Usted está aquí: miércoles 23 de mayo de 2007 Opinión Bajo la lupa

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Escenario Ferguson: epílogo de la tragedia bushiana

Ampliar la imagen A Estados Unidos y a Gran Bretaña les conviene desestabilizar a Pakistán, hoy en plena ebullición, para obstruir la salida de China al mar Arábigo e impedir su abastecimiento de petróleo del contiguo golfo Pérsico A Estados Unidos y a Gran Bretaña les conviene desestabilizar a Pakistán, hoy en plena ebullición, para obstruir la salida de China al mar Arábigo e impedir su abastecimiento de petróleo del contiguo golfo Pérsico Foto: Ap

Niall Ferguson, historiador británico, apologista del imperio estadunidense y biógrafo de la dinastía de banqueros Rothschild, titula, en referencia al presidente de Estados Unidos, su más reciente artículo: "La tragedia de George tiene tres escenas más", cuyo quinto acto final se despliega en el teatro global, donde yacen numerosos cadáveres al más puro estilo shakespeariano (The Daily Telegraph, 20/5/07).

Como en las "escenas finales de Hamlet, Julio César, El rey Lear y Macbeth", comenta Ferguson, "casi todos los principales caracteres yacen muertos", en referencia al último cadáver político que diseñó la invasión a Irak: el unilateralista neoconservador straussiano Paul Dundes Wolfowitz, a quien acompañan Tony Blair, José María Aznar (quien, por cierto, perdió hasta la gubernatura de Yucatán), el polaco Lezlek Millar y el italiano Silvio Berlusconi.

Faltan muchísimos más cadáveres que no cita Ferguson, profesor de historia de la Universidad de Harvard, pero solamente agregaremos by the time being al monetarista neoliberal Milton Friedman, al centralbanquista Alan Greenspan y al televangelista Jerry Falwell, creador de la "mayoría moral" de la derecha teológica paleobíblica del Partido Republicano, quien se alió al partido fundamentalista Likud, que preside Bibi Netanyahu.

Ignoramos si se refiera al más de medio millón de muertos iraquíes y a los 2 millones de refugiados que nunca cita, producto de la ilegal invasión anglosajona, pero la tragedia del rey (sic) texano George -donde los "cadáveres que yacen como basura (sic) en la escena pueden ser contados no en las decenas, sino en las centenas de miles"- causó "estragos" al confundir las "represalias con la guerra preventiva" como "pretexto para derrocar a Saddam Hussein: "acto totalmente absurdo". El rey George "se equivocó de enemigo" y ahora "camina en el agua".

Se podrá estar o no de acuerdo con las forzadas extrapolaciones trágicas de Ferguson (para Bajo la Lupa Baby Bush no pertenece al linaje de los personajes inmortales del bardo; ni siquiera da para un Falstaff, sino más bien forma parte del elenco secundario del "teatro del absurdo", si es que no se insiste por decoro clínico en su evidente sicopatología), pero las implicaciones geopolíticas que enarbola son hiperdramáticas: "el real enemigo en la guerra contra el terror global no es el eje del mal, sino el eje de los aliados. Hoy los países con mayor probabilidad en producir otro 11/9 (sic) no son Irán, ni mucho menos Corea del Norte, sino países considerados (después de Israel) los aliados más confiables de Estados Unidos en el gran Medio Oriente. Un paso adelante Arabia Saudita (casi con seguridad todavía la principal fuente de financiamiento de los islamistas radicales) y Pakistán (definitivamente su tienda más cercana para armas nucleares)". Sentencia en forma muy discutible que "antes que caiga el telón del acto final, se necesitan por lo menos (sic) tres escenas más para decidir la suerte de tres caracteres cruciales -los únicos que quedan fuera del propio rey George".

Revertiremos el orden del autor y citamos expeditamente las dos escenas menos importantes: 1) Arabia Saudita, donde el bushiano Bandar bin Sultan, secretario general del Consejo de Seguridad Nacional, "cabildea muy fuerte para un ataque contra Irán". Por lo visto, no le ha ido muy bien y quien está ganando la partida es el canciller Faisal, quien aboga por la cooperación con Irán; y 2) Derrocamiento del general Pervez Musharraf y ascenso de los fundamentalistas islámicos, la coalición Muttahida Majlis-e-Amal, que controlaría la bomba nuclear.

A nuestro juicio, a la dupla anglosajona Estados Unidos-Gran Bretaña le conviene desestabilizar a Pakistán, hoy en plena ebullición, para obstruir la salida de China al mar arábigo e impedir su abastecimiento de petróleo del contiguo golfo Pérsico. La escena principal se desplegaría en Israel: "si Binyamin Netanyahu regresa al poder, la probabilidad de una confrontación militar con Irán se eleva 50 por ciento". Sin duda, Bajo la Lupa apostaría un 70 por ciento.

Netanyahu compara "al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad con Hitler", ya que para él "es el año 1938 e Irán es Alemania". Como que suena a eslogan mercadológico que epitomiza el clásico enfoque británico-sionista de las dos guerras mundiales previas que activó Gran Bretaña. Tampoco se puede soslayar que The Daily Telegraph, de la casa editorial de The Jerusalem Post, aboga las tesis apocalípticas de Netanyahu.

Lo mejor del enfoque anglocentrista e israelófilo de Ferguson: "sospecho (¡súper sic!) que la visión privada (¡súper sic!) de Netanyahu no se encuentra lejana a la expresada por Martin van Crefeld, el renombrado profesor de historia militar en la Universidad hebrea de Jerusalem", quien "se encuentra profundamente (sic) pesimista sobre el futuro de Israel, amenazado por un lado por una población palestina violenta y fisípara (sic), y por otro lado por el proyecto nuclear iraní". Afirma también que Van Crefeld "espera que su país va a combatir" y cita con entonaciones del síndrome Sansón su perturbadora amenaza nuclear multivectorial: "poseemos varias centenas de ojivas nucleares y misiles, y podemos lanzarlos sobre objetivos en todas las direcciones (¡súper sic!). Tenemos la capacidad de arrastrar al mundo con nosotros. Y puedo asegurar que esto sucederá antes que desaparezca Israel". Sin comentarios.

Al menos que tras bambalinas haya cambiado de parecer, cita a Van Crefeld en un contexto totalmente distinto, quien no se refería específicamente al bombardeo unilateral de Israel contra Irán (que no aprueba y considera un error estratégico), sino como un acto de legítima defensa.

Concluye: "El quinto acto apenas empezó. Con la guerra planeando entre Irán e Israel, y Pakistán al borde de un levantamiento que puede llevar a los islamistas al poder en Islamabad, el peor (¡súper sic!) derramamiento de sangre está todavía por venir". ¡Uf, uf, uf! Se trataría más bien de una súper tragedia periférica en la que faltaría la del aludido, el "rey George", en el plano doméstico con las consecuencias de la catástrofe militar en Irak. Perturba y llama la atención que salte sin la menor reverencia al Pentágono en plena revuelta contra la dupla Cheney-Bush, al Congreso de Estados Unidos, la mayoría demócrata (inclusive a los moderados del Partido Republicano), a la Unión Europea, Rusia, India y China, y se concentre exclusivamente en tres personajes menores que jugarían sin control de las grandes potencias -que vendría siendo la postura que mantiene con el nom de plume "Spengler" sobre la guerra inevitable (sic) contra Irán (Asia Times, 22/5/07), pero que no llega a escalar los deterministas niveles apocalípticos de Ferguson, quien tampoco es un improvisado en historiografía de guerras mundiales y, por encima de todas las cosas, quizá funja como heraldo de los banqueros Rothschild.

¿Andará tan caóticamente suelto el mundo? ¿Tan irremisiblemente perdido? Esa sí sería la peor tragedia de todas las acumuladas desde el túnel de los tiempos. Porque aun en las tragedias de Shakespeare después de las enseñanzas sanguinarias del caos regenerativo se asciende y se trasciende a una nueva armonía cosmogónica.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.