Remoto, que México pueda competir en el mercado de los biocombustibles, dicen

EU reducirá aún más las exportaciones de maíz; utilizará el grano para elaborar etanol

En cuatro años ese país duplicó la cantidad de plantas que producen el alcohol etílico

ANGELICA ENCISO L.

Illinois, 3 de julio. Estados Unidos no considera que naciones como México representan una competencia en la producción de biocombustibles y las expectativas que hay sobre estas fuentes de energía, sobre todo las creadas a partir del maíz, son enormes: "apenas se rasca la superficie de lo que esto puede ser", señalaron expertos.

Las primeras consecuencias de este auge han sido la reducción de las exportaciones de maíz "a naciones con hambre" y el hecho de que este año crezca la superficie destinada a este cultivo.

En Estados Unidos para la producción de etanol se utilizará 19 por ciento de la cosecha total de maíz, alrededor de 55 millones de toneladas, y actualmente hay 113 plantas en operación, casi el doble de las que existían hace cuatro años.

Para que México pueda crear una planta competitiva para la producción de etanol requiere una inversión de 100 millones de dólares. Así podría procesar unas 2 mil toneladas diarias de maíz amarillo y producir 700 mil litros de etanol. Ante el tamaño de las inversiones que se requieren, los productores estadunidenses no creen que México tenga esa capacidad económica y se convierta en competidor.

Tampoco consideran que para el maíz sean competencia las otras opciones para producir biocombustibles, como son los materiales de celulosa, forraje de maíz y madera. Las ganancias con el grano son mayores, ya que aparte del etanol se obtiene fibra de maíz -denominada DDG- que también se comercializa para consumo animal, además de que los costos de producción son menores.

Para aumentar su competitividad, los productores estadunidenses confían en que los precios del maíz disminuyan, luego de los altos incrementos del año pasado, lo cual, consideran, se debió al rápido incremento en la industria de etanol y la demanda que provocó.

Dan Clark, gerente de la planta de etanol del río Illinois, explicó que el aumento en la producción ocurrió a partir de 2006, y se debió a la baja generación de MTBE, químico que funciona como oxigenante en la gasolina, ante lo cual la industria de los biocombustibles demoró ocho meses en surtir la demanda.

El año pasado, detalló, los precios del maíz llegaron a un pico y paulatinamente fueron a la baja al pasar de 144.49 dólares la tonelada a 93.60 dólares, pero ahora se espera que la caída en el precio continúe debido a que la superficie cultivada aumentó. Durante 2007 se sembraron 36.6 millones de hectáreas en territorio estadunidense, mientras que en 2006 fueron 31.7 millones de hectáreas.

La producción promedio de etanol en 2007 en Estados Unidos fue de 4 mil 252 litros por hectárea, mientras que para 2020 se prevé duplicar esta cifra, explicó Brent Ericsson, vicepresidente ejecutivo de la empresa Bio. Reconoció que ese biocombustible ha limitado las exportaciones de maíz "a países con hambre" y aseguró que los embarques han bajado, aunque la capacidad de producir alimentos continúa en crecimiento.

Sin embargo, aseveró que "nadie dijo que se quería utilizar todo el maíz para producir etanol, se puede llegar a cierto nivel, y la agricultura tiene capacidad para cumplir con las necesidades de alimentos".

En un recorrido realizado por la planta de etanol, Clark explicó el proceso de producción del biocombustible. Señaló que primero el maíz se muele para convertirlo en harina, luego se cuece, y después se pone en fermentación para obtener almidones y azúcares, se extrae la levadura y de ahí el etanol. La masa, que es fibra, se envía a un sistema de secado y el etanol se deshidrata. El almidón se convierte en DDG y se exporta para consumo animal; México es uno de los mercados.

Actualmente, detalló Dan Clark, el precio del etanol es de 53 centavos de dólar el litro. Consideró que "es un buen negocio, aunque el costo de producción depende del precio del maíz, materia prima que representa hasta 40 por ciento del valor por galón. Los márgenes suben o bajan por el transporte".

Los productores reciben incentivos fiscales y el beneficio se traslada al consumidor, lo que se traduce en un descuento de un centavo de dólar por litro, y lo hace más barato que la gasolina, explicó. La diferencia de crear biocombustibles con la celulosa es que con estos materiales no se obtienen productos como la fibra del maíz, que también es una fuente de ingresos.

Frente al auge de los biocombustibles, durante 2003 se creó el Centro Nacional de Investigación de Maíz para Etanol, cuyo objetivo es probar la tecnología y validarla, lo cual tiene un costo que varía entre los 100 mil y 140 mil dólares, explicó su director, John Caupert.

Este centro se estableció con un financiamiento de 14 millones de dólares del gobierno federal y 7 millones de dólares del estado de Illinois. Ahora obtiene 40 por ciento de sus ingresos del sector privado. Se trata, dijo Caupert, del único centro en el mundo con laboratorios analíticos y de fermentación, en el cual también se capacita a la industria; hasta el momento en este sitio se han realizado 105 convenios, todos ellos de confidencialidad, con el sector privado.

Explicó que para la obtención de etanol se ha investigado con maíz, cebada, trigo, sorgo y materiales de base celulósica, como forraje de maíz y cepas de levadura. Los productos pasan por diversos análisis y evaluaciones para definir el rendimiento para la producción de etanol, establecer su costo y si es apto para el mercado.

El experto sostuvo que con la producción de etanol a base de maíz "se rasca la superficie de lo que puede ser. Hay diversas variedades de almidones de maíz fermentable: apenas se está en la superficie de sus capacidades. La producción total de maíz puede ser de alrededor de 378 millones de toneladas para 2015 y la cuarta parte se podría utilizar para etanol". La producción de maíz que se prevé para este año es de 285 millones de toneladas, 6 por ciento más que en 2006.

Agregó que los productores estadunidenses de sorgo están convirtiendo 26 por ciento de su superficie a maíz para producir etanol. El proceso que se realiza, describió, es convertir el maíz en almidón, luego en fibra de maíz y celulósicos; adelantó que "lo que ahora viene es convertir la fibra del grano en etanol, para después definir el camino más viable".

Para obtener biocombustibles con materiales distintos al maíz hasta el momento se han construido tres plantas que aún no operan comercialmente: se trata de una instalación en Iowa que utiliza fibra, grano y rastrojo; en Georgia hay una que trabaja con astillas de madera, y en Kansas City hay otra más que utiliza paja de trigo como material celulósico. Sin embargo, señaló, es cuatro veces más caro convertir celulosa a etanol, en comparación con el maíz.

Explicó que dentro de todo este proceso, las empresas de biotecnología como Dupont-Pionner, para 2010 esperan tener listo un transgénico específico para celulosa, "ya sabemos cómo tomar el maíz, cuál es el costo y también cuál es el valor que se le debe asignar al material celulósico; a partir de ahí se tomarán decisiones". La disyuntiva ahora, precisó, es definir el material más rentable y, con base en ello, se establecerá el camino de los biocombustibles.

Recordó que en cuanto a metas de producción, el gobierno de George W. Bush prevé llegar a triplicar para 2017 la producción y lograr la independencia energética.