Usted está aquí: jueves 31 de mayo de 2007 Sociedad y Justicia Exigen acciones contundentes para evitar el tabaquismo entre jóvenes

Al menos un millón de mexicanos enfrentan la adicción que sin ayuda es insuperable

Exigen acciones contundentes para evitar el tabaquismo entre jóvenes

Especialista recomienda aumentar el precio de los cigarrillos para desalentar el hábito

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Ampliar la imagen Guadalupe Ponciano criticó la inoperancia de leyes y reglamentos creados en México para garantizar zonas libres de humo Guadalupe Ponciano criticó la inoperancia de leyes y reglamentos creados en México para garantizar zonas libres de humo Foto: Cristina Rodríguez

La sensación de placer y bienestar que produce el consumo de tabaco tiene una explicación científica, a partir de la cual es indudable que se trata de una adicción de la que alrededor de un millón de mexicanos no podrá salir, aunque quiera, sin la ayuda de especialistas. Así lo afirma Guadalupe Ponciano Rodríguez, coordinadora de la Clínica contra el Tabaquismo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Información de la más reciente Encuesta Nacional de Adicciones (ENA 2002) señala que en el país existen alrededor de 18 millones de personas que fuman, de las cuales un millón tienen una dependencia severa al tabaco; unos 7 millones reportan una adicción "media" y el resto, 10 millones de individuos, corresponden a un nivel leve.

Sin embargo, resaltó Ponciano, a pesar del compromiso suscrito por México con el Convenio Marco para la Eliminación del Tabaquismo en el mundo, no existen acciones contundentes que contribuyan a prevenir el consumo de cigarros, principalmente entre los jóvenes. Lo anterior, no obstante que existe el marco jurídico. Falta que se aplique, apuntó.

La especialista, quien fue de las primeras personas en impulsar las clínicas antitabáquicas en el país, explicó que el humo que ingresa al organismo de los fumadores ocasiona en la parte media del cerebro una producción excesiva de dopamina y disminución de la enzima Monoaminooxidasa (MAO). La primera está directamente relacionada con el estado de ánimo de las personas y su incremento puede tener diversas causas, como cuando el individuo se enamora e inclusive cuando come algo que le gusta mucho. Es pues, la que ocasiona la sensación de placer y bienestar.

El equilibrio en esa parte del sistema nervioso central se da con la MAO, cuya función es "eliminar" el exceso de dopamina; sin embargo, al consumir un cigarro se liberan alrededor de 4 mil 500 sustancias químicas, una de ellas es la nicotina, que al entrar en contacto con las neuronas del área cerebral clínicamente conocida como núcleo accumbens, inhibe la MAO y al mismo tiempo eleva el nivel de dopamina.

De ahí que cuando los adictos dicen "necesitar" un cigarro, lo que en realidad requieren es el efecto antidepresivo del tabaco, la estimulación que provoca placer, indicó Ponciano.

En entrevista concedida con motivo del Día Mundial Sin Fumar, que se celebra hoy, la experta comentó que a partir de este conocimiento se cuenta ya con un medicamento que sustituye la acción de la nicotina, con lo que se reduce la sobrestimulación y se evita el síndrome de abstinencia.

Cuando algún paciente deja de fumar súbitamente, su organismo acostumbrado a los niveles altos de dopamina sufre un descontrol y padece entonces de ansiedad, tristeza, sudor en las manos, entre otros síntomas, y en los casos más graves puede llegar a la depresión. El fármaco (vareniclina) ayuda a evitar estos malestares y permite al individuo trabajar en una segunda fase de la adicción, que es la dependencia emocional y sicológica al tabaco.

Ponciano también indicó que al paso de los años, la investigación científica para el tratamiento del tabaquismo ha tenido avances significativos. De las terapias de remplazo hormonal, útiles para muchos de los pacientes, se pasó al uso de medicamentos. El primero fue Bupropion, cuyo mecanismo de acción consiste básicamente en "permitir" que ante la falta de tabaco exista en el cerebro un "excedente" de dopamina, con el propósito de evitar el síndrome de abstinencia. Más recientemente surgió Vareniclina, la cual cuadruplicó las posibilidades de control del tabaquismo en los pacientes más graves.

Sin embargo, los avances logrados en México en el tratamiento del tabaquismo serán insuficientes para lograr la eliminación de este hábito mientras no existan acciones para evitar que las personas empiecen a fumar, señaló Ponciano.

Mencionó, entre otros, la importancia de incrementar el precio de los cigarros a un nivel equivalente, por lo menos, al de Estados Unidos, donde una cajetilla cuesta entre 40 y 50 pesos. Sirven de muy poco o casi nada los aumentos paulatinos que no tienen un impacto significativo en el costo que debe pagar el consumidor, sostuvo.

Recordó que en México ya existen leyes y reglamentos para lograr este objetivo. El problema es que no se aplican e incluso, algunas "medidas" que han tomado negocios como restaurantes y bares "son más una burla que una decisión verdadera de cumplir con la normatividad". Se refirió, en específico, al caso del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde el área para fumadores se ubica en la zona de comida.

La Clínica contra el Tabaquismo de la UNAM proporciona servicio al público en general. Informes en los teléfonos 5623 2108 y 02 o en la página de Internet www.facmed.unam.mx

 
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