de pesos Foto: María Meléndrez Parada

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Ampliar la imagen Marc-Theo Schwartz, colaborador de Gerhard Grenzing, muestra los tubos del órgano monumental del Evangelio de la Catedral Metropolitana Marc-Theo Schwartz, colaborador de Gerhard Grenzing, muestra los tubos del órgano monumental del Evangelio de la Catedral Metropolitana Foto: María Meléndrez Parada

Ampliar la imagen El maestro organero durante su charla con La Jornada. El maestro organero durante su charla con La Jornada. Foto: María Meléndrez Parada

Ampliar la imagen Detalle del mueble del instrumento que también será restaurado Detalle del mueble del instrumento que también será restaurado Foto: María Meléndrez Parada

El maestro organero Gerhard Grenzing tiene 180 hijos. Son los órganos monumentales que ha restaurado o construido a lo largo de 40 años y pronto se sumará a esa grey el del Evangelio, de la Catedral Metropolitana, que durante 22 meses será sometido a un proceso de restauración integral.

Algunas de las piezas de ese órgano viajarán a Barcelona, al taller de Grenzing, artesano alemán radicado en la capital catalana, mientras la parte sonora permanecerá en el país para que especialistas mexicanos la restauren al igual que su mueble.

Estragos del tiempo

La inversión para el trabajo de salvamento de ese instrumento musical es de 15 millones de pesos y será hasta 2009 cuando el mexicano, como se le llama cariñosamente, recupere la voz.

El órgano está en la parte poniente de la Catedral para llegar a él es menester abrir la puerta que lleva al coro y ahí, del lado derecho, se asoman unas escaleras estrechas (hay que subir con cuidado so pena de darse un golpe en la cabeza).

Los escalones llevan al primero de los cinco pisos en los que están divididos los 11 metros de altura del monumental órgano.

En ese mismo nivel se encuentra un pequeño balcón, desde donde se tiene una buena perspectiva de la Catedral. Ahí, Gerhard Grenzing habla con La Jornada. Al fondo los feligreses rezan el rosario, mientras el equipo del presidente de la Sociedad Internacional de Organeros desmonta con cuidado cada una de las piezas.

Los tubos son colocados en perfecto orden para su clasificación; otras piezas, como los secretos (caja de madera emplazada dentro del instrumento, cuya función consiste en distribuir el aire a las flautas), se copian en papel de manera fiel para que en caso de desastre, como el incendio que afectó al órgano en 1967, pueda volver a construirse una réplica exacta.

De pronto, el restaurador muestra los estragos del tiempo en el órgano construido en 1735 por Joseph Nassarre: la piel que cubre la madera, se deshace entre los dedos; se rompe tan fácil como un papel. Ya no protege al órgano.

Algunos tubos han sufrido daños, pero la gran mayoría se conserva en buen estado.

Marc-Theo Schwartz, colaborador de Grenzing, toma uno de ellos entre sus manos y sopla para hacerlo cantar por unos segundos.

Instalación de un filtro de aire

Los principales causantes de los daños actuales del instrumento, después de la restauración que siguió al incendio de hace 40 años, son el agua y posiblemente la contaminación, estima Gerhard Grenzing quien para este proyecto tiene algo en mente que nunca se ha hecho: la instalación de un filtro de aire.

''El que tenga su propio aire filtrado en el interior sería una primicia mundial. La idea ya está, pero estamos pendientes de que los profesionales del campo nos digan si puede hacerse no", detalla.

El maestro organero habla español con un leve acento alemán, sus ojos brillan describir este proyecto, de los retos que implica, y de su oficio: ''Me dedico al oficio de organero, restaurador y constructor desde muy joven y no he querido hacer ninguna otra cosa en la vida.

''Recuerdo que desde niño no quería salir de la iglesia mientras el órgano tocara. Entré en este oficio y tuve la suerte de tener a uno de los maestros más importantes en Hamburgo. Cuando escuché las primeras grabaciones de música de órganos españoles tuve claro que a ellos me dedicaría. Sabía que iba a ver, estudiar y oír esos instrumentos tan fuertes, de un estilo muy diferente al de los alemanes; fui a España por dos meses, pero me quedé."

El órgano del Evangelio volverá a tener voz. Una voz que, de acuerdo con el restaurador alemán, es como la de los mexicanos: más clara, más aguda y más fuerte que la de sus hermanos españoles.

Cada país, explica, ''produce sus propios instrumentos en relación con sus necesidades, la religión, la música, pero sobre todo el sonido tiene una relación muy estrecha con la lengua maternal. Cada país tiene una fonética y una frecuencia lingüística, por ejemplo, el italiano es muy agudo y claro y los órganos de Italia reproducen esa característica".

Quien se dedique a la restauración de estas piezas, advierte, debe conocer esos elementos lingüísticos y fonéticos.

''Saber cómo suena para estar en el mismo lenguaje", pero sobre todo debe cumplir con algunos requisitos vitales: experiencia, conocimiento, un equipo de trabajo capacitado y, sobre todo, modestia.

Nosotros, los restauradores, ''no estamos mandados más que a escuchar qué quería hacer el maestro que lo construyó, cuál era su filosofía musical, su idea técnica. Nos acercamos a lo que quiso Nassarre en este instrumento, pero nunca sabremos todo. Siempre guardará sus misterios, sus secretos, pero a veces nos sentimos cerca y aplicamos lo que sabemos, con toda la experien-cia para que funcione a largo plazo, con seguridad, y en esta imagen entra la música, la filosofía, la técnica; pero entre lo sublime y lo espiritual también debemos tener los pies en el suelo".

Entonces se establece una relación muy especial. ''De hijo, de padre, de invitado en una casa, de moverse con educación, encontrar el por qué se construyó así, porque no hay casualidades, todo es resultado de una intención.

''Esa intención de los maestros se entiende rápidamente y es que aquí hay un encargo, una filosofía que cumplir, una filosofía de longevidad. La idea central es que los instrumentos, sus obras, les sobrevivan, inclusive hemos encontrado documentos dentro de los órganos."

Uno de esos hallazgos recientes ocurrió en la catedral de Avila, donde, muy escondido, en un sitio en el que sólo se encontraría después de desarmarse todo, descubrimos una carta y decía que este órgano lo hicieron estos dos oficiales, colaborando con el organero tal, en tiempos del obispo tal, de tal rey, narra Grenzing. Eran muy jóvenes y su ruego a quien encontrara ese documento era que hicieran una oración, porque ''en el lugar donde estamos podemos pasar pena".

La preocupación de ambos oficiales era el futuro, porque sabían que ese documento no se encontraría en 20 años; tenían fe en que su obra les sobreviviría por varias generaciones.

Y de ello ahora se encargan los especialistas de cualquier parte del mundo que aceptan los retos sin importar el tamaño.

Un cúmulo de retos

Cada órgano, explica Grenzing, ''representa un reto, y no por tamaño, porque unos son pequeñitos y guardan muchas cosas. Uno de los más difíciles ha sido el del Palacio Real de Madrid, que es un instrumento de construcción genial, innovador, ha marcado historia en España y el mundo. El reto era que el órgano, aunque estaba precioso, las maderas tenían fisuras y hubo que desmontar absolutamente todo en un espacio muy reducido, rectificar todo y volver a montarlo para que cuando la puerta se cerrara pareciera que ahí nunca estuvimos".

En el caso del órgano de la Catedral, Grenzing y su equipo se encargarán de las piezas técnicas, como los secretos y los fuelles. ''Aquí hay un cúmulo de retos. El principal es encontrar su mensaje musical y otro es cumplir una responsabilidad, debido a la historia y al tamaño del instrumento, no en metros, sino en riqueza musical.

''En toda América, ni de lejos, hay algo que se parezca a ese órgano en tamaño, historia, riqueza y en la conservación de su mensaje musical. Muchas obras del maestro Nassarre ya no existen y ello es un peso, una responsabilidad muy grande", pues nada se hace a ciegas, todo está documentado.

Así, todas las piezas técnicas se enviarán por avión a Barcelona. Estarán fuera nueve meses, pero mientras tanto se restaurará el mueble y se harán todas las obras que hagan falta. Cuando todo esté listo se colocarán los tubos, que ya previamente habrán sido revisados. Al final llega un momento mágico: las pruebas de sonido.

Imaginemos la Catedral Metropolitana de noche, en completo silencio, mostrando todo su esplendor ahora que ya no tiene los andamios que durante años se utilizaron para estabilizarla. Silencio absoluto, mientras los especialistas prueban uno a uno los tubos.

''Uno está aquí, sentado en un rinconcito, en silencio, viendo la paciencia infinita que pide cada tubo para dar su voz, para rencontrar el sonido histórico de cada uno de ellos. Cada uno de los tubos es un documento, hay que elegir el que esté mejor conservado, para que nos dé ese mensaje musical y eso nos dará la muestra para formar la imagen completa del instrumento, que hay que decirlo no está muy deformado.

"Estas pruebas son un acto creativo que exige silencio total, vamos a trabajar semanas y semanas, solamente en las noches", dice Grenzing, quin ha construido órganos como el de la Catedral de Bruselas, que parece flotar, del de la Catedral de la Almudena, el de la Iglesia de los Venerables Sacerdotes en Sevilla, del Auditorio Nacional de Música en Madrid o el del Conservatorio Superior de París.

Sí, el órgano del Evangelio será uno de los hijos de Grenzing, pero "cuando tienes tantos hijos, directos o adoptivos, tienes también los nombres, las noches que has pasado con ellos, tienes los momentos en que a media noche, cuando estás completamente solo, tienes la impresión de que alguien te está mirando por encima del hombro. Te das cuenta entonces que no estás solo, estás frente a alguien que existe en su obra, que vive en ella".

 
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