Usted está aquí: domingo 27 de mayo de 2007 Espectáculos Pedigrí, glamour y destreza desfilaron en la Exposición Mundial Canina

Hoy finaliza; entrenar perros para una exposición cuesta hasta 10 diez mil pesos

Pedigrí, glamour y destreza desfilaron en la Exposición Mundial Canina

JAIME WHALEY

Ampliar la imagen Demostración de habilidades caninas Demostración de habilidades caninas Foto: Roberto García Ortiz

Este domingo finalizarán las jornadas de la Exposición Mundial Canina, la del llamado mejor amigo del hombre, el cual sale a manifestar alegremente a las pistas sus habilidades como trabajador o sabueso consumado.

En días pasados, casi medio millar de perros de distintas razas y procedentes de los cuatro puntos cardinales del globo terráqueo se han dado cita en los amplios salones del Centro de Exhibiciones Banamex, en terrenos del Hipódromo de las Américas, para ser severamente enjuiciados por el jurado, de acuerdo con los parámetros clásicos de cada raza.

Desde los diminutos chihuahueños que caben en la palma de la mano, hasta los impresionantes mastines napolitanos con sus 80 kilos de peso y Lubi, un singular pastor del Cáucaso -también de tamaño descomunal y aspecto fiero, pero de carácter bonachón-, la variedad de canidos es enorme.

Se les ha juzgado por sus parámetros de raza, su morfología, la forma de pararse, la simetría de las orejas y su caminar. En fin, detalles que sus preocupados amos cuidan con ahínco, como el cepillado de la pelambre que pone a la jauría lustrosa y de gala.

Desde Washington, Aaron Tabor viajó con Akiraelez, una rottweiller. La travesía valió la pena, pues la galante perra se llevó el listón azul -símbolo del primer lugar- en la categoría de trabajo, donde compitió honrosamente con otros cinco ejemplares a los que se impuso en final cerrado a los ojos de cualquier lego en el asunto.

En la jaula de enfrente, Superbowl Amadeus, un bull terrier inglés nacido en Bélgica pero avecindado en Querétaro, también ganador de lauros internacionales, saborea ser campeón mexicano ya que fue elegido como el mejor macho de color, aunque es bicolor: blanco con manchas negras.

Arturo Bravo Cortés, su entrenador, afirma que dedicarse a la crianza no comercial en gran escala es un hobby bastante oneroso: "la asistencia a un show como este te lleva de ocho mil a 10 mil pesos"; además, explica todo lo que hay que invertir en cuidado y manutención, como la caminadora de sus arkali border collies, para el ejercicio cotidiano.

En 30 pistas rectangulares, además de la principal en donde están instaladas las tribunas, los canes hacen de las suyas. Con garbo, desfilan ante la inquisidora mirada de los jueces. Otros corren, saltan, en el aire atrapan un plato volador y son recompensados con la esperada croqueta. Sofía, una adiestrada airdale, integrante del cuerpo de búsqueda y rescate de Tlatelolco (los famosos topos) no tarda en encontrar una pelota ajena escondida en una caja de cartón, luego de que con prontitud había descartado otras cajas.

Sin invitación

Las disparidades del perro mundo en que vivimos tienen también un lugar aquí, pues lejos del glamour predominante, se asoman los menos afortunados, aquellos que carentes de pedigrí están a la espera de una casa y de la caricia amorosa que la mano amiga les puede proporcionar, los que por ahora viven allá en Cuautitlán, donde está el albergue del Centro de Adopción y Rescate Animal.

Ciertamente fastidiados, dentro de un cilindro de plástico transparente en el que se mueven y retozan con soltura, se encuentran unos invitados indeseables: seis gatos que ya no responden a las mímicas o a las pretensiones de juego que les hacen quienes los descubren. En un letrero se lee toda una apología de los mininos, pero las estrellas del espectáculo son sus acérrimos enemigos, como Sony, que ha actuado en películas y telenovelas y se da el lujo de firmar autógrafos para el público infantil que le acerca una hoja.

Con el pomposo nombre de Arthur Del Barolo, llama también la atención un poderoso mastín que es redituable para su dueño, Hugo Pimentel, veterinario, quien cuenta que el can, argentino de nacimiento, ha procreado ya cinco camadas de entre seis y ocho cachorros; cada uno de éstos se cotiza en 10 mil del águila.

La exposición está abierta a partir de las nueve horas y la entrada tiene un precio de $50.

 
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