Usted está aquí: lunes 21 de mayo de 2007 Opinión A por todas Castella

José Cueli

A por todas Castella

Sebastián Castella incendió la Monumental de las Ventas madrileña este viernes que, hasta ese día, pareció un refrigerador. Toreo voluptuoso el de este matador francés que se mecía en el ruedo de la calle de Alcalá en un son sensual de ritmo amoroso. Ritmo con el que llevaba imantando al toro de Valdefresno, Lironcito, noble y debilón, derramándose en el juego de cintura acompasado al ritmo de este nuevo ballet de origen francés que llega a las plazas del mundo torero.

Rompió el hielo de la feria de San Isidro, Sebastián, y continuó la tradición de siglos que fundara el genial Lope de Vega; toros, cañas, fuegos artificiales, jolgorio y vocerío, "aquí por que quiero y allí porque me da la gana". Porque quiso le puso, lo que hay que poner Sebastián, para que la realidad se transformara en fantasía, según las imágenes televisivas de Tendido cero, y con ella el descubrimiento de una personalidad, un estilo diferente al de los toreros españoles; empaque, garbo y lo que hay que tener, en un rostro todavía aniñado que le da más emoción a su quehacer

Sebastián despertaba en los aficionados madrileños la sensación de hallarse en relación directa, minoritaria, con el aficionado. Delirio consistente en ver al torero con la capacidad de crecer y sentir que sólo para él toreaba. Lo que dejaba la impresión de una imagen especial intransferible al conmover y propiciar una comunicación que se expandía más allá de sus pases por alto y desdenes, redondos y pases naturales, marcados por la hondura y la estocada en lo alto, que provocaron la locura en los tendidos. Y la salida a hombros estruendosa.

Punto y aparte se colocó Sebastián en la feria que, a pesar de faenas con oficio y valor y toros débiles, no trascendían; un novillero Pepe del Moral, Javier Valverde, Matías Tejela, y los detalles toreros de Curro Díaz y Morante de la Puebla, que cimbró la plaza con su torear capotero, y al día siguiente en Jerez le dibujó el toreo a un burel de Núñez del Cubillo premiado con la vuelta al ruedo en la ciudad de la gracia, la solera y el canto grande. ¡Cómo toreó Morante!

 
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