Usted está aquí: domingo 10 de junio de 2007 Opinión Tiempo de Blues

Tiempo de Blues

Raúl de la Rosa

Chicago Blues Festival

Primera llamada

DESDE LAS OFICINAS de la Blues Heaven Foundation enviamos este primer reportaje de la XXIV edición del Chicago Blues Festival, no es fácil concentrarse y recordar lo que hemos vivido y bebido de buen blues en el primer día del festival, pues las paredes de este histórico edificio están cargadas de memorias y artistas que entran y salen, como si nada, a grabar en los estudios ubicados en el 2120 de la avenida Michigan.

EL PROBLEMA SURGE porque la Chess Records, paradigma del blues de Chicago, cerro sus puertas, se apagaron consolas y micrófonos desde el año 1969; han de ser los ecos de esas históricas grabaciones de Muddy Waters, Buddy Guy, Sony Boy Williamson, Willie Dixon o el mismísimo Chuck Berry que habrían de cambiar la historia de la música popular estadunidense.

DE ESAS SESIONES nació ese género hijo del blues: el rocanrol. Años después vendrían, casi como en peregrinación, los Rollings Stones a grabar en los estudios de los hermanos Chess, pero esa es otra historia. El jueves 7 de junio en el foro patrocinado por las guitarras Gibson se presentó una sucesión de artistas que me confirmaron que Muddy Waters no está muerto, tan solo no está vivo.

Segunda llamada

LOS HOOCHIE COOCHIE BOYS se llamaban, algunos de ellos formaron parte de la banda de Muddy Waters, el líder de la banda era John Primer que iba presentando uno a uno a los integrantes de esta sui generis banda: en la armónica y voz: George Mojo Buford, Calvin Fuzz Jones, en el piano a Barrelhouse Chuck y al final, un cantante de nombre Larry Williams (??) la duda y sorpresa vienen cuando me entero que es el hijo mayor de Muddy Waters.

INMEDIATAMENTE SE ME ocurrió que sería genial si esa formación ocasional se pudiera llevar a México al Festival de Blues, total, soñar no cuesta nada, pero la apoteosis vendría en la noche cuando en el floor principal se presenta la Reina del Blues y su Blues Machine. Koko ya es una leyenda y aún la recordamos cuando en casa del propio Willie Dixon nos la presentó para que la invitáramos al Festival de Blues y Koko vino y dejó una huella imborrable, otra vez me puse a soñar, total...

EL PUBLICO LA ADORA y su Blues Machine integrada por músicos que llevan años acompañando a Koko y se entienden de maravilla, el público de pie casi todo el concierto acompañándola con palmas y un descomunal coro.

Tercera llamada

LA FIESTA NO TERMINA ahí, continúa en los diferentes clubes de blues que existen en Chicago, es interesante ver la composición del público dependiendo de la zona en donde se encuentren. En el centro el público en su mayoría son turistas y blancos, conforme uno se va alejando la asistencia es variopinta y en el south side existen clubes como el Lee's en que la mayoría, sino es que todos, son afroamericanos, otro boleto mi amigo.

PERO NUNCA FALTA un pero, el blanquito en los frijoles, son los que operan y controlan el Kingstone Mines, la prepotencia y majadería desde la entrada y el insoportable dueño, un plomo que toma el micrófono impostando la voz, siempre vigilante con sus gorillas, ordenando, siéntese, muévase, etcétera, por lo que desde hoy ese bar está cancelado para el que esto escribe, habiendo tantos y tan divertidos como el Artis' en donde todos los lunes toca Billy Branch e invitados. Frente al Kingstone está otro bar cargado de recuerdos, pues a ese bar fuimos Gastón Martínez y un servidor acompañados de Willie Dixon y su esposa Marie, el bar se llama B.L.U.E.S. en el que una joven mesera, quien con sus anchas caderas me hizo lugar en la barra moviendo su poderoso nalgamen de un lado a otro hasta abrirme un hueco para que me acomodara (sonó a otra cosa, pero no fue así) momentos después esta mesera se subió al pequeño escenario y se puso a cantar, su nombre: Big Time Sarah.

EL VIERNES EN EL foro principal se le rindió un homenaje a la Band Sons of the Blues que liderea Billy Branch y que este año conmemora tres décadas de haberse formado, se me hace tarde para que caiga la noche, porque después del concierto...

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