Usted está aquí: viernes 1 de junio de 2007 Mundo Rusia, capaz de rebasar el escudo antimisiles de EU, advierte Putin

Critica el gobernante la política "de imposición e imperialismo" de George W. Bush

Rusia, capaz de rebasar el escudo antimisiles de EU, advierte Putin

Nueva espiral armamentista; asegura el Kremlin que restablecerá el "equilibrio estratégico"

Arremete contra países de la OTAN por permitir que Europa del este "se llene de arsenales"

JUAN PABLO DUCH

Ampliar la imagen Vladimir Putin, presidente ruso, durante una rueda de prensa ayer en el Kremlin luego de una reunión con su par de Grecia, Carolos Papoulias, de visita en Moscú Vladimir Putin, presidente ruso, durante una rueda de prensa ayer en el Kremlin luego de una reunión con su par de Grecia, Carolos Papoulias, de visita en Moscú Foto: Ap

Ampliar la imagen Imagen del misil intercontinental RS-24 con el que Rusia responderá al escudo antimisiles de Estados Unidos en Europa del este Imagen del misil intercontinental RS-24 con el que Rusia responderá al escudo antimisiles de Estados Unidos en Europa del este Foto: Ap

Moscú, 31 de mayo. El presidente Vladimir Putin responsabilizó este jueves a Estados Unidos de relanzar la carrera armamentista al obligar a Rusia a buscar una "respuesta asimétrica" a su escudo antimisiles, al tiempo que calificó de "imposición e imperialismo" la política que practica su colega estadunidense, George W. Bush.

El titular del Kremlin confirmó que Rusia aspira a restablecer el "equilibrio estratégico" mediante el misil balístico intercontinental RS-24 con ojivas múltiples, ensayado con éxito el pasado martes y que según los militares rusos es capaz de eludir el futuro sistema antimisiles de Estados Unidos, así como el nuevo cohete crucero táctico-operativo Iskander-M.

A propósito de la visita protocolaria del presidente de Grecia, Karolos Papoulias, y a unos días de celebrarse la cumbre en Alemania del G8, el grupo formado por los siete países más industrializados y Rusia, donde se reunirá con Bush y demás homólogos, Putin retomó hoy el lenguaje de las duras acusaciones que acordó aquí abandonar con la secretaria estadunidense de Estado, Condoleezza Rice, hace apenas dos semanas.

No es claro qué influyó más en que Putin rompiera el entendimiento -si el reciente anuncio de Lituania de estar también dispuesta a acoger en su territorio componentes del escudo antimisiles de EU, o el deseo del mandatario ruso de exprimir al máximo para consumo interno el exitoso ensayo del RS-24 tras varios fracasos estrepitosos-, pero lo cierto es que no escatimó adjetivos a la hora de criticar la política exterior de la administración Bush, a veces sin mencionarla de modo directo aunque sí implícito.

"No hay que temer las acciones de Rusia (la fabricación de nuevos misiles), dado que no tienen un carácter agresivo. Son sólo respuesta a las decisiones unilaterales, injustificadas y extremadamente duras de algunos de nuestros socios", dijo Putin.

Y añadió: "No somos nosotros los iniciadores de esta espiral armamentista, pero tampoco vamos a renunciar a perfeccionar nuestro armamento".

Estados Unidos -recordó Putin- desconoció en 2002 el tratado bilateral de defensa antimisiles (ABM) para tener las manos libres y poder instalar componentes estratégicos de su escudo antimisiles cerca de las fronteras rusas, en la República Checa y Polonia.

"Les advertimos de inmediato que tendríamos una respuesta asimétrica", afirmó Putin, sin aportar ninguna evidencia que demuestre hasta qué punto puede un misil vulnerar un escudo antimisiles que aún no existe, ni cuántos miles de millones de dólares tendría que soportar la población rusa como costo de las medidas armamentistas para restablecer el "equilibrio estratégico".

En cambio, como si estuviera haciendo el retrato hablado de Estados Unidos, Putin volvió a usar el eufemismo al insistir: "algunos de nuestros socios, tras el fin de la guerra fría y la desaparición de la Unión Soviética, suplantan los principios del derecho internacional con su conveniencia política, y tratan de dictar su voluntad a todos y cada uno. A nuestro modo de ver, esto no es otra cosa que imposición e imperialismo".

Según Putin, "esto es muy peligroso y dañino, por lo que Rusia se opone a estas prácticas en el ámbito mundial".

Criticó con dureza a los países europeos de la OTAN, la alianza noratlántica, por no ratificar, a diferencia de Rusia, el tratado de fuerzas armadas convencionales en Europa (TFACE).

"Nosotros lo cumplimos en su totalidad; retiramos de la parte europea de Rusia, más allá de los Urales, todo nuestro armamento pesado; recortamos en 300 mil hombres nuestro ejército", enumeró antes de preguntar:

"¿Qué hacen nuestros socios? -y respondió él mismo-: llenar con nuevos armamentos Europa del este, abrir una nueva base en Bulgaria, otra en Rumania, una zona de interceptores de misiles en Polonia, una estación de radares en la República Checa".

Ante esas circunstancias, Rusia "no puede quedarse cruzada de brazos y cumplir unilateralmente los compromisos", indicó Putin, aunque sin anunciar todavía que su país decidió ya salirse del TFACE, posibilidad que dependerá de si lo ratifican o no los países europeos faltantes.

El presunto asesino acusa

El "caso Litvinenko" empieza a adquirir rasgos tragicómicos con las "revelaciones" que hizo hoy Andrei Lugovoi, el presunto autor material del envenenamiento con polonio del ex espía ruso en Londres.

Lugovoi, en una conferencia de prensa multitudinaria, trató de implicar al servicio de espionaje británico, el MI6, en el asesinato de Litvinenko, y dio a entender que se le inculpa y se pide su extradición como venganza por haber rechazado ser reclutado.

No pudo responder a las preguntas de quién, cuándo y dónde intentó reclutarlo, pero eso sí leyó un extensa relación de "acciones contra Rusia" que quería asignarle el MI6.

De acuerdo con este ex agente del KGB soviético que trabajó para Boris Berezovsky hasta que hace unos años fue detenido en Moscú al intentar rescatar de la cárcel a Nikolai Glushkov, socio del magnate exiliado en Londres, delito por el que extrañamente quedó libre en un tiempo récord, "sólo quiere arrojar luz sobre esta oscura historia política en la que el papel principal le corresponde al servicio de espionaje británico y a sus agentes Berezovsky y el difunto Litvinenko".

Manejó como hipótesis que Litvinenko "escapó al control" de los servicios secretos británicos y "por eso lo asesinaron" porque, en su opinión, "si no lo mataron ellos, el envenenamiento no pudo producirse sin su asentimiento".

Lugovoi basa su grave acusación en el testimonio de un muerto que no puede confirmar ni desmentir nada al asegurar que Litvinenko le confió haber sido reclutado por el MI6, "igual que Berezovsky, quien entregó a los británicos documentos que afectan nuestra seguridad nacional de los tiempos en que era secretario adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia" (mediados de los 90 del siglo XX, con Boris Yeltsin en el Kremlin).

Y para acabar de enredar las cosas con denuncias tardías y poco convincentes, Lugovoi dice que Litvinenko -quien era amigo íntimo de Berezovsky desde que se negó a cumplir la orden de matarlo en Moscú-, "estaba reuniendo materiales comprometedores para extorsionarlo", luego de que aquel "redujo por tres el salario que le pagaba".

Para Lugovoi cabe una tercera posibilidad aún más descabellada: Litvinenko fue asesinado por la "mafia rusa", luego que supuestamente aportó datos para detener en España a Shakró Mladshy, en realidad un capo de segundo nivel buscado por Interpol.

 
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