Usted está aquí: martes 10 de julio de 2007 Economía EU: hegemonía baldada

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SUPREMACIA MILITAR

EU: hegemonía baldada

Sus problemas en Irak lo han debilitado mucho, Al Qaeda recupera fuerzas, y nuevos rivales desafían su poderío

Los hombres y mujeres de la 82 división aerotransportada de Estados Unidos, entre cuyos méritos en batalla figuran los desembarcos en el día "D" de la Segunda Guerra Mundial, gustan de llamarse el servicio "911" de emergencia de su nación, listos para descender en paracaídas al primer aviso en cualquier lugar del mundo. Cuando Saddam Hussein invadió Kuwait, en 1990, la 82 división fue la primera en llegar a Arabia Saudita. Y cuando George Bush anunció la elevación de fuerzas en Bagdad, en enero pasado, fue la primera en ser enviada como refuerzo.

Sin embargo, en estos días la división 82 ya no es el servicio de respuesta rápida del país. Su extensa base en Fort Bragg, Carolina del Norte, ha quedado vacía, pues las cuatro brigadas combaten ahora en Irak y Afganistán. Al menos por el resto del año, la brigada de respuesta rápida pertenece a la 101 división aerotransportada. De todos modos los de la 82 insisten en que se puede contar con ellos para "combatir y vencer" en otros lugares si se les necesita.

En Camp Lejeune, hogar de la fuerza expedicionaria 2 de la infantería de Marina, a unas dos horas en automóvil de Fort Bragg, los oficiales dicen que también ellos operan "a toda máquina". Ya no tienen tiempo de ensayar operaciones de asalto, y su adiestramiento en contrainsurgencia se ve obstruido por escasez de equipo. De hecho, casi la mitad del equipo que los marines tienen almacenado en buques en todo el mundo y en enormes bodegas en Noruega se ha utilizado para abastecer a quienes están en la línea de combate.

Tales signos de agotamiento de las fuerzas militares estadunidenses son como los "canarios muertos en el túnel de la mina" que advierten de un desastre inminente, señala Andrew Krepinevich, presidente del Centro de Evaluaciones Estratégicas y Presupuestales, grupo de análisis en cuestiones de defensa. En el sexto año de la "guerra al terror" los despliegues en zonas de combate duran cada vez más, mientras se acorta el tiempo de recuperación en la patria. El ejército y los marines dicen que la moral es alta todavía, pero también señalan que el ritmo actual no se puede mantener indefinidamente. En algún momento los recursos deben incrementarse, o bien reducir las demandas sobre las fuerzas.

Ya desde antes que se anunciara el reforzamiento en Irak, Colin Powell, ex secretario de Estado y ex presidente de los jefes del estado mayor conjunto, dijo que el ejército en activo estaba "casi exhausto". El general Peter Pace, jefe militar saliente, advirtió al Congreso a principios del año que la capacidad de hacer frente a otra crisis en el mundo se estaba erosionando. En un informe clasificado, dijo que había un riesgo "significativo" de que el país no estuviera listo para responder con propiedad a una serie de posibles conflictos militares, desde Corea hasta Taiwán, Cuba o Irán. Aún se podría vencer a cualquier enemigo probable, señaló el general, pero la respuesta sería más lenta y costaría más sangre.

Estados Unidos es el país más rico, la potencia militar de más alta tecnología, y gasta más en defensa que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial. Y sin embargo, insurgentes armados con rifles de asalto AK-47, granadas lanzadas con cohetes y bombas improvisadas lo están extenuando. Ante la fuerte presión sobre George Bush para que se retire de Irak, los militantes jihadistas vislumbran una victoria tan contundente como la expulsión de las fuerzas soviéticas de Afganistán en 1989, derrota que contribuyó al derrumbe del imperio soviético.

Cierto, EU se ha recuperado de desastres anteriores, como Vietnam, pero sus problemas militares llegan cuando el equilibrio estratégico global parece alejarse de él. Irán llena el vacío creado por Irak y acelera su programa nuclear. El empuje militar de China crece al parejo de su economía. Rusia se muestra más beligerante. La relación trasatlántica no es armoniosa. En todo el mundo, el sentimiento antiestadunidense se ha acentuado al punto de que a menudo se considera a EU una amenaza a la paz mundial en vez de su garante.

Los estrategas se preguntan si la guerra en Irak ha causado tanto daño a EU como para ponerlo en camino a la "decadencia imperial". Para Richard Hass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, reconocido centro de análisis, "la era estadunidense en Medio Oriente ha llegado a su fin" y, dada la importancia de esa región, el poderío global de EU también ha menguado.

Zbigniew Brzezinski, consejero nacional de seguridad de Jimmy Carter, culpa a los tres presidentes posteriores a la guerra fría por perder el impulso de supremacía estadunidense. En su reciente libro Second chance (Segunda oportunidad), elogia a George Bush padre por manejar el colapso de la Unión Soviética con "delicadeza y talento", pero le da un 8 por no explotar la victoria en Kuwait en 1991 para resolver el conflicto árabe-israelí. A Clinton le da un mediocre 7 por sus titubeos, en tanto reprueba sin compasión a George Bush hijo por su "liderazgo catastrófico". La imagen estadunidense más poderosa, dice, ya no es la Estatua de la Libertad, sino el campo de prisioneros de Guantánamo. Si el sucesor de Bush no da pasos urgentes para restaurar la estatura moral del país, advierte, "la crisis de la superpotencia estadunidense se volverá terminal" y la época de predominio de esa nación se acortará.

Más delgado, no mejor

Según la "transformación" entrevista por el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el ejército se adelgazaría y se invertiría dinero en armamento, sistemas de reconocimiento y enlaces de datos de alta tecnología. La velocidad, la destreza y la precisión tomarían el lugar de la robustez. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, cristalizó también una nueva política: el liderazgo remplazaría al consenso; EU se libraría de la preponderancia de las alianzas formales y la democracia multilateral. Rumsfeld se guiaba por el lema "la misión determina la coalición", no al revés.

El rápido derrocamiento del talibán en 2001 por una "coalición de los dispuestos", en el que se usaron fuerzas especiales apoyadas por el poderío aéreo, pareció validar tales conceptos. Pero en Irak la fuerza ligera móvil que se abrió paso a sangre y fuego hasta el centro de Bagdad fue del todo inadecuada para la tarea de resguardar el país, sellar las fronteras al tráfico de armas, enfrentar a la insurgencia e impedir un descenso hacia la guerra sectaria. La decisión de Washington de entrar en guerra sin apoyo formal de la ONU lo dejó con pocos amigos cuando las cosas comenzaron a ir mal.

El Pentágono dice que EU cuenta con el ejército mejor dirigido, adiestrado y equipado de la historia. "No somos un ejército baldado, pero estamos trabajando muy duro", insiste un alto oficial. "Si se le pregunta a un maratonista cómo se siente después de 30 kilómetros, dirá que está cansado. Eso no significa que no esté en forma". El problema es que las fuerzas estadunidenses se diseñaron para carreras cortas, no para maratones.

EU tiene unos 1.5 millones de hombres y mujeres en armas, entre ellos casi 700 mil en el ejército y la infantería de Marina, pero sólo puede desplegar una fracción de ellos por tiempo prolongado porque algunas unidades son inapropiadas para la contrainsurgencia, además de que hay que rotar las tropas para darles tiempo de recuperarse.

El ejército calcula necesitar por lo menos dos brigadas en territorio estadunidense para sostener una en zona de combate. Eso significa que el total actual de 50 brigadas de combate del ejército y sus equivalentes en la infantería de Marina en las tropas regulares deben apoyar a unas 17 en el terreno. Pero con el envío de cinco brigadas más a Irak, el país tiene ahora 25 en el mundo. La presión se alivia con unidades de la Guardia Nacional y de las reservas (por ahora sólo dos brigadas en combate), pero esa medida es cada vez más impopular entre los estadunidenses.

En estos días las unidades estadunidenses no reciben nada parecido a la proporción recomendada de 2 a 1 entre tiempo de estadía en la patria y de despliegue en el terreno. Algunas brigadas del ejército apenas obtienen un año para descansar y readiestrarse después de 15 meses de servicio, una proporción de 0.8 a 1. Las fuerzas estadunidenses de tierra reciben la quinta parte de descanso de las británicas, cuando los comandantes de éstas dicen que menos que dos años en la patria por cada seis meses de asignación (una proporción de 4 a 1) podría "colapsar al ejército".

Ahora que algunas unidades están en su cuarto periodo de combate, una investigación médica elaborada el mes pasado en el ejército de EU en Irak encontró mayores niveles de problemas de salud mental, incluso 24% de estrés postraumático entre los que han tenido múltiples giras de combate. Menos de la mitad estaban de acuerdo en tratar con respeto a los no combatientes, y más de la tercera parte sostenían que a veces debe permitirse la tortura.

El tamaño cuenta

Un estudio de la Oficina del Presupuesto del Congreso (OPC) calculó que si el refuerzo en Irak per-manece hasta abril de 2008 -la opción que circula entre los comandantes en el campo-, sólo habría de 3 a 11 brigadas disponibles para enfrentar alguna otra crisis que surgiera en los próximos 18 meses. Sin embargo, los planes del país para una guerra en, digamos, Corea, prevén el envío de unas 20 o 21 brigadas. Si hubiera otra compaña, podría verse obligado a enviar o adiestrar tropas menos bien pertrechadas, movilizar reservistas o, en caso extremo, reinstaurar el reclutamiento obligatorio.

El nuevo secretario de la Defensa, Robert Gates, ha anunciado planes para expandir las fuerzas de tierra en unos 62 mil elementos para elevar el número a 547 mil en el ejército y 202 mil en la infantería de Marina hacia 2012, pero no con ello se aliviará la tensión, además de que llevará años preparar nuevas unidades. Y tal vez ni ese aumento baste: según la OPC, el incremento no sostendría el reforzamiento actual en Irak sin romper las normas sobre rotación.

Hay quienes quieren una expansión aún mayor, hasta de 200 mil soldados más. Pero, ¿dónde hallarlos? El ejército está ya escaso de capitanes y mayores, cuyo adiestramiento lleva años. Y pese a los bonos más generosos, la calidad de los nuevos reclutas comienza a decaer: cada vez más están en los grados inferiores de aptitud, son desertores de la preparatoria o han recibido dispensas por no cumplir requisitos (por ejemplo, por haber consumido drogas o tener antecedentes penales). La edad límite para el reclutamiento se ha elevado de 35 a 42 años, y los niveles de capacidad física se han reducido. Algunos se quejan de que las normas de adiestramiento también se han rebajado.

Aun cuando el reclutamiento es difícil, sobre todo en tiempos de alto empleo, el ejército ha seguido creciendo, de 482 mil elementos en 2001 a 507 mil hoy día. El ejército dice que no ve necesidad de aplicar algunas de las propuestas más radicales, como el retorno al reclutamiento forzoso o reclutar extranjeros con la promesa de darles la ciudadanía. En la década de 1980 el solo ejército contaba con 780 mil efectivos, todos voluntarios. Según los oficiales, el perfil de los reclutas continúa estando por arriba del promedio de la población estadunidense, y el número de soldados que se vuelven a alistar, incluso en zonas de combate, sigue siendo alto. De hecho, lo impactante del ejército y los marines no son sus problemas de ánimo, sino su resistencia.

Pero aun si se pueden encontrar reclutas, persiste la dificultad de equiparlos. El ejército dice haber entrado en la guerra al terror con un déficit de 56 mil mdd en equipo, y éste se desgasta o destruye mucho más rápido de lo previsto. Desde anteojos para visión nocturna hasta protección corporal y vehículos blindados se tienen que enviar al frente para que los combatientes cuenten con equipo completo, lo cual abre huecos cada vez mayores en las tropas que quedan en EU. La escasez es particularmente aguda en la Guardia Nacional, que ya sólo tiene la mitad del equipo necesario, parte del cual está en Irak. Los gobernadores de los estados se quejan de que ello pone en riesgo su capacidad de atender emergencias como tornados y huracanes.

Durante algún tiempo por venir, la carga de proyectar el poderío estadunidense recaerá aún más en la Fuerza Aérea y la Armada. Puede que sea suficiente para desalentar a gobiernos hostiles, pero los insurgentes y milicianos no se preocupan tanto por ello. La fuerza aérea no puede ganar una guerra por sí misma. Por ahora Irán se ve bastante seguro contra la amenaza de una invasión por tierra al estilo de Irak. El bombardeo aéreo puede causar grave daño, pero no lo suficiente para detener el programa nuclear del país o derrocar a su régimen clerical.

Los rivales

El dilema para el Pentágono es cómo mejorar su capacidad de lidiar con las insurgencias de hoy y prepararse a la vez para las amenazas convencionales de mañana. Rusia, enriquecida por el alza de precios del petróleo, se vuelve más autoritaria en lo interno y más agresiva hacia el exterior. Aún cuenta con un gran arsenal de armas nucleares. Pero sus fuerzas convencionales están muy desgastadas y rara vez realizan ejercicios en gran escala, además de que están muy comprometidas en Chechenia. La flota no se hace al mar en grandes números. De hecho, el verdadero medio ruso de proyectar poder no son sus fuerzas armadas, sino su venta de armamento avanzado barato a otros países.

India, aunque crece con rapidez, parece más interesada en una asociación estratégica con EU que en rivalizar con él. China es el país que más preocupa al Pentágono. Washington dice favorecer el ascenso pacífico de China como "actor responsable" en el mundo, pero los gobernantes del país asiático invierten mucho en una armada de mar abierto, que algún día podría contar con portaviones, al parecer para instalar un perímetro defensivo a lo largo de una cadena de islas del Pacífico que va de Japón a Guam y a Papúa. También está modernizando su arsenal nuclear.

Por el momento los chinos parecen interesados en el dominio regional, sobre todo para mantener a EU a distancia en un futuro conflicto sobre Taiwán. Ponen énfasis en medios "asimétricos" diseñados para contrarrestar la superioridad tecnológica de EU: espera impedirle el uso de los mares con misiles antinavales de largo alcance y submarinos, paralizar sus fuerzas altamente computarizadas mediante la guerra cibernética y neutralizar sus satélites de espionaje y de comunicaciones. En enero probó un misil antisatélites. Se cree que su presupuesto para defensa crece 12% al año. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz en Estocolmo, China desplazó el año pasado a Japón del cuarto lugar entre los países que más gastan en este renglón, detrás de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

Esta expansión militar es posible por su sorprendente crecimiento económico. El PIB chino supera ahora al británico y el francés. Según Goldman Sachs, China superará a EU alrededor de 2027 y se volverá la economía más grande del mundo hacia 2050 (ver cuadro 3). Ya ahora ayuda a levantarse al débil dólar comprando grandes trozos de deuda estadunidense. Está desplazando a EU como principal exportador mundial, y el año pasado produjo más automóviles que éste. También Europa desafía a EU: Londres busca remplazar a Nueva York como el principal centro financiero, y el euro ha desplazado al dólar como divisa de referencia en el mercado internacional de bonos.

La fuerza del buen ejemplo

Por importante que sea el poderío militar y económico de EU, durante mucho tiempo tuvo mayor peso el "poder suave" de su cultura y su modelo de democracia para animar a otros a ver el mundo al estilo estadunidense y permitir a Washington multiplicar su influencia mediante una red sin paralelo de alianzas. El mayor daño que ha recibido en años recientes ha sido en los ámbitos político, diplomático y de estatura moral.

A medida que la situación en Irak ha empeorado, muchas de las ganancias que el gobierno de Bush proclamaba en los dos primeros años de sus empeños bélicos se han revertido. Rusia denuncia el "imperialismo" estadunidense, habla de una nueva carrera armamentista, amenaza los suministros de petróleo y gas a vecinos que considera hostiles y expresa el deseo de acabar con el orden económico de cuño occidental. EU se ve obligado a replegarse en partes de Asia central, y Ucrania se encuentra en conflicto.

En Medio Oriente, un desafiante Irán alienta a la insurgencia en Irak (y tal vez también en Afganistán). Su aliado libanés, Hezbollah, sobrevivió a la escalada militar israelí el año pasado y aumentó su prestigio. El talibán ha intensificado su insurgencia y, encima de todo, Al Qaeda se ha reconstituido y explota el resentimiento musulmán provocado por la "guerra al terror" para conseguir nuevos reclutas en su jihad global.

Bush ha tenido que cambiar de táctica. En vez de amenazar con deponer regímenes "rufianes", ha reabierto una especie de diálogo diplomático con Corea del Norte, Siria y últimamente con Irán. Ha redescubierto el multilateralismo, cuando menos para mantener un frente unido en la posible aplicación de sanciones a Irán.

La "estrategia de libertad" para democratizar Medio Oriente se ha estancado, luego que las elecciones empeoraron las tensiones sectarias en Irak y llevaron a Hamas al poder en los territorios palestinos. El dilema para EU es saber si retirarse de Irak restaurará su vigor o será un signo de mayor debilidad. La jerarquía militar, en su mayor parte, quiere más tiempo para tratar de revertir las cosas y evitar otro Vietnam. Dice que vencer a las insurgencias lleva tiempo, y pone de ejemplo la experiencia británica en Malasia. Tiene razón, pero hoy se podría encontrar mayor paralelismo con Palestina, donde los británicos se cansaron de sostener el cuadrilátero para árabes y judíos y dejaron que se arreglaran entre ellos.

Todavía es número uno

Muchos altos oficiales estadunidenses se consuelan con la idea de que, pase lo que pase en Irak, EU se desquitará, y que antes de mucho tiempo, tal vez después que Bush se vaya, quienes se quejan del abrumador poderío estadunidense llegarán a implorar ayuda.

EU gasta aún en defensa casi tanto como el resto del mundo en su conjunto (ver tabla 2) y sigue siendo el único país capaz de proyectar su poder militar a escala global. El presupuesto solicitado para el año próximo, de 623 mil mdd, representa 4% del PIB, que es bajo en términos históricos (ver tabla 4). Los comandantes dicen a menudo que "la nación no está en guerra, sino el ejército", con lo cual dan a entender que el pueblo no se sacrifica. Los impuestos siguen siendo reducidos, mientras que las bajas son moderadas, por lo cual no se resienten mucho, sobre todo en la elite urbana. El país cuenta con grandes reservas para defender su papel global y, según Krepinevich, los rivales potenciales también tienen debilidades. Los países europeos son ricos, pero en general están poco dispuestos a gastar en poderío militar; la producción rusa de petróleo y gas se reduce, y su población está en una espiral de muerte demográfica; China podría verse sometida a revueltas internas que perturben su economía.

El destacado comentarista Robert Kagan confía en que perdure el mundo "unipolar" dominado por EU. Dice que su país ha sorteado peores desastres que Irak, por ejemplo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Unión Soviética desarrolló la bomba de hidrógeno y los comunistas tomaron el poder en China. Cierto, EU tiene antagonistas regionales más fuertes, pero ninguno compite aún por la supremacía global, sea solo o en concierto con otros. Si acaso, muchos estados quieren la ayuda estadunidense para "neutralizar" a China o a Rusia. "Una superpotencia puede perder una guerra -en Vietnam o en Irak- sin dejar de ser superpotencia", dice Kagan, "siempre y cuando su pueblo continúe apoyando su predominio, y sus rivales potenciales inspiren más miedo que simpatía entre sus vecinos."

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya

 
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