Usted está aquí: domingo 1 de julio de 2007 Espectáculos Circo Chino de Pekín, centenario arte de belleza y virtuosismo

En su gira nacional, la compañía inició el viernes temporada en Buenavista

Circo Chino de Pekín, centenario arte de belleza y virtuosismo

Rigurosos estándares de calidad, condición para que el gobierno subsidie estas agrupaciones

Algunos artistas mexicanos de gran nivel se han presentado en tierras asiáticas

JAIME WHALEY

Ampliar la imagen El volador Gino, en un intento del cuádruple salto mortal; el mexicano es el único ejecutante en el mundo que realiza esta peligrosa acrobacia El volador Gino, en un intento del cuádruple salto mortal; el mexicano es el único ejecutante en el mundo que realiza esta peligrosa acrobacia Foto: Yazmín Ortega

El arte circense chino, que se remonta a centurias, hace escala de término de temporada en esta capital, tras una fructífera gira que por 12 meses ha llevado a una veintena de virtuosos a lo largo y ancho del país.

El Circo Chino de Pekín debutó el viernes en las instalaciones de circo Unión, en Buenavista, donde permanecerá hasta mediados de septiembre, cuando regrese al Lejano Oriente.

Actos que asombran, que para su ejecución requieren de concentración y maestría, conforman la parte medular del espectáculo, la cual tiene el añadido de la presentación, en un momento dado innecesaria, si no fuera por el hecho de que la realizan los dueños del local, una trouppe de trapecistas mexicanos que incluye a Gino, un joven volador, quien cobró fama reciente por haber participado en una de emisión televisiva de concursos, y que levantó la exclamación de las púberes asistentes a la función de apertura .

Cosas del oficio. Gino, ejecutor de un cuádruple salto mortal, erró en su atadura al catcher y salió a relucir la utilidad de la red protectora .

Ataviados con trajes de color rosa, ornamentados con lentejuelas, los artistas toman la pista para ejecutar increíbles actos de fuerza, pero en forma laxa que no da a notar la dificultad implícita.

Un octeto de damas, rostros que parecen de porcelana y gesto sonriente, se integran en forma de flor, forman una pirámide humana y con la misma plasticidad, después presentan una escalera.

A bordo de uniciclos, Chin yen y Wo yu , asombran con su destreza para mantenerse en equilibrio en el vertical vehículo, a la vez que se lanzan platos con el pie hacia la cabeza; los obejetos prácticamente caen en el sitio designado, salvo con alguna que otra ayuda manual muy comprensible, pero ya las caras atónitas de los espectadores dan fe del dominio de arte que posee este par de alentosas mujeres.

Yuan yuan, a sus 13 años, la más joven de la compañía, demuestra sus prodigios meciéndose en el elevado columpio sujeta con un cable de seguridad, según dictan los cánones del gobierno chino, lo que no resta espectacularidad a su acto en el que a casi 10 metros del suelo sostiene con la boca una varilla plástica que, a su vez, soporta, en el otro extremo, un par de charolas con copas de vidrio.

Arte centenario

En China no es ajena la tradición de arte circense, que pasa de generación en generación, como lo es en el mundo occidental, según Sun Jiamu, el consejero cultural de la embajada de la República Popular China, presente en la función. Con la salvedad de que la escuela asiática es auspiciada por el gobierno y que exige rigurosos estándares de calidad.

Esta compañía es apenas una de las más de 600 que hay en el territorio chino, explica Meng Zhao Qing, director del Cuerpo de Acróbatas de Jinan, provincia de donde proceden esta agrupación, y quien tiene el grado uno a nivel nacional de actor, quien agrega que también algunos cirqueros mexicanos con trabajos de alta calidad han actuado por aquellas lejanas tierras.

Los aros olímpicos conforman otro acto que sorprende. Con pasmosa prontitud, como flechas, la parte masculina de la compañía china atraviesa, de forma limpia, estas reducidas circunferencias.

Las contorsiones son otro número obligado. Dícese que quien no supera estas pruebas no puede ingresar al circo chino y unas bellas mujeres hacen girar en los dedos tanto de manos como de pies coloridos manteles. No menores son los equilibristas, quienes trabajan con nueve sillas encimadas, algo que no cualquiera hace.

China, como país bicicletero en el sentido literal del término, no podía carecer de un cierre espectacular en este circo, a bordo de biciclos manejados sincrónicamente; como colofón, 12 humanos en formación de abanico giran en uno solo.

La parte cómica del espectáculo está a cargo de Chuy clown, mexicano que maneja también a Big Boy, el único cuadrúpedo que pisa la pista, un simpático elefante que hasta toca la armónica y contesta con afirmaciones y negaciones -según sea el caso- a las preguntas que le hace el maestro de ceremonias, ataviado en brillosos fracs.

El Circo Chino de Pekín da funciones de lunes a sábado, a las 17 y 20 horas y los domingos a las 12, 16 y 19 horas. Avendia Insurgentes Centro 9, casi esquina San Cosme.

 
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