Usted está aquí: miércoles 11 de julio de 2007 Espectáculos Jazz

Jazz

Antonio Malacara

Pablo Hidalgo

EL SONIDO CARACTERISTICO de la flauta transversal, su delgadez, ductilidad, su intrínseca espiritualidad, parecerían postularla en automático para quehaceres menos arriesgados que el de instrumento solista en el jazz. Y aunque ya Hubert Laws o Frank Wess han aportado sobradas evidencias sobre sus posibilidades de triunfo y aceptación, digamos que su presencia (la de la flauta) no es precisamente recurrente en las dotaciones frontales de nuestra escena. Más bien llega a aparecer como herramienta extra de algunos saxofonistas al momento de "suavizar" su discurso.

POR SUPUESTO QUE hay excepciones: Guillermo Portillo (Banda Elástica), Arturo Cipriano (Mitote), Rubén Islas (Chilo Morán y Enrique Nery), Raymundo Tlaxcaltécatl (Tlaxcaltécatl Band) y Tommy Rodríguez llegan a tomar la flauta como verdadera fuente de poder. Aunque son solamente Ricardo Benítez y Pablo Hidalgo Wong quienes toman este aliento como único medio de expresión. Flautistas, pues, y nada más. Bueno, Elena Durán sería otro ejemplo (enorme ejemplo), pero ella transita entre el clasicismo, la academia y el jazz (y radica en Estados Unidos, su tierra natal).

PERO HABLEMOS HOY de Pablo Hidalgo, quien acaba de entregarnos su tercer disco compacto: Martes 13 (Urtext, 2007). Jazz contemporáneo con transparencia de cristal, a veces dulce (El viaje de la doncella), a veces inmerso totalmente en la dinámica postbopera (Alter bop), otras más explorando los diferentes matices del blues (Gente loca y Un, dos, tres por mí) o zambulléndose ampliamente en la vena afrocaribeña de tintes épicos (Candela fina, Sólo coincidencia y Preludio y montuno a Bilongo). Pero todo con el común denominador de ser siempre música cálida, intimista, de gran factura estética (a pesar de que la producción técnica del disco resulta un tanto opaca).

PABLO HIDALGO WONG, de ascendencia china y familia netamente musical, es un compositor lleno de puertas y aristas. Nosotros preferimos acceder a él por la ruta de la vanguardia, lo que se facilita si de entrada abres la puerta de Salir de apuros y Tetraedro. Algunos de los temas aquí presentados ya habían sido incluidos en sus discos anteriores: Pablo Jazz Quartet (2002) y Un, dos, tres por mí (2004), así como en Afroamérica, el primer álbum de Jazz Son 4, el grupo donde Hidalgo comparte créditos con el guitarrista Emmanuel Mora, el bajista Raúl Olvera y el percusionista Carlos García.

AHORA, COMO PABLO Hidalgo Jazz Quartet, el maestro se hace acompañar por el estupendo piano de Marc Fabbricatore (que luce sobremanera en Sociedades secretas), la discreta genialidad de Arturo Luna en el contrabajo y la exactitud de Fabián Cocho (primer egresado de la licenciatura en jazz de la Escuela Superior de Música) en la batería.

EN EL PLANO de la docencia, Pablo trabaja desde hace años como profesor de flauta en la Escuela Superior de Música; obviamente, en el área de jazz que coordina Francisco Téllez. Al respecto, el propio Hidalgo declara, en el booklet de Martes 13, que él no estudió para ser maestro, aunque se siente bien en las aulas: "Cómo puedo lograr que sea real el conocimiento que le transmito a mis alumnos si no está verificado en donde debe estar... la música no puede estar sólo en el papel o en las aulas, la música se hizo para brillar en los escenarios. Sí hay jóvenes interesados en estudiar flauta, pero como instrumento clásico preferentemente. En últimas fechas se ha elevado la demanda y ya tengo varios alumnos inclinados hacia el jazz".

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