Usted está aquí: lunes 9 de julio de 2007 Opinión ¿La Fiesta en Paz?

¿La Fiesta en Paz?

LEONARDO PÁEZ

Banda triunfadora

Tan trastocados andan los valores empresariales, ganaderos, tauromáquicos, promocionales, de gobierno y de apreciación y exigencia de los espectadores, que de un tiempo para acá ya no son la bravura ni la entrega ni el valor ni la nobleza lo que cautiva a los asistentes a la Plaza México, sino las estupendas interpretaciones de pasodobles a cargo de la Banda de Música que ameniza la lidia.

Dirigida desde hace dos años por el maestro Reynaldo Vázquez Martínez e integrada en temporada grande por 21 músicos –tres en el biombo de la autoridad– y por 18 en novilladas, la banda destaca por su gusto de hacer música, por su sonoridad y entrega en cada una de las interpretaciones, muchas conocidas y otras de grata sorpresa para los asistentes.

Maravillosos e incontables, además de los clásicos, son los pasodobles mexicanos, entre otros El Piti, El Charro Cárdenas, El 11-81, San Antonio de Triana, Fermincito, Lorenzo Garza, El abuelito, El banderillero, María Caballé, El Berrendito de San Juan, Tarde de toros, Por tapatías, Toros en San Miguel, Rodolfo Gaona, Joselito Huerta, Toros de Llaguno y muchos más.

Hay, sin embargo, un pasodoble que parece haberse adueñado del gusto del público de la México y de muchas otras plazas del país, y ese es La Macarenita, magnífica composición de profundos aires mexicanos que hace décadas relaja el ánimo y faja el alma –¿será redundancia?– de cuantos asisten a una plaza y en vez de emoción reciben tedio.

¿Aires mexicanos?, preguntará cualquier inadvertido dispuesto a incorporar nuestra cada vez más suave patria a la postrada cadena de pendejadas de una globalifilia salino-zedillista ignorante que intentó avasallar un espíritu que nunca les ha pertenecido, no porque no quisieran repartírselo sino porque nunca pudieron comprenderlo.

La dichosa Macarenita sólo podía ser mexicana, por una cadenciosa cachondez incapaz de pertenecer al Mediterráneo, conquistado de manera más civilizada que el continente “descubierto”.

Eufórica y melancólica, con unos solos de trompeta que seducen e imploran a la vez, y unos eufóricos compases del grupo que invitan a desordenarse y a desentenderse de toda suerte de nostalgia La Macarenita es, muy probablemente, con perdón, el pasodoble mexicano, instrumental, que mejor refleje un modo de ser y de sentir de los apergatados habitantes de estos rumbos.

Con la trompeta de Miguel Blas, miembro de la Banda de Marina, y debida a la maravillosa inspiración del maestro Raymundo Núñez, director muchos años de la Gran Banda de la plaza El Toreo de la Condesa y hermano del maestro Genaro, La Macarenita suele llevarse las palmas cada vez que es interpretada en el desairado coso.

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.