Usted está aquí: sábado 16 de junio de 2007 Estados Arrecia la guerra electoral entre el PRI y el PAN por Baja California

Hank y Osuna enfocan sus baterías hacia Tijuana, que tiene la mitad de votantes del estado

Arrecia la guerra electoral entre el PRI y el PAN por Baja California

Primera vez en 18 años que los panistas ven en riesgo la gubernatura; los priístas, ante una oportunidad de volver al poder

La seguridad pública, "papa caliente" para ambos candidatos

ARTURO CANO/ I

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Ampliar la imagen José Guadalupe Osuna Millán, y Jorge Hank Rhon, candidatos de PAN y PRI a la gubernatura de Baja California, respectivamente José Guadalupe Osuna Millán, y Jorge Hank Rhon, candidatos de PAN y PRI a la gubernatura de Baja California, respectivamente Foto: La Jornada/ archivo

Tijuana, BC. El anuncio está frente al centro de apuestas de Jorge Hank Rhon, el antiguo hipódromo de Agua Caliente, el lugar donde el hijo del profesor Carlos Hank González hace sus legendarias pachangas, su casa y su centro de mando en pos de la gubernatura.

Es una foto enorme de su adversario panista, José Guadalupe Osuna Millán, acompañada de la leyenda: "Menos fiesta y más trabajo. Ante todo, resultados".

Les pueden a los panistas los pachangones de Hank, sean para celebrar su cumpleaños con fiestas de tres días -con sus noches- o para regalar juguetes el Día de Reyes.

Y se burlan los priístas: "¡Ja!, los panistas llevan 18 años enfiestados", dice Mario Madrigal, líder tricolor estatal.

Apenas una cara de la guerra electoral en una tierra sin votos, guerra sucia que ha arreciado en las dos semanas recientes. O con pocos votos, precisemos. Porque Baja California, entidad que tuvo el primer gobernador de oposición (Ernesto Ruffo en 1989), es uno de los lugares con mayor abstencionismo del país, y el terreno de otro pleito bipartidista como el ocurrido en Yucatán.

Tanto el PAN como el PRI tienen su voto duro. Y a sus respectivas clientelas apuestan, aunque para ganar requieren de sufragios que disputarán -que ya pelean- calle por calle, despensa por despensa, dádiva por dádiva, en las zonas marginales de las ciudades fronterizas.

En la colonia Tres de Octubre, por ejemplo, con algunas calles que ni una camioneta enorme puede transitar. Ahí es la guerra. Los priístas controlan el ayuntamiento de Tijuana desde 2004, cuando Hank venció a los panistas luego de 15 años de sequía tricolor. Ahí, el "rostro social" del gobierno hankista reparte becas a las madres solteras y los adultos mayores, y promete eliminar las cuotas en las escuelas públicas. Ahí los panistas aprietan sus redes a través de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT), que controla nada menos que el agua potable. Ahí los electores de dos o menos salarios mínimos se dan sus mañas para sacar beneficios durante las campañas que culminarán el 5 de agosto.

Como Francisco Martínez, albañil y padre de cuatro hijos, quien ya le halló el modito. En 1994 votó por Ernesto Zedillo y en 2006 por Felipe Calderón. Pero aprovecha la presencia de Carlos Barboza, candidato a diputado por el PRI, para pedir de plano: "Si me cambian el techo de mi casa voto por ustedes".

Son las colonias de la ciudad que concentra más de la mitad de los electores del estado, pobladas por los llegados en los últimos años de Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Oaxaca y otras entidades.

Es la primera vez en 18 años que los panistas de Baja California ven en riesgo la gubernatura. Y los priístas tienen en Jorge Hank una oportunidad de volver al poder, amarrados al "carisma" y al dinero del mayor dueño de casas de apuestas del país. Los panistas se apañan a su obra de gobierno, a la mala fama pública de Hank y a una poderosa red que opera desde la administración estatal.

Aun cuando las campañas arrancaron formalmente hace pocas semanas, desde hace meses las calles de Tijuana lucen propaganda electoral. Hank presume sus obras de gobierno aunque dejó la alcaldía varios meses atrás. Los panistas colocan letreros con sus colores en las pocas calles pavimentadas de las colonias populares, gracias a que los vecinos pusieron la mitad del dinero.

Hank no se quedó atrás. Como alcalde, quitó el azul a las patrullas y puso sus colores en las canchas de basquetbol que hizo construir.

El político rico contra el partido en el poder pelean, pues, en calles que son un amasijo de lodo, botellas, bolsas de plástico, desperdicios de todos los días.

Tijuana roja

Una pared de publicidad en la colonia Rojo Gómez: "La seguridad es PRImordial".

La delincuencia es de nuevo tema central de la campaña, como hace tres años. A los panistas todavía les duele un espot de Carlos Alazraki, quien en la campaña anterior presentó a Hank con una canasta de huevos y diciendo a la cámara: "Para combatir la delincuencia hace falta esto".

Durante su gestión en la alcaldía, según balance de organismos ciudadanos, la criminalidad creció, especialmente los secuestros, de modo que los panistas quieren hacer de ese "fracaso" una bandera.

Hank, por su lado, presume haber llenado Tijuana de cámaras (300) y creado un ostentoso "centro de control y mando". En campaña los priístas argumentan que los delitos relacionados con el narcotráfico son competencia federal y el gobierno estatal le escatimó recursos a Tijuana.

El tema de la seguridad pública, en realidad, es una papa caliente para ambos partidos. "Los panistas pueden escupir para arriba", dice Alberto Capella, cabeza del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública.

Para Capella, sin embargo, no hay duda de que en la materia los resultados de Hank fueron nulos: "La Tijuana de Hank es de descontrol, de caos, de tolerancia a los criminales e intolerancia a la crítica".

José Guadalupe Osuna Millán, candidato del PAN, señala que las promesas de campaña y las acciones de Hank en el gobierno municipal sólo fueron "un engaño mediático".

Afirma que recibió la ciudad con cuatro secuestros y siete levantones, y la entregó con más de 30 secuestros en 2006.

"¿Qué puedes esperar de un tipo que ofreció tener un director de la policía como el Negro Durazo?".

Las caras de Hank y las campañas de bajo costo

Carlos Barboza, quien era presidente municipal del PRI cuando Hank ganó la alcaldía, sabe, como todos los de su partido, de la cascada de acusaciones contra su candidato, que van de presuntas ligas con bandas criminales, al asesinato del periodista Héctor El Gato Félix. "He visto programas muy documentados, muy interesantes sobre el tema, ¡pero en televisión por cable!", ríe.

Mayra Griselda Ayala, trabajadora de una maquila y madre soltera, ilustra de qué habla Barboza. El reportero preguntó a ella y otras quince señoras de las colonias populares si sabían que Hank tiene dos decenas de hijos, que su "animal favorito" es la mujer y sobre su presunto involucramiento en crímenes. Y nada. "Yo sé que es muy rico y me da una ayuda de 400 pesos al mes", dice Mayra.

Los panistas no se quedan atrás en el reparto de dádivas. Su misma elección interna estuvo marcada por las acusaciones de uso de recursos públicos.

Finalmente, sin embargo, Osuna Millán ganó sin problemas y los panistas lograron evitar un yucatanazo y que el candidato perdedor se fuera con el PRD (como algunos perredistas querían, dada la amistad del perdedor, Francisco Vega, con Leonel Cota Montaño). Al registrar su candidatura hace unas semanas, Osuna dijo: "Que no quepa duda: frente al poder del dinero y las viejas mañas, ganaremos con la fuerza de los votos y la fuerza de la ciudadanía".

Originario de Concordia, Sinaloa, Osuna ha sido alcalde y diputado, además de director del CESPT, el semillero de candidatos panistas, y sin duda un previsor. Antes de iniciar su precampaña, fue a George Washington University a tomar un curso sobre cómo ganar contiendas electorales con poco dinero.

Del otro lado de la acera, Hank ha inyectado al PRI precisamente dinero, además de la expectativa de recuperar el poder.

"El PRI ha montado nuevamente su aparato organizativo que estaba desmantelado", explica Benedicto Ruiz, investigador del campus local de la Universidad Iberoamericana.

Para Ruiz, la estrategia panista de aludir a la leyenda negra de Hank podría tener poco éxito luego de 18 años de gobierno panista. "Ya no pueden culpar al PRI, y la ciudadanía va a juzgar 18 años de gobiernos muy mediocres, de malos administradores y malos también en términos de honestidad".

Tras un recorrido por las colonias populares detrás del Cerro Colorado, se puede regresar a Tijuana por la carretera que viene desde Tecate. Apenas se divisa el primer letrero que da la bienvenida cuando ¡zas!, el vehículo cae en un bache. El propio ayuntamiento ha informado que la ciudad tiene más de 130 mil hoyos en las calles pavimentadas, pero presume en televisión su programa de bacheo.

Algún memorioso recuerda que una de las cosas que más molestaba al profesor Carlos Hank González, cuando fue regente de la ciudad de México, era que le llamaran zanjas viales.

Tras brincotear con el hoyanco, viene la otra cara de la bienvenida tijuanenese: un retén del Ejército Mexicano.

 
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