Usted está aquí: martes 29 de mayo de 2007 Ciencias Los adolescentes e Internet: ¿cazadores o presas?

Marie Leiner*

Los adolescentes e Internet: ¿cazadores o presas?

Una investigación, financiada por El Colegio de Chihuahua, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y la Texas Tech University, en El Paso, empieza a mostrar algunas tendencias de los temas que llegan a los jóvenes fronterizos por medio de Internet. Los resultados del estudio titulado Los adolescentes y la Internet: ¿cazadores o presas? muestran que los jóvenes están expuestos a gran cantidad de información inapropiada para su edad, que les es presentada en forma masiva y sin el consentimiento de ellos mismos o de sus padres.

Los jóvenes asiduos usuarios de Internet, ya sea para hacer trabajos escolares, entretenerse o para comunicarse con personas conocidas o desconocidas, pasan un sinnúmero de horas navegando gracias a los esfuerzos de sus padres. El acceso sin restricciones a todo tipo de información les permite ver gran variedad de páginas.

Existen páginas en Internet, entre muchas otras, en las que los jóvenes pueden aprender a fabricar explosivos, o venenos, participar en juegos de azar, en discusiones en las que se menosprecie y se ataque a ciertos grupos étnicos o se promueva la anorexia, y por supuesto en las que se muestran pornografía y actos de violencia extrema, que incluyen asesinatos y se exhiben cadáveres.

La información que aquí se presenta fue recolectada de un total de mil 45 encuestas que se aplicaron a jóvenes entre 14 y 17 años en escuelas secundarias y preparatorias en Ciudad Juárez, Chihuahua. Las instituciones donde se realizaron estas encuestas incluyeron 76.6 por ciento estudiantes de escuelas privadas y un total de 23.4 por ciento de públicas. La muestra que se obtuvo incluyó la respuesta de 558 mujeres y 487 hombres.

El acceso a computadora en casa incluyó a 90.4 por ciento de los estudiantes de escuelas privadas y 63.4 por ciento de las públicas. La mayoría de los encuestados acceden a Internet y tienen correo electrónico con una proporción de uso de 86.5 por ciento. Más de la mitad de estos jóvenes (58.2 por ciento) indicó que acceden a la red en más de un sitio, incluyendo su casa y la escuela, la casa de sus amigos y/o cafés Internet.

Los encuestados indicaron pasarse navegando un día, durante el fin de semana: cuatro horas (25.2 por ciento); de tres a cuatro horas (28.1 por ciento), y de una a dos horas (32.2 por ciento). El número de días que acceden a Internet durante la semana varía de entre el uso diario con un porcentaje de 37.3 por ciento; cuatro a seis días; 20.1 por ciento, y dos a tres días, 18.7 por ciento.

Se separó la información que los jóvenes buscan para responder a trabajos escolares de aquella que rastrean como entretenimiento o para información personal, y se encontraron las siguientes preferencias. Los temas más buscados por los jóvenes para esparcimiento incluyeron música, 43.3 por ciento; juegos de video, 16.7 por ciento; deportes, 11.0 por ciento, y automóviles, 6.5 por ciento. Los temas más buscados para satisfacer información personal abarca temas en salud, 41.9 por ciento; dietas y ejercicio, 18 por ciento, y temas relacionados la sexualidad, 12.6 por ciento; el resto incluyó en menor proporción temas varios, como embarazos, abortos, sida, y enfermedades de origen venéreo.

Los temas que con mayor frecuencia se les presentan a los jóvenes sin que ellos los busquen incluyen páginas con ofertas comerciales, 55.5 por ciento; pornografía, 31.6 por ciento; juegos de azar, 20 por ciento, y noticias, 8.1 por ciento. Con la intención de identificar patrones de uso se les preguntó si voluntariamente habían accedido a páginas con pornografía y se encontró que 31.7 por ciento lo había hecho. De los que accedieron a webs de pornografía en el pasado mes, 54.7 por ciento indicó haberlo hecho menos de una vez en el mes anterior; 19.6 por ciento de una a tres veces, y el resto más de tres veces.

Especialmente importante es considerar que sólo 5 por ciento de los jóvenes reportaron haber discutido con sus padres experiencias desagradables en Internet. Y que 38 por ciento de los participantes que reportaron tener computadora en su casa indicaron que ésta se encontraba en su recámara. Algunos de ellos reconocieron patrones de visita a páginas de pornografía.

Atrapados por las redes de la mercadotecnia

La estructura con la que se construyó Internet es la mayor desventaja para controlar el acceso que los jóvenes tienen a información inapropiada para su edad. Cualquier persona puede, sin demasiadas habilidades técnicas o culturales, colocar una página en Internet en alguno de los potentes servidores disponibles; por ejemplo, Google, Yahoo, etcétera. Puede además tener una presencia pasiva esperando a que el usuario llame a su página o puede ser activo, enviando continuamente su material ligado a otros temas que quedaron almacenados en espías en la computadora del usuario y que se conocen como cookies. Por ejemplo, al buscar música en Internet es frecuente que gran cantidad de ventanas con información visual sobre pornografía aparezcan de improviso. Parece ilógico, pero sucede que por el simple hecho de acceder a páginas de venta de música de manera automática se considere que el usuario debe gustar también de la pornografía. El joven al buscar música queda descubierto como un posible cliente de pornografía y tiene pocas posibilidades de dejar de serlo, pues las cookies quedan instaladas en su computadora. Cada vez que navega por Internet, al acceder a una de las páginas que "supuestamente están relacionadas" con el tema, las ventanas con pornografía aparecen de inmediato, convirtiendo al cazador en presa.

En el estudio se observó la constante oferta de productos sin que intervenga la voluntad del usuario. La información para "vender" algo no discrimina edades, nacionalidades o género. Existen investigaciones que muestran adicciones de los jóvenes a las apuestas a partir de la oferta indiscriminada de premios fabulosos que podrían ganarse al acceder a estas páginas "gratuitas". Es interesante considerar que la oferta de información, incluyendo la pornografía, aunque es gratuita en principio, alimenta un viscoso plan de mercadotecnia para forjar a los clientes que pagarán en el futuro.

La curiosidad del adolescente es un proceso natural que debe ser cultivado y fomentado. La búsqueda de temas en salud que se observó indica que los jóvenes tienen curiosidad en temas relacionados con la sexualidad. Sin embargo, en lugar de acceder a páginas que ofrecen información científica, clara y apropiada para su edad, que las hay, el joven recibe una descarga de información sin ninguna regulación. La pornografía en Internet no resulta desconocida para un alto porcentaje de los jóvenes en este estudio y algunos mostraron patrones de uso continuo.

Aunque las ventajas de Internet son innegables y han revolucionado la circulación de información en todos los ámbitos de la sociedad, la falta de restricciones en cuanto a la calidad de la información y a su contenido, definitivamente menoscaba sus ventajas.

* Investigadora de El Colegio de Chihuahua y catedrática en la Universidad de Texas Tech y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

 
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