Usted está aquí: lunes 16 de julio de 2007 Política Empresarios reculan y expresan su preocupación por nuevo gravamen

Temen que el CETU incida en sus operaciones, señala análisis del CEESP

Empresarios reculan y expresan su preocupación por nuevo gravamen

SUSANA GONZALEZ G.

Ampliar la imagen Jesús Ortega, Javier González, Porfirio Muñoz Ledo y Guadalupe Acosta en la presentación de la propuesta del FAP de reforma fiscal Jesús Ortega, Javier González, Porfirio Muñoz Ledo y Guadalupe Acosta en la presentación de la propuesta del FAP de reforma fiscal Foto: Cristina Rodríguez

A diferencia de hace una semana, cuando enlistó los beneficios de la Contribución Empresarial a Tasa Unica (CETU), ayer el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) aseguró que existe temor entre los empresarios de que el nuevo impuesto incida en sus operaciones y por las dificultades que detectan en su aplicación.

Después de todo, insistió, el nuevo impuesto "grava a las empresas que son las principales generadoras de riqueza" y aportan más de la mitad del producto interno bruto (PIB), aunque al mismo tiempo reiteró que la iniciativa fiscal del gobierno de Felipe Calderón tiene "aspectos positivos, importantes y favorables para el país".

Incluso mencionó que aunque en materia fiscal ya existen mecanismos para estimular la inversión, a la que catalogó como uno de los principales motores de crecimiento y tema fundamental en la propuesta fiscal, "todavía hay espacio para mejorarlos".

Sin embargo, también criticó que aun cuando la propuesta está a discusión en diversos foros, los partidos políticos "están cerca de aprobarla, bajo la premisa de que deben ser las unidades productivas las que paguen más impuestos por sus ganancias y no se afecte a los consumidores con un impuesto generalizado al gasto, por ejemplo".

Así, en el análisis estratégico que difunde cada domingo, el CEESP, organismo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) donde se aglutinan los 12 organismos cúpulas del sector privado, demandó que "se deben hacer esfuerzos para evitar al máximo los cambios tributarios que generen distorsiones y elevados costos para las empresas", porque de ocurrir así, consideró, se incidiría negativamente en las inversiones.

Destacó que justamente el principal atractivo de la CETU es la deducción que, según las autoridades, podrán hacer las empresas de la inversión, con lo que el gobierno devolverá parte del costo de capital a las empresas y eso se traduce en un aumento de recursos, pero también en una compensación por lo que consideró el posible efecto negativo sobre el empleo, porque no habrá posibilidades de deducir prestaciones de los salarios, ni el pago al IMSS e Infonavit.

No obstante, el CEESP puso en duda que la aplicación de la CETU sea sencilla, pues dijo que, al funcionar de manera paralela al impuesto sobre la renta (ISR), "no se cumple el principio de simplicidad del sistema tributario", sino que se hace más complejo, porque las empresas tendrán que llevar dos contabilidades y ello implica un costo adicional.

Además, "las empresas tendrán que pagar el resultado más elevado (entre la CETU y el ISR), lo que significa que en algunos casos se tendrá que pagar el equivalente mayor a la tasa actual de 28 por ciento (del ISR), lo cual puede considerarse otro atentado a los principios del sistema tributario, que es la equidad".

Finalmente, el CEESP advirtió que, de aprobarse la CETU, debe ser el primer paso hacia un sistema fiscal moderno, orientado hacia los gravámenes al gasto en lugar del ingreso, pues insistió en que el mejor sistema fiscal es aquel que contiene pocos impuestos, universales y a tasas reducidas.

 
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