Usted está aquí: miércoles 20 de junio de 2007 Mundo Masivo adiós en Cuba a Vilma Espín

Masivo adiós en Cuba a Vilma Espín

Elogios a su lucha por los derechos de la mujer; encabezó Raúl Castro el homenaje a su esposa

GERARDO ARREOLA

Ampliar la imagen Cubanos realizaron ayer largas filas en la Plaza de la Revolución para despedir a Vilma Espín, combatiente de la lucha clandestina y de la guerrilla de los años 50, y promotora de los derechos de la mujer tras el triunfo revolucionario en 1959 Cubanos realizaron ayer largas filas en la Plaza de la Revolución para despedir a Vilma Espín, combatiente de la lucha clandestina y de la guerrilla de los años 50, y promotora de los derechos de la mujer tras el triunfo revolucionario en 1959 Foto: Reuters

Ampliar la imagen En imagen del 25 de agosto de 1975, Vilma Espín, al lado de Fidel Castro En imagen del 25 de agosto de 1975, Vilma Espín, al lado de Fidel Castro Foto: Ap

Ampliar la imagen Guardia de honor a Vilma Espín en el monumento a José Martí en La Habana Guardia de honor a Vilma Espín en el monumento a José Martí en La Habana Foto: Reuters

La Habana, 19 de junio. Con sobriedad, pero con emoción, en una jornada que mezcló abundantes testimonios personales y un homenaje masivo, Cuba despidió hoy a Vilma Espín, la veterana combatiente de la lucha clandestina y de la guerrilla de los años cincuenta, promotora de los derechos de la mujer tras el triunfo revolucionario de 1959 y esposa del presidente interino Raúl Castro, fallecida el lunes a los 77 años de edad.

El tributo arrancó en el Memorial José Martí, el recinto dedicado al héroe nacional, ubicado al pie de la estatua del escritor insurgente que preside la Plaza de la Revolución. Con su uniforme ordinario de general del ejército de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Raúl Castro encabezó el desfile de dolientes, que pasaron ante un retrato de unos dos metros de alto de una Vilma en madurez y plenitud de vida, captada con una discreta sonrisa y sus típicos anteojos de armazón panorámico.

En un costado de la sala estaban las coronas enviadas por el mandatario en funciones y por el presidente Fidel Castro. La imagen de Vilma Espín estuvo custodiada durante el día por efectivos del cuerpo militar de ceremonias y altos funcionarios.

Raúl dejó al pie del cuadro una rosa roja y fue acompañado en el gesto por sus cuatro hijos y sus ocho nietos. Detrás le siguieron en fila los integrantes del Buró Político y del secretariado del Partido Comunista de Cuba (PCC), los del Consejo de Estado y los del gobierno, que igualmente dejaron flores en el tiesto.

Con el rostro abatido, pero en actitud serena, Raúl se ubicó luego ante la puerta de salida para recibir el pésame. Unos pasos más adelante también acogió el duelo su hijo Alejandro, con su uniforme de coronel del Ministerio del Interior.

La misma foto de Vilma dominó las portadas de Granma y Juventud Rebelde, y apareció reproducida en un salón de la base del monumento al héroe independentista Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, así como en las capitales provinciales, donde las autoridades locales replicaron el tributo a la ex presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

El duelo nacional de 26 horas se cumplía, con la bandera nacional a media asta, en instituciones oficiales y unidades militares. Miles de personas desfilaron delante de la imagen de Vilma en La Habana, en Santiago y en el resto del país, en una movilización política y luctuosa que no se realizaba en Cuba desde hacía una década, cuando llegaron de Bolivia los restos de Ernesto Che Guevara.

Por la noche, la dirigencia nacional, con Raúl y su familia en primera fila, asistieron a una velada solemne en el teatro Karl Marx. Ahí evocaron la figura de Vilma dos personajes muy cercanos a ella por generación y por el origen de su actividad política.

Ambos septuagenarios, también coincidieron en su alzamiento en armas en el Segundo Frente Oriental Frank País, el foco guerrillero que fundó Raúl en los lomeríos de la Sierra Cristal, en la actual provincia de Santiago de Cuba: José Ramón Machado Ventura, el jefe de sanidad de aquella fuerza, ahora miembro del Buró Político del PCC y vicepresidente del Consejo de Estado, y Asela de los Santos, quizá la mejor amiga de Vilma, también comprometida con las conspiraciones revolucionarias y luego funcionaria de las FAR y del sector educativo.

"Consecuente impulsora de una revolución en la revolución", llamó Machado a Vilma, por su "voz justiciera" en la defensa de la equidad de género, de la protección a los menores y de la educación sexual. Asela recordó de la dirigente fallecida que, a pesar del origen acomodado de su familia, "nunca la acompañaron ni el lujo ni la estridencia" y encomió la pareja que formó con Raúl: "Padres de familia ejemplares en la educación de sus hijos y sus nietos".

Los dos discursos, un documental exhibido en el Karl Marx, que incluyó imágenes inéditas de Vilma y Raúl y entrevistas y filmaciones que transmitieron durante el día el radio y la televisión, abundaron en la historia de quien dejó la vida cómoda de una muchacha de la sociedad provinciana de mediados del siglo pasado, el coro, el ballet, el volibol y hasta el posgrado en ingeniería química, para volcarse en el activismo político y la guerrilla y desembocar en el compromiso con los derechos de las mujeres en un país de arraigado machismo.

Después de la muerte de Celia Sánchez y Haydeé Santamaría, en 1980, Vilma Espín había quedado como la única mujer en la primera línea de la dirigencia cubana, procedente de la generación fundacional del movimiento rebelde de los años 50, algunos de cuyos integrantes estaban esta noche en primera fila, acompañando a Raúl y a su familia, como los comandantes Ramiro Valdés y Guillermo García.

El 8 de marzo de 2005 Vilma asistió a la celebración del Día Internacional de la Mujer, en un acto encabezado por Fidel Castro, en la sala principal del Palacio de las Convenciones. Tres días más tarde, de uniforme militar y ya con la salud visiblemente quebrantada, acompañó a Raúl a la inhumación de los restos de 104 combatientes del Segundo Frente, en el mausoleo reservado para los veteranos de ese destacamento, en el que ella se convirtió en junio de 1958 en la guerrillera Mariela.

La visita al mausoleo fue la última aparición de Vilma Espín en un acto público. En ese mismo lugar pronto quedarán sus cenizas.

 
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