Usted está aquí: miércoles 13 de junio de 2007 Cultura Desde hoy se abren las puertas a todo el universo de Frida Kahlo

Inauguran magna exposición para rendir homenaje nacional a la célebre artista

Desde hoy se abren las puertas a todo el universo de Frida Kahlo

Por primera vez en el país, 354 piezas de su obra, ''para mostrarla de manera integral'', dijo Roxana Velásquez, directora del museo de Bellas Artes

El mundo recuerda a la pintora en su centenario

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen A trasluz, los primeros afortunados de la prensa mexicana y extranjera en recorrer ayer la magna exposición dedicada a Frida Kahlo, que este miércoles se inaugura en el museo del máximo recinto cultural del país A trasluz, los primeros afortunados de la prensa mexicana y extranjera en recorrer ayer la magna exposición dedicada a Frida Kahlo, que este miércoles se inaugura en el museo del máximo recinto cultural del país Foto: Marco Peláez

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Ampliar la imagen La célebre artista Frida Kahlo figura como protagonista de la amplia muestra con la que se le rinde un homenaje nacional por su centenario. En las imágenes, varios aspectos del recorrido alrededor de un icono del arte universal efectuado ayer por representantes nacionales y extranjeros de los medios de comunicación por las ocho salas del Museo del Palacio de Bellas Artes La célebre artista Frida Kahlo figura como protagonista de la amplia muestra con la que se le rinde un homenaje nacional por su centenario. En las imágenes, varios aspectos del recorrido alrededor de un icono del arte universal efectuado ayer por representantes nacionales y extranjeros de los medios de comunicación por las ocho salas del Museo del Palacio de Bellas Artes Foto: Marco Peláez

La Frida que todo mundo cree conocer, pero también, todo lo que Frida Kahlo no es, puede descubrirse en la magna exposición que en su honor se inaugura hoy en el Palacio de Bellas Artes para celebrar que hace un siglo llegó al mundo esta mujer que ''supo utilizar sus neuronas".

Así lo explicó Roxana Velásquez, directora del Museo del Palacio de Bellas Artes, durante el recorrido que ofreció ayer a la prensa de México y el mundo por las ocho salas del recinto, todas dedicadas a Kahlo, su vida, su obra, su mundo, sus delirios, sus debilidades, sus tesoros, su fuerza.

Se trata de la primera vez que se reúne en el país una colección de piezas que muestran ''a la Frida total, completa, integral, con aspectos que no han sido vistos", agregó la funcionaria ante decenas de reporteros de diversas nacionalidades que se arremolinaban frente a cada cuadro.

Entre imágenes harto conocidas, el espectador tendrá encuentros excepcionales: Frida sin sus trajes de tehuana, Frida sin sus trenzas, Frida sin dolor, Frida chiflando en un paseo en trajinera, Frida surrealista, Frida conservadora, Frida con el cabello suelto como si apenas ayer la hubieran retratado.

Retratos, naturalezas muertas

El recorrido para conocer las 354 piezas que conforman la muestra Frida Kahlo, 1907-2007. Homenaje nacional se inicia en la sala dedicada a sus autorretratos. La bienvenida corresponde al cuadro Las dos Fridas, el de mayor formato de todos en los que la pintora plasmó su rostro.

Y de ahí en adelante, todo es conocer y reconocer escenas que se han visto en catálogos y documentales. Algunas pinturas nunca han sido exhibidas en museos, pues pertenecen a colecciones privadas, como Pensando en mi muerte.

Otras deleitan al mostrar así, en vivo y a todo color, sus detalles: la piel pelona de un perro xoloescuintle, las plumas de un pollito esponjado, el bordado de un huipil, la filigrana de un collar, el negro intenso de la mirada siempre profunda de la pintora, sus labios cerrados, ''porque tenía muy mala dentadura y no le gustaba sonreír", asegura Velásquez.

La directora del museo va relatando: ''Frida no es naif, no es común... acérquense con cuidado... aquí, en estas florecitas, se aprecia su gusto por El Bosco... ella aprendió a retocar fotografías con su padre... también hizo grabado... aquí está el retrato que pintó cuando se casó por primera vez con Diego y en él se ve que la diferencia entre los dos eran 20 años, 20 centímetros y 20 kilos".

Luego añade que la pintora ''se disfrazó de mexicana, es decir, de tehuana, por Diego, porque antes ella era decimonónica, católica, conservadora". Alrededor, los periodistas enviados de Alemania o Japón buscan el mejor lugar para grabar los comentarios, ya sea junto al cuadro Mi nana y yo, donde un bebé con cara de Frida chupa un seno ramificado, o frente al bello Abrazo de amor del universo. Mi tierra (México), Diego, yo y el señor Xolotl, un cuadro de 1949 donde ahora el niño de brazos es Rivera, acurrucado en su madre Frida.

En la sala Naturalezas muertas se descubre a una artista con tintes surrealistas; sigue el espacio dedicado a los retratos que Kahlo realizó de sus amigos cercanos: Eduardo Morillo, Alberto Misrachi; su médico Leo Eloesser; su ''primer amor", Alejandro Gómez Arias, cuadro que, por cierto, fue ''descubierto" arrumbado en el fondo de un clóset, en 1994.

Luego, los visitantes se detienen, entre sorprendidos y horrorizados, y llueven los clicks de las cámaras fotográficas: dos cuadros pintados con sangre, la de Frida por supuesto. Se trata de Unos cuantos piquetitos y El suicidio de Dorothy Hale, este último dentro de una caja de acrílico, pues así lo exigió el Museo de Arte de Phoenix, que los prestó.

En esta sala también está el retrato La niña Virginia, que tiene en la parte de atrás el boceto de un autorretrato. A continuación se muestran las fotografías: Frida como modelo de su hermano Antonio, de su papá Guillermo, de Leo Matiz, Julián Levy, Manuel y Lola Alvarez Bravo, Berhard Silberstein, Nickolas Muray, Giséle Freund, Esther Borm, Berenice Koldo, entre otros.

Embeleso del espectador

No falta quien se embelesa al verla con el torso desnudo, captada por Héctor García, o luciendo el pelo suelto, vestida con ''un traje chino" negro, en 1950, ''si parece que fue ayer", opinan los visitantes.

Siguen las fotografías relacionadas con su origen y entorno: el Coyoacán de los años 30, con su feria, la pulquería La Rosita, sus iglesias y una imagen, de 1899, de sus padres, Guillermo y Matilde Calderón (quien es idéntica a Frida), sus hermanos, sus sobrinos, su gente.

Por allá, Frida y Diego observando un eclipse, por acá, en Estados Unidos, o pintando murales, o enfrente de una locomotora, o en Pátzcuaro con André Breton y su mujer. El recorrido termina en este espacio con fotos de Frida muerta, tendida en su cama, en la Casa Azul.

En la sala titulada Caligrafía penden del techo una micas que protegen varios documentos, cartas dedicadas al ''niño de sus ojos" o al ''doctorcito", con letra muy clarita y apretada.

No podía faltar en esta muestra un rincón dedicado a la militancia política de Frida, y ahí aparece ella con su corsé pintado con la hoz y el martillo, emblema de los comunistas. Junto están las invitaciones que le enviaba tanto el Partido Comunista Mexicano como la embajada de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y algunos recortes de periódicos.

Las piezas que conforman esta exposición fueron elegidas por un comité curatorial integrado por Juan Coronel Rivera, Salomón Grimberg, Cristina Kahlo, Américo Sánchez y Roxana Velásquez. Hay 26 obras del Museo Dolores Olmedo; 11 de la colección Jacques y Natasha Gelman; seis del Museo de Arte de Tlaxcala, y más de una docena que provienen de coleccionistas particulares y de museos de San Francisco, Los Angeles, Detroit, Miami y Japón.

La directora del Museo del Palacio de Bellas Artes estima que en dos meses asistirán, ''mínimo", unas 300 mil personas. No habrá prórroga en la fecha de clausura de la muestra, que concluirá el 19 de agosto, ''ni aunque las multitudes superen las expectativas de número de visitantes", pues ''los americanos y Monterrey ya tienen organizados sus homenajes, y varias piezas capitales de aquí deben viajar. No la exposición completa, eso es imposible, pero sí 30 o 40 óleos formarán parte de exposiciones en otras ciudades. El mundo entero le está rindiendo homenaje a Frida", informó Velásquez.

Por tal motivo no habrá descanso para el Palacio de Bellas Artes. Mientras Frida habite en el recinto, se abrirá diario, de lunes a domingo, de nueve de la mañana a 10 de la noche. El costo de entrada será el mismo de siempre, 35 pesos; estudiantes, profesores y personas de la tercera edad no pagan, y los domingos el acceso es gratuito.

Se impartirán talleres, habrá espacios lúdicos para niños y conferencias casi todos los martes. Además, con la participación de los especialistas Raquel Tibol, Salomón Grimberg y Helga Prignitz-Poda, comenzará mañana jueves el seminario Jornadas Fridianas.

También se atenderá a grupos con capacidades especiales, por ejemplo, hay guías en Braille para invidentes, además de otros materiales. Se recomienda que el recorrido se realice en, mínimo, una hora con 40 minutos. A partir de hoy, tenemos Frida para rato.

 
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