Usted está aquí: domingo 15 de julio de 2007 Economía Agrocombustibles implican un riesgo tecnológico para el campo

Falso, que solucionen la contaminación; grandes empresas, las beneficiadas: ODG

Agrocombustibles implican un riesgo tecnológico para el campo

La utilización intensiva de cultivos y de semillas transgénicas, peligros para el agro

SUSANA GONZALEZ G.

Ampliar la imagen Viñedo de la cepa pinot cerca de Eugene, Oregon Viñedo de la cepa pinot cerca de Eugene, Oregon Foto: Ap

El creciente interés mundial por la producción de los agrocombustibles también está ligado a los megaproyectos de infraestructura que empresas de gran envergadura mundial pretenden llevar a cabo en países en desarrollo, como es el caso del Plan Puebla Panamá (PPP) o la Iniciativa para la Integración de las Infraestructuras Sudamericanas (IIRSA), denunció el Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG).

Los principales argumentos a favor de los biocarburantes, explicó, radican en que constituyen "una respuesta acertada frente a las crisis energética y crisis ambiental a nivel planetario", pero además son presentados como una alternativa que aliviará al sector agrícola y permitirá a los países que no tienen reservas de hidrocarburos acceder a una soberanía energética.

Argumentos que se refuerzan frente al calentamiento global o cuando los cálculos más convencionales prevén que el mundo sólo cuenta con 40 años más de petróleo, 60 de gas natural y 210 de carbón, ello sin contar con las dificultades que implicará extraerlos y el aumento de 1.7 por ciento anual en el consumo del petróleo.

Sin embargo, el ODG aseveró que presentar a los biocarburantes como una solución a los problemas energéticos y ambientales "no sólo es falso", pues ni siquiera se ha comprobado su aparente neutralidad de las emisiones contaminantes, sino que además implican un peligroso riesgo tecnológico agrícola por la utilización intensiva de cultivos y de semillas transgénicas.

Así que detrás del beneficio ecológico que supuestamente puede traer consigo el uso a gran escala de los biocaburantes en el transporte, no debe perderse de vista quiénes resultarán beneficiados y, al respecto, comienza a descubrirse "la convergencia de los agro-petro-negocios que permite los matrimonios DuPont-BP, Abengoa-General Motors o Repsol- Acciona", entre otros, señaló ODG, una red de investigación mundial sobre las relaciones y deudas entre países ricos y pobres.

Alianzas empresariales que representan "un aspecto muy poco bio en el auge de los agrocombustibles", pues dado que ni el biodisel ni el bioetanol pueden "teletransportarse" desde los campos donde sean producidos hasta los tanques de los automotores, salta a la luz la necesidad que implica su transporte y exportación, por lo que los planes de integración de infraestructuras como el PPP y la IIRSA cobran mayor relevancia.

El ODG es responsable también de la campaña mundial "No te comas el mundo" para informar sobre la incidencia la incidencia social y ambiental de los biocombustibles, pues considera que actualmente están "de moda", en iniciativas lanzadas tanto por gobiernos como también desde empresas multinacionales por lo que deben ser analizados "desde la perspectiva de la inseguridad generada por el empoderamiento de los países suministradores de petróleo, la subida de los precios de este recurso y su posible agotamiento"

La organización destacó que los países del norte (economías desarrolladas) "no disponen de las tierras cultivables suficientes ni del clima adecuado para la producción de biocombustibles (soya, palma aceitera, maíz, etc.), por lo que necesariamente deberán situarse en los países del sur, en enormes extensiones de tierras, donde antes existían bosques y selvas".

Incluso, como ejemplo, mencionó que "en lugares como México se avizoran problemas para la soberanía alimentaria al competir los cultivos destinados a los automóviles, con aquellos destinados a alimentos básicos", pues se ha calculado que para llenar de etanol el tanque de un automóvil de 25 galones se necesita una cantidad de granos suficientes para alimentar a una persona durante un año y si ese tanque se quiere mantener a lo largo de dos semanas, se podrían alimentar 26 personas durante un año.

Y justamente esos megaproyectos tienen como misión extraer y transportar las materias primas de la geografía latinoamericana a través de la instalación de corredores intermodales de autopistas, represas hidroeléctricas, hidrovías, tendidos eléctricos y oleoductos, entre otras obras, sin importar que se asienten sobre comunidades indígenas y campesinas o que las naciones involucradas pierdan su soberanía alimentaria, destacó el ODG a través del informe Biocombustibles: ¿nuevos bionegocios ante la crisis energética? y del análisis de Mónica Vargas Collazos Bionegocios y megaproyectos en América Latina.

Por lo pronto, en el caso del Plan Puebla-Panamá, actualmente 50 de los 99 proyectos que lo integran ya se encuentran en ejecución, 41 están en gestión de financiamiento y los restantes 8 han sido concluídos. La primera etapa de dichos proyectos, que lo mismo son de índole energética que de transportes o turística, entre otras, se ha enfocado justamente a la infraestructura física de la región, como la interconexión eléctrica y los corredores viales que son considerados "claves" para integrar los transportes terrestre, marítimo y aéreo con el desarrollo logístico.

El ODG señaló que las tierras donde se asentará el PPP tienen un gran atractivo para la agroindustria por su variedad topográfica y climática, "más aún se trata de una de las regiones con la mayor riqueza biogenética", pero además cumple con las condiciones ideales para aprovechar la mano de obra barata por la pobreza que padece la población.

Abundó que en el diseño de los megaproyectos de infraestructura "ha participado, sin ninguna consulta de las poblaciones locales, una de las principales entidades generadoras de la deuda del continente: el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)", entidad que promueve hoy a los agrocombustibles de distintas maneras y que ha pronosticado que América Latina tardará 14 años en convertirse en una zona productora de biodiésel y bietanol, con una inversión de 200 mil millones de dólares.

Otros interesados en la promoción de los biocombustibles conjuntamente con las trasnacionales son la FAO, el Banco Mundial, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Agencia Internacional de Energía, que incluso han contribuido a que los países en desarrollo establezcan legislaciones para promoverlos.

 
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