Usted está aquí: sábado 16 de junio de 2007 Sociedad y Justicia El habla juvenil llegó con la sociedad de consumo: Monsiváis

Académicos, escritores y periodistas presentan colección de diccionarios didácticos

El habla juvenil llegó con la sociedad de consumo: Monsiváis

LAURA POY SOLANO

Inmersos en una cultura de imágenes, mercadotecnia, computación e Internet, los jóvenes construyen voces, nuevos significados que, al igual que otras generaciones, modifican el idioma para crear su jerga, caló, caliche, que es ante todo una hazaña popular y, por tanto, juvenil, señalaron académicos, escritores y periodistas en la presentación de una nueva colección de diccionarios didácticos que incorporan el lenguaje actual de los jóvenes.

El escritor Carlos Monsiváis destacó que la idea del habla juvenil no existe hasta la llegada de la sociedad de consumo y la existencia de una cultura juvenil que aparece tras la década de 1960. El impacto de los medios electrónicos y de los llamados reality shows, afirmó, generan frases de "gran impregnación" social que convierten las muletillas verbales en signos de época.

A ello se suman los nuevos términos que genera la tecnología que también revela que el habla juvenil posee un número "no escaso y cada vez mayor de vocablos anglosajones que pertenecen por derecho propio al español de los jóvenes, pues al ser tan socializados se vuelven parte del español. Fueron invasiones y ahora resultan adopciones".

Destacó que el énfasis de muchas conversaciones recae sobre la condición de producto comercial del hablante. "Cuando oigo a los jóvenes, percibo que están hablando como productos, que se están describiendo como productos. La mercadotecnia es la nueva voz de las multitudes."

En entrevista, Monsiváis, autor del prólogo del Diccionario didáctico actual, de Ediciones SM, aseguró que con el desplazamiento de las lecturas hacia las imágenes, no hay abundancia de vocabulario, no es que se empobrezca el de los jóvenes en particular, también el de los niños y adultos; se da en todas las generaciones, porque "no existe una recompensa social por el hecho de hablar bien, a nadie le interesa hablar bien".

Cuando uno ve a la clase gobernante en la televisión nota que entre todas sus metas nunca está la de hablar bien, usar metáforas, mantener un ritmo de elocuencia o vibración de las palabras y, si la clase gobernante ha perdido casi por completo el interés por el idioma, no se le puede pedir a ningún grupo cronológico que lo mantenga, indicó.

La falta de lectura, indicó, tiene que ver con el culto a las imágenes, pero tampoco se aprovecha debidamente, porque mantener la vigencia del culto por las imágenes requiere del comentario, el análisis y eso no está; es ver imágenes, sin comentarios y dejar de leer porque no hay tiempo y, mientras no se multiplique el tiempo de lectura de la sociedad, la escasez de vocabulario persistirá.

Al respecto, Julieta Fierro, astrónoma y catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de México, señaló que en la actualidad es necesario reconocer el valor de las palabras y la necesidad de resolver los "problemas por medio de la comunicación, pero al mismo tiempo asumir que cada palabra que se descubre se hace un poco nuestra, aunque con el tiempo puede cambiar su significado".

Fierro, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y autora del prólogo del Diccionario didáctico básico, dirigido al público infantil, afirmó que la gran tarea de maestros, padres y alumnos es crear canales de comunicación, donde las palabras puedan "crecer, a pesar de que cambien o se modifiquen: por eso es fundamental que a lo largo de la vida nos vinculemos a las nuevas voces, significados y palabras".

 
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