Usted está aquí: miércoles 1 de agosto de 2007 Política "¿Creen que nos vamos a dejar?", dicen bases zapatistas ante amagos de la UES

El grupo priísta alardea que desalojará 24 de Diciembre con "armas de fuego"

"¿Creen que nos vamos a dejar?", dicen bases zapatistas ante amagos de la UES

HERMANN BELLINGHAUSEN

Ampliar la imagen Durante la plenaria sobre los derechos de las mujeres, el pasado 28 de julio, en el caracol de La Realidad, en el contexto del segundo Encuentro de los pueblos zapatistas con los pueblos del mundo Durante la plenaria sobre los derechos de las mujeres, el pasado 28 de julio, en el caracol de La Realidad, en el contexto del segundo Encuentro de los pueblos zapatistas con los pueblos del mundo Foto: María Meléndrez Parada

Comunidad 24 de Diciembre, Chis., 31 de julio. Para fines prácticos, esta es una comunidad indígena sitiada por el Ejército federal y la policía sectorial de Chiapas en evidente alianza con miembros de la Unión de Ejidos de la Selva (UES), quienes amenzan con un desalojo y alardean que lo harán con "armas de fuego" que nadie ha visto hasta ahora. Hay aquí una defensa del territorio, los bosques, las fuentes de agua, el derecho a la tierra y al trabajo. Y una insidiosa estrategia de guerra y castigo contra los tojolabales que desafiaron al gobierno y a los terratenientes.

Esta comunidad del municipio autónomo San Pedro de Michoacán representa el punto nodal de una refinada campaña de contrainsurgencia que se ha desarrollado durante muchos años. El actual "conflicto" no surge de la nada. Fue precisamente con miembros de la UES en Nuevo Momón, Cruz del Rosario y otras poblaciones que realizó una constante labor de dádiva-y-avituallamiento el delegado federal para la paz en Chiapas, Luis H. Alvarez; fueron sus "plazas fuertes" entre 2001 y 2006, y "blanco" privilegiado de las políticas públicas después del alzamiento zapatista.

La operación en curso contra estas bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cuenta con un inusual sustento ideológico y académico, respaldado abierta o vergonzantemente por la Secretaría de Desarrollo Social, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indios, la Secretaría de la Reforma Agraria, el Instituto Federal Electoral, El Colegio de México y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Es interesante cómo se sobrepone el barniz de ciencia social e investigación de campo (no tan de campo como se presenta, pero en fin) al paciente y costoso trabajo de inteligencia militar y ocupación castrense en esta misma porción de la cañada tojolabal.

No es dato menor que estas tierras pertenecieran a un general. Y no uno cualquiera. Absalón Castellanos Domínguez, heredero de una dinastía de latifundistas comitecos, fue jefe militar de la región cuando gobernaba Juan Sabines padre, y como tal responsable directo de la matanza de Wolonchán (casi desconocida, pero mayor que la de Acteal) a principios de los años 80. Después gobernador. Siempre represor. Durante las primeras semanas de 1994 fue prisionero de guerra del EZLN. En 1995 entregó al Ejército federal un predio en una de sus varias fincas, El Momón, para la instalación de la base de operaciones que hasta la fecha controla el acceso a la cañada tojolabal, de fuerte presencia zapatista y autónoma.

En marzo de 2007, simultáneamente al inicio de las agresiones por parte de miembros de la UES contra 24 de Diciembre, se publicó el extenso estudio La comunidad armada rebelde y el EZLN, de Marco Estrada Saavedra (El Colegio de México, 2007, 625 pp.), entre cuyas principales fuentes de información "local" (aunque diluida, o estirada mediante presuntos ex zapatistas y un cierto reojo al municipio rebelde tojolabal y la junta de buen gobierno de La Realidad), se encuentran los asesores de la UES y sus miembros en Cruz del Rosario, Nuevo Momón y otras poblaciones.

El estudio, que ha tenido una previsible buena acogida en reseñas, reportes periodísticos y columnas políticas, fundamenta sociológicamente las tareas de mediatización desarrolladas en esta zona por el delegado de Vicente Fox y ciertos colaboradores suyos, adscritos a centros académicos paragubernamentales en Chiapas y la ciudad de México.

Otro aspecto de importancia es que algunos de los campesinos de UES que reclaman estas tierras son ya propietarios de ranchos y predios en diversas comunidades. Es el caso de Lorenzo Juárez López, actor y promotor de la invasión paramilitarizada en 24 de Diciembre, con propiedades en Nuevo Momón y Ojo de Agua. Todos participan en empresas productivas y comerciales ligadas a la UES, como El Café de la Selva; se benefician de los diversos proyectos gubernamentales y respaldan ampliamente la aplicación del Programa de Certificación de Derechos Ejidales-Comunales (Procede). Caciques pues. E informantes "colectivos" para el mencionado libro de El Colegio de México. Independientemente de sus posibles virtudes como síntesis históriográfica e interpretacion sociológica "de caso", el libro funciona como una pieza de la estrategia de confrontación entre comunidades.

Como parte de su pedigrí político, la priísta UES se vincula con el grupo Sociedad Campesina Magisterial (Socama), al grado de ser parte de la llamada "Socama verde". Esa corriente del Sindicato nacional de Trabajadores de la Educación se asoció abiertamente a la creación de grupos paramilitares como Paz y Justicia (en la zona norte) y los sicarios de los Altos que perpetraron la matanza de Acteal.

Ante la franca hostilidad de los invasores del terreno autónomo, los zapatistas muestran sorpresa al verlos tan "envalentonados" cuando anuncian su intención de destruir las 16 hectáreas de milpas y frijolares de los zapatistas y quemar sus casas con gasolina. "¿A poco creen que nos vamos a dejar?", se preguntan los rebeldes.

 
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