Usted está aquí: domingo 27 de mayo de 2007 Opinión Mix Persona

Carlos Bonfil

Mix Persona

Del 24 de mayo al 8 de junio se proyecta en tres plazas capitalinas (Cineteca Nacional, Cinemex Insurgentes y Biblioteca de México) el XI Festival de Diversidad Sexual en Cine y Video, que este año en su publicidad hace un curioso homenaje a la obra de Ingmar Bergman, en particular a su película de 1965, Persona. Los temas del doble y del vampirismo sexual no dominan especialmente la muy ecléctica selección de largometrajes y cortos que en total suman 80 trabajos, pero sí se insinúan en algunas de las mejores propuestas -de Francia, Europa Oriental o Corea del Sur. Hay en el festival Mix Persona los productos de estricto consumo gay: Amigos con derechos 2: travesuras secundarias, de Philip Bartel, Boy culture: sólo para chicos, de Allan Brocka, o la infaltable selección de cortometrajes Sexy boys, suerte de clonación de fantasías homoeróticas para un público juvenil habituado a la exploración sexual por Internet. También se encuentra el registro de las rápidas variaciones en las conductas de una comunidad gay muy consumista con el elogio de la moda ("Olviden las reglas de la "metrosexualidad": lo de hoy son los "ex gays", los púberes "obsexos" y el pre-engaño o pre-cheating, invita el programa). De una cinta a otra, y a través de una selección menos numerosa de cortometrajes que en ediciones anteriores, Mix Persona ofrece un panorama de las maneras muy festivas de vivir la diversidad sexual en tiempos de intolerancia y homofobia. La permanencia del certamen, su popularidad creciente y su eventual traslado a otras ciudades del país hablan de una conquista cultural insoslayable. Por fortuna, el festival sigue haciendo honor a su vocación de diversidad y propone una vez más algunos títulos originales y de buena factura que por unos cuantos días lograrán desdibujar las fronteras del ghetto cultural gay.

Algunas de las cintas propuestas provienen del pasado festival de Berlín -muy abierto a la expresión del cine lésbico gay, bajo el impulso del director y promotor alemán Wieland Speck. La cinta Fucking different: New York reúne a una docena de cineastas que capturan la manera en que los homosexuales varones perciben el mundo lésbico y, paralelamente, los sentimientos que suscitan en las lesbianas la intensa sexualidad masculina gay. Los realizadores y las cineastas adoptan, sin cortapisas, el punto de vista de su experiencia personal dentro de la comunidad gay a la que pertenecen y la exploran con un humor a menudo ácido, descubriendo en el Otro o la Otra un insospechado reflejo de sus propios prejuicios y obsesiones. Una cinta más presentada en Berlín es la húngara Hombres al desnudo, de Karoly Esztergályos, retrato de un escritor de 49 años, casado e insatisfecho, doblemente confrontado con sus limitaciones artísticas y con su represión sexual por la irrupción de un prostituto intelectual adolescente en su vida. Especie de encuentro de Muerte en Venecia con El lenguaje perdido de las grúas, del novelista David Leavitt, en un Budapest impregnado por un clima de desencanto social. Destaca en la programación el primer largometraje abiertamente gay filmado en Corea del Sur, Sin reproches, de Leesong Hee-II, relato de la extraña educación sentimental de un joven en un burdel de Seúl; un desencuentro amoroso se encamina aquí a un ritual fascinante de autoinmolación. Esta cinta coreana es, posiblemente, la propuesta más interesante e intensa de Mix Persona. Los conflictos generacionales, el temor al envejecimiento, el comercio sexual como escuela forjadora del carácter, las relaciones de poder en la pareja o una complicidad fraternal, a la vez dolorosa y festiva (En París, de Christophe Honoré), son algunos de los temas presentes en las cintas que integran la sección Platino, aproximación del festival al cine de autor. Hay buen cine documental (Fabuloso! La historia del cine gay, de Lisa Ades y Lesli Klainberg), buenos trabajos de animación (Queer duck, de Xeth Feinberg), obras experimentales, con la notable realización del regiomontano Jesús Mario Lozano (Así, 2004), y también una comedia de corte almodovariano, Reinas, de Manuel Gómez Pereira, sobre un grupo de madres (Marisa Paredes, Carmen Maura, Veronica Forqué) con ímpetus eróticos apenas amainados por la edad, que esperan en Madrid el momento de entregar a sus hijos en la primera boda colectiva gay. Lo dicho: Mix Persona es el festival de diversidad fílmica más irreverente y sano que pueda hoy darse en un clima de creciente hipocresía moral.

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