Usted está aquí: martes 29 de mayo de 2007 Opinión Aula Magna: surrealismo

Teresa del Conde

Aula Magna: surrealismo

Después de una conferencia que sustenté en el Museo Soumaya, el 18 de mayo, con el tema Surrealismo y sicoanálisis, algunos de los asistentes me inquirieron si hoy día existían remanentes surrealistas en el arte o en la cultura en general. Respondí que la generación beat estuvo en esas secuelas lo mismo que el arte neo-conceptual en varios rubros. Días después, el jueves 24 de mayo, me fue dado presenciar un ejemplo de acontecimiento surrealista, tan genuino como los que protagonizaron Robert Desnos, Tristan Tzara o Luis Buñuel et al hace unas nueve décadas.

Me refiero a la presentación del libro La puta de Babilonia, del escritor Fernando Vallejo, en el Aula Magna fray Alonso de la Veracruz, de la Facultad de Filosofía y Letras, de la que dieron cuenta Angel Vargas y Cristina Rodríguez en esta misma sección el viernes pasado. Conviene recordar a los lectores que fray Alonso fue el primer profesor de Filosofía que tuvo la Real y Pontificia Universidad de México. Murió en 1584, era aristotélico, por tanto, neoescolástico y sus cursos versaban sobre filosofía, dialéctica y física. Menos mal, no pertenecía a la orden dominica, sino a la de los agustinos y lo digo porque la aversión del gran escritor colombiano, ahora naturalizado mexicano, hacia los primeros es supina debido, sobre todo, a que su fundador, Domingo de Guzmán fue líder (no oficial) de la campaña papal dirigida contra los albigenses. Fueron cinco años de masacre, guerra, sangre y salvajismo entre 1207 y 1212.

El emblema de Domingo, una estrella y un perro, harían pensar en una paradoja, pues precisamente los perros fueron los únicos acompañantes de Fernando Vallejo en el Aula Magna, a lo que se suma el hecho de que los predicadores son los canes de Dios (Domini-cane). El escritor llegó algo tarde al recinto donde habría de sostener -de pie- un soliloquio de hora y media. Yo sabía que los perros tendrían papel, pero debido a que he asistido por décadas a acontecimientos que allí se han realizado, participando a mi vez en varios, supuse que estarían representados por sus imágenes o quizá metafísicamente por sus esencias. No fue así: asistieron 13 en vivo, cada uno custodiado por su respectiva haya o guardián. El más guapo de todos era un gran danés (se portó admirablemente), al que custodiaba Ana Mari Gomís, ex directora de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y profesora en la facultad.

Desde el principio el escritor advirtió que su propósito no era hacer propaganda a su reciente libro, sino defender su causa que es la de las 4 mil 600 especies mamíferas que existen en la tierra, pues los animales son sus hermanos (aunque no hubo mención al mínimo y dulce Francisco de Asís) y los perros son víctimas del antirrábico en tanto que a las vacas se les acuchilla para que nosotros las ingiramos (es decir, practicamos canibalismo).

El pontífice mayormente asesino fue Inocencio III (el de la campaña contra los albigenses), pero en realidad nadie se salva, pues los dominicos todavía andan sueltos y ellos fueron los depositarios de la Inquisición. Yo me digo que tal vez fuera conveniente que Fernando Vallejo conociera a Julián Pablo (OD), antes director del CUC y ahora párroco de Santo Domingo, porque tal vez podrían entenderse; Julian es experto en surrealismo y él mismo ha sido surrealista, e igualmente quizá conviniera que el doctor Mauricio Beuchot OD leyera La puta de Babilonia, expresión ideada por los albigenses aunque el síntoma de esta idea se encuentra ya en el Apocalipsis de San Juan, texto alucinado no apreciado por el autor, aunque sabe pasajes de memoria.

Los perros jadeaban, uno que otro ladraba, con beneplácito de su protector, quien advirtió que no habría que callarlos. ¿Por qué hacerlo?, si en cambio se escuchó rebuznar al ex presidente Vicente Fox. Ya para entonces el aula olía a perro, pero nuestro director, Ambrosio Velasco, no estuvo allí para constatarlo. Vallejo dirá que los humanos también tenemos un olor (que podría resultar desagradable a nuestros hermanos los perros, dueños de tan extraordinario olfato), pero como ellos no tienen La Langue sólo nos es posible deducir, mediante el tono de sus ladridos, si están contentos o enojados. Ciertamente estuvieron tranquilos y varios de sus guardianes endosaban unas camisetas blancas ostentando el letrero: ''Sociedad Protectora de Animales, AC."

Experto consumado en historia de las religiones, con especialidad en la formulada por la Iglesia católica y romana (equivalente para él a la meretriz babilónica), Vallejo domina el latín, el griego clásico y los idiomas bíblicos. Mi conclusión fue que detesta al Homo Sapiens, porque no es nada sapiens y sí un depredador. El culpable y responsable de ''la paridera" (de la reproducción humana que acabará con el planeta) fue Juan Pablo II. También se advirtió que el Levítico y el Pentateuco son infames, porque justifican el sacrificio de animales en el altar de Yahvé. Empero, los judíos se salvan, nunca derramaron sangre. Pero no se tocó el asunto del Israel actual con Palestina.

 
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