Usted está aquí: martes 5 de junio de 2007 Capital Que no se saque al Ejército del combate al crimen organizado

Entrevista a JOEL ORTEGA CUEVAS, SECRETARIO DE SEGURIDAD PUBLICA DEL DISTRITO FEDERAL

Que no se saque al Ejército del combate al crimen organizado

LA GENTE, A FAVOR DE QUE SE UTILICE PARA ESE FIN

El narco también usa a los medios con corridos y mensajes en cartulinas para sembrar miedo en la población

Lo más grave es que hubiera un Estado que negociara con los delincuentes o un gobierno de simulación, como fue por mucho tiempo

MIRNA SERVIN VEGA

Ampliar la imagen El titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, Joel Ortega Cuevas, anunció ayer el reforzamiento de la vigilancia nocturna en la ciudad con los mejores esquemas de patrullaje, más de 3 mil elementos y sobrevuelos durante las madrugadas El titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, Joel Ortega Cuevas, anunció ayer el reforzamiento de la vigilancia nocturna en la ciudad con los mejores esquemas de patrullaje, más de 3 mil elementos y sobrevuelos durante las madrugadas Foto: José Carlo González

-¿La policía del Distrito Federal está capacitada para enfrentar los nuevos retos del crimen organizado?

-Sí. Tenemos la capacidad para hacer frente a eventos de carácter delictivo, pero no hay que perder de vista que de 7 a 9 por ciento de los delitos que ocurren en la ciudad son de carácter federal y particularmente el narcotráfico es el que desequilibra la estabilidad de las entidades.

-¿Está infiltrada la policía capitalina por el narcotráfico?

-Ellos siempre van a estar... Hay dos formas en que los policías se relacionan con esto. Uno, cuando son infiltrados, y otra, cuando los compran. Hoy puedo decir que en el alto mando no hay elementos vinculados con el narcotráfico. De eso soy responsable. En los cuadros de abajo se ha hecho una revisión que es pública y se puede decir que la presencia del narcotráfico en la policía capitalina no es una cuestión ni organizada ni sistemática, sino de carácter coyuntural. En esta corporación damos cuenta pública de los elementos que damos de baja, mientras que en otras policías no.

-¿Los operativos de cuerpos federales y locales son una medida eficaz o un show montado para los medios?

-Pueden ser útiles en entidades donde la confrontación del narco ya significa un estado de fuerza de consideración. Sin embargo, me llama la atención que los principales conflictos se han trasladado a Michoacán y Guerrero, cuando todos sabíamos que estaban en otros estados, como Sinaloa y Tamaulipas. Hay que poner un ojo ahí. Asimismo, el narco también usa a los medios, desde los corridos hasta la transmisión de mensajes que dejan en cartulinas, lo que los convierte en crímenes mediáticos que siembran miedo en la población.

-¿Cuáles son las alternativas para combatir el crimen organizado, más allá de las balas y los retenes?

-No descalifico estas medidas. Soy de los que se manifiesta porque no se saque al Ejército del combate al crimen organizado. Ellos tienen uno de los mejores sistemas de inteligencia, garantizando su capacidad de despliegue nacional, y es un buen punto de apoyo para los policías, pero esta no es la única solución. Tiene que predominar el trabajo de precisión y de inteligencia.

-¿Entonces la opción militar es una buena medida?

-De acuerdo con las encuestas, la gente no se queja, está a favor de que se utilice al Ejército para combatir el crimen, pero tenemos que delimitar qué es la seguridad pública y la nacional. Sin embargo, el crimen organizado y el narco afectan a las dos y en consecuencia esa división queda unida por la violencia con la que está actuando el crimen.

-¿Cuáles serán los costos de esta guerra contra el crimen organizado?

-Va a depender de hasta que grado se pueda profundizar su combate. Debemos rechazar cualquier pacto con el crimen. Si queremos tener una visión de Estado de largo aliento, hay que confrontarlo, y si ello va a costar recursos, equipo y vidas humanas, hay que hacerlo. Lo más grave sería que tuviéramos un Estado que se sentara a negociar con el crimen, o un gobierno de simulación, como fue durante mucho tiempo, cuando no se tocó nada.

-¿Es una realidad social u obsesión política eso de que el DF es la ciudad más peligrosa del país?

-Depende de quién sea la fuente. La gente puede ver en la tele el homicidio ocurrido contra un alto funcionario de la PGR, pero sabe que no los están asaltando en los paraderos o microbuses. Su percepción puede ser mala, pero cuando se les pregunta sobre victimización, dicen que no los han asaltado en la ciudad. Una característica del gobierno de Marcelo Ebrard es que se están dando los datos criminógenos con precisión, y nuestros bonos han mejorado.

-¿Hasta qué punto se hace inútil el trabajo policial por la corrupción del MP o de los jueces?

-Es un poliedro con varias caras, una parte tiene que ver con que no se presentan los cargos correctamente o las consignaciones no son suficientemente contundentes, y otra es que se adelgaza la gravedad del delito con la capacidad del juez para reclasificar los delitos, lo que permite al delincuente regresar a las calles una y otra vez. Se tiene que hacer una revisión profunda del sistema de procuración de justicia para que sea más simplificado y transparente. Nosotros aspiramos a que los jueces hagan públicas sus sentencias de carácter penal.

-¿Más dinero para armas y represión o más fondos contra la pobreza?

-Desde el gobierno de (Andrés Manuel) López Obrador se planteó este asunto con mucha claridad, que era dar mayores recursos a los sectores marginados de la sociedad, los pobres y los jóvenes. Si se quiere consolidar la democracia, se debe crear un sistema con justicia social que genere equidad entre la gente. Eso no quiere decir que no se le invierta a la policía.

 
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