Usted está aquí: martes 29 de mayo de 2007 Economía La fuerza de los mares

ENERGIAS ALTERNATIVAS

ENERGIAS ALTERNATIVAS

La fuerza de los mares

Cobran impulso los intentos por obtener electricidad a partir de las mareas y las olas

Economist Intelligence Unit

Ampliar la imagen Parte superior de la central atómica de Sizewell B sobre una playa de Suffolk, Gran Bretaña. En Francia se afirma que la planta de energía mareomotriz del río Rance produce energía a un costo más bajo que una nucleoeléctrica Parte superior de la central atómica de Sizewell B sobre una playa de Suffolk, Gran Bretaña. En Francia se afirma que la planta de energía mareomotriz del río Rance produce energía a un costo más bajo que una nucleoeléctrica Foto: Reuters

Si pudieran resolverse unos cuantos problemas políticos, regulatorios y tecnológicos, acabar con la dependencia mundial de los combustibles fósiles sería asombrosamente fácil: bastaría con volver la vista al mar. En teoría, sólo una fracción de la energía que encierran los océanos bastaría para satisfacer la demanda global.

Desde luego, en la práctica las cosas no son tan simples. Usar los ríos para generar electricidad por medio de presas hidroeléctricas es relativamente sencillo, en comparación con tratar de obtener energía de las mareas y las olas y transmitirla a una red mediante cables submarinos. Hoy día 14 países poseen plantas de este tipo, pero la mayoría son pequeñas, experimentales y costosas.

Sin embargo, como cada vez más gobiernos están atentos al cambio climático y los votantes presionan para proteger el ambiente, la corriente -al menos la política- podría estar cambiando.

Científicos australianos fantasean con el día en que las olas de las costas del sur, que tanto gustan a los surfeadores, generarán suficiente electricidad para cubrir las necesidades de ese país. Mientras, los políticos de Oregon sueñan con obtener del océano Pacífico toda la energía que requiere ese estado. Carbon Trust, organización financiada por el gobierno británico que ofrece ayuda para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, afirma que 20% de la energía de Inglaterra podría provenir del mar.

En comparación con esos sueños, lo que realmente sucede o podría suceder en el futuro cercano parece insignificante. Una tecnología que está a prueba en el Centro Europeo de Energía Marina, en el borrascoso archipiélago de las Orcadas, al norte de Escocia, pronto abastecerá la red eléctrica de Portugal. Sin embargo, el sistema que instalará la compañía escocesa Ocean Power Delivery cerca de las costas portuguesas no va a cambiar el mundo, al menos por ahora: en una etapa inicial generará 2.25 megavatios, suficientes para unas mil 500 viviendas, y posteriormente la cifra podría multiplicarse por 10. Una "granja de olas" a las afueras de Cornualles pronto proveerá de energía a 7 mil 500 hogares ingleses.

Mientras, el primer experimento de Estados Unidos para aprovechar las corrientes empezó a funcionar en diciembre pasado, cuando se instalaron dos turbinas subacuáticas en el East River de Nueva York. La compañía canadiense-estadunidense Verdant Power tardó cinco años en obtener los permisos necesarios; ello se debió en parte a que los responsables de este diminuto proyecto tuvieron que cubrir los mismos trámites que una gigantesca central eléctrica convencional.

No obstante, los vientos podrían estar cambiando. Hace un par de semanas un legislador del estado de Washington instó al Congreso a destinar por lo menos 50 millones de dólares a la investigación de la energía oceánica: quizás no sea un récord mundial, pero podría ser el primer financiamiento federal en décadas para el desarrollo de este tipo de energías renovables.

Debido a su cultura de consumo de combustibles fósiles, Estados Unidos está rezagado en energía marina. Desde hace más de 40 años se ha experimentado con las corrientes en China, Rusia y aun en Francia, donde se afirma que la planta de energía mareomotriz del río Rance produce energía a un costo más bajo que una nucleoeléctrica.

Canadá instaló una estación para la investigación de corrientes en la bahía de Fundy, en el este. En 1984 se afirmaba que aquí se encontraban algunas de las mejores corrientes del mundo. Esta planta utiliza una tecnología anticuada conocida como represas de contención de mareas; sin embargo, el gobierno de Nueva Escocia espera instalar nuevas máquinas para 2009.

Muchos otros gobiernos, entre ellos los de Irlanda, España, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, China y Corea del Sur, están interesados en la energía oceánica, pero buscan apoyo para enfrentar el riesgo financiero que implica este tipo de proyectos, señala Michael Hay, de la Asociación Británica de Energía Eólica (BWEA, British Wind Energy Association).

La especialista Hunter Lovins considera que los obstáculos financieros para difundir el uso de la energía oceánica podrían restarle atractivo político. "Como no existe una conciencia global sobre la gravedad del cambio climático, la energía mareomotriz ni siquiera es una alternativa", dice. La pregunta es: ¿realmente no existe esa conciencia?

 
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