Usted está aquí: miércoles 6 de junio de 2007 Economía Resurge la consigna de otro mundo es posible en la cumbre alternativa al G-8

Se trabajará en contrapropuestas al ''liberalismo desenfrenado'' de las potencias

Resurge la consigna de otro mundo es posible en la cumbre alternativa al G-8

Alerta el sociólogo Ziegler contra la ''refeudalización'', basada en la deuda y el hambre

AFP, DP

Ampliar la imagen Manifestantes protestaron en el aeropuerto de Rostock-Laage, donde llegó el presidente estadunidense George W. Bush, desde donde se trasladó al balneario de Heiligendamm, donde se realiza la cumbre del G-8 Manifestantes protestaron en el aeropuerto de Rostock-Laage, donde llegó el presidente estadunidense George W. Bush, desde donde se trasladó al balneario de Heiligendamm, donde se realiza la cumbre del G-8 Foto: Reuters

Heiligendamm, Alemania, 5 de junio. A pocos kilómetros de Heiligendamm, donde se reunirán los jefes de Estado y de gobierno del Grupo de los 8 (G-8), los militantes antiglobalización comenzaron este martes una ''cumbre alternativa'' con la participación, a título privado, de Jean Ziegler, relator especial de Naciones Unidas para el derecho a la alimentación.

Los organizadores de esta cumbre paralela, que denuncian ''el gran show de relaciones públicas'' y ''la puesta en escena'' de la cita de los líderes del G-8, invitaron a mil 500 participantes y a unas 40 asociaciones, ONG y sindicatos, sobre todo africanos y asiáticos.

El objetivo será reflexionar sobre contrapropuestas al ''liberalismo desenfrenado'' del G-8, pero la cumbre alternativa no publicará ninguna declaración final.

La física india Vandana Shiva será la encargada de pronunciar el discurso de clausura, pero desde hoy advierte: ''en una época en la que más gente que nunca antes sufre hambre y no cuenta con agua potable, en la que el caos climático amenaza al planeta, quien organiza este tipo de fiestas (la cumbre del G-8) es como Nerón, que toca la lira mientras arde Roma''.

Los participantes critican que 90 por ciento de las armas del mundo las venden los países del G-8, por lo que ponen en tela de juicio que realmente quieran la paz.

Lo mismo vale para la contaminación, pues Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Francia, Canadá, Japón y Rusia son responsables de 43.1 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

''Buscamos la confrontación con palabras y no con piedras'', declaró Karsetn Smid, de la organización ecologista Greenpeace, al condenar una vez más los violentos disturbios del sábado en Rostock, al noreste de Alemania.

La consigna de los militantes antiglobalización, ''Otro mundo es posible'', es irremediablemente la misma desde hace varios años, aunque se refiera al hambre en el mundo, a la repartición de las riquezas o al comercio internacional.

Para el sociólogo suizo Jean Ziegler, autor entre otros libros de El imperio de la vergüenza, que se alza contra el nuevo sistema mundial de ''refeudalización'' basado en la deuda y el hambre, este mensaje no ha perdido nada de su urgencia. ''Son los grandes grupos los que van a dictar su ley en Heiligendammm'', denunció.

Ziegler, al aclarar que hablaba en su nombre y no en el de Naciones Unidas, acusó en especial a ''la política de dumping asesina de la Unión Europea que hace que se encuentren en los mercados de Africa frutas y legumbres francesas, italianas y portuguesas a mitad de precio con respecto a los productos africanos'', lo que lleva, según él, a los campesinos locales a la ruina.

''En Africa hay industrias que se derrumban a causa de las subvenciones pagadas a los productos europeos'', declaró a su vez la ugandesa Jane Nalunga, del Seatini (Southern and Eastern African Trade Information and Negotiations Institute), una asociación que defiende los intereses económicos africanos. Deploró en especial que ese continente no pueda fijar por su cuenta los precios de sus materias primas.

''Pensamos que la cumbre del G-8 no está orientada hacia el conjunto de la población'' mundial, señaló Hassen Lorgat, sindicalista sudafricano. ''Nada puede ocurrir sin nosotros''.

El filipino Walden Bello, director ejecutivo de la red Focus on the Global South, una organización antiglobalización, dijo no esperar nada de los objetivos ambiciosos del G-8 en materia de clima, ya que no cuestionan ''los principios del crecimiento económico a cualquier precio'', fuente intrínseca de los desórdenes ecológicos.

La ''cumbre alternativa'', en la que participan la ONG de lucha contra la pobreza Oxfam, el movimiento Attac o el poderoso sindicato alemán IG Metall, quiere también tratar las cuestiones de migración, formación e igualdad entre hombres y mujeres.

 
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