Usted está aquí: lunes 21 de mayo de 2007 Cultura Languidece la obra muralística rebelde pintada en calles de AL

La Revolución Mexicana produjo un germen que se diseminó por el mundo

Languidece la obra muralística rebelde pintada en calles de AL

Ida Rodríguez Prampolini encabeza un proyecto de recuperación desde el IIE de la UNAM

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen Gustavo Chávez (en la imagen) narra su experiencia con el zapatismo: "en brigadas de sombras vestíamos y salíamos de dos en dos a manchar de colores patrios los muros oscuros, agujerados por disparos" Gustavo Chávez (en la imagen) narra su experiencia con el zapatismo: "en brigadas de sombras vestíamos y salíamos de dos en dos a manchar de colores patrios los muros oscuros, agujerados por disparos" Foto: Gina Marie Engst

La desaparición de la obra muralística que plasma la memoria colectiva de lucha "es una pérdida invaluable para nuestra historia contemporánea", afirma Ida Rodríguez Prampolini, directora del proyecto El muralismo, producto de la Revolución Mexicana, en América, que se desarrolla en el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Para dar cuenta de los trabajos que en este rubro se realizaron durante 2006, se publica el número 12 del boletín informativo Crónicas, que recoge colaboraciones de diversos autores sobre ejemplos connotados de producción muralística en México, Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico, Nicaragua, Argentina, Paraguay, Alemania e Italia.

Principalmente, se dedican varios textos a analizar la producción artística de murales en los territorios zapatistas de Chiapas y se incluyen los documentos David A. Siqueiros en Argentina, la trama en torno del mural, de Josefina Delgado; Al proletariado del arte: las iniciativas sindicales del mexicano se entroncaron con las inquietudes locales, de Cristina Rossi, y Aunque Kirchner declaró patrimonial al Siqueiros, no lo podrán trasladar, de Ana María Quijano, tres textos aparecidos en el diario argentino Clarín, que dan seguimiento a la actual situación del mural Ejercicio plástico, abandonado en un baldío en Buenos Aires.

"Se esté de acuerdo o no con las reivindicaciones que sustentaron el quehacer de los muralistas mexicanos del siglo XX, se trata de una corriente que proliferó de manera excepcional por diversos lugares del mundo", añade Rodríguez Prampolini en la presentación del volumen.

La crítica de arte y especialista en políticas culturales agrega que "el paradigmático caso del muralismo, sobre todo en las primeras décadas del siglo pasado, fue llevado a cabo por artistas conocedores del oficio pictórico que fueron sobre la marcha perfeccionando y experimentando con técnicas de la pintura mural. Muchos, sabemos, lograron verdaderas obras de arte.

"Desde esta postura, que comprende la primera fase del muralismo en nuestro país, se ha desarrollado en el mundo una infinita modalidad no sólo de incentivos creadores, sino de modos de producir mensajes en la pared."

Crónicas contiene 25 artículos que describen lo mismo las huellas de David Alfaro Siqueiros por el mundo que la experiencia muralística en la Nicaragua de los años 80, en Atenco, Puerto Rico o en las Jornadas Mundiales de Arte Público y Muralismo, en Tlaxcala, en 2005.

Mantas urgentes

Luis Adrián Vargas Santiago escribe que en los años 90 los murales realizados en las zonas bajo influencia del EZLN expresan la filiación de sus creadores al movimiento, "haciendo del discurso artístico una tribuna de lucha para el zapatismo. En este sentido, estas producciones continuaron perpetuando la función ideológica y política que ha tenido el muralismo para México".

El investigador menciona que Gustavo Chávez es "uno de los artistas militantes más activos de los años recientes, y al igual que otros ha enfrentado diversos retos, que van de la premura por terminar el mural cuando se trata de pintas clandestinas hasta las posibles represalias y, en ocasiones, la cárcel".

El propio Chávez narra en este libro su "experiencia en do mayor" en la selva Lacandona: "Ni las balas ni las cárceles detuvieron la resistencia barrio por barrio; por eso en las noches como sin voz y como sin rostro, en brigadas de sombras vestíamos y salíamos de dos en dos a manchar de colores patrios los muros oscuros, agujereados por disparos; sorbíamos un café además de un suspiro, previniendo nuestro silencio eterno y para entrenar los pulmones a la hora de los silbidos que, como susurro de Dios, nos alertarían de la presencia de la policía represora (...)

"Las pintas en murales, sobre tela o mantas urgentes, se hacían como si fuéramos chinos en maquiladora, a cualquier hora; los volantes se elaboraban en esténciles y se repartían, no había tiempo para diseñar, se improvisaba la composición, pues las mantas y las pintas urgentes eran eso, urgentes, y los experimentos de murales eran relámpagos, también urgentes, como una canción urgente."

 
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